Estudió Biología en la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), donde, también, cursó una maestría en mejoramiento genético de plantas, para luego obtener su PhD. en la Universidad de Birmingham (Reino Unido) en Gisella vivió en Francia durante 10 años, trabajó en GENOSCOPE donde construyó el mapa físico del cromosoma XII del arroz y contribuyó con su secuenciamiento de manera activa.
Ha trabajado en INRA en el clonamiento posicional de genes de resistencia viral en el melón. Tiene una amplia experiencia internacional, habiendo liderado un programa a nivel mundial para el mejoramiento genético y evaluación de bananas y plátanos en el INIBAP. Ha coordinado varias redes mundiales de científicos como la red Mundial de científicos peruanos y la red de Promusa. Fue coordinadora de la red latinoamericana de científicos en solanaceas, LATSOL.
A su regreso al Perú en el 2005, lideró la investigación sobre el clonamiento posicional del QTL 4HL de resistencia a la roya en la cebada y sobre la identificación y utilización de resistencia durable a enfermedades de cebada en América Latina. Ha sido la investigadora principal del proyecto de secuenciación del genoma de la papa en el Perú y fue el punto focal del Consorcio de secuenciación del genoma de la papa en Latinoamérica y miembro del consejo directivo mundial. Esta investigación, ha sido publicada recientemente en la revista Nature. Otros intereses que tenia Gisella durante su trabajo como investigadora, incluyeron el fingerprint molecular de uvas pisqueras y códigos de barras de ADN de plantas medicinales. En la Universidad Cayetano Heredia, su laboratorio tenia 31 personas. 1995.
Gisella Orjeda Fernández es científica y presidenta ejecutiva del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem). Quiere que la institución asuma investigaciones de alto nivel como las que hará en el Proyecto Huascarán que, al lado de expertos de la Universidad Estatal de Ohio, estudiará los 20,000 años de los glaciares del famoso nevado.
A los 3 años supo que sería científica, recuerda; en vez de jugar “a las muñecas” prefería operarlas. A Gisella, hacer pócimas con las plantas, disfrutar del equipo de química que le obsequió su padre y leer libros sobre la naturaleza le alegraron tanto su niñez que la encaminaron hacia la biología, especialmente a la genómica.
Gisella Orjeda recuerda su primer día de colegio como si estuviera viendo una película. Tenía tres años, pero no derramó ni una sola lágrima al despedirse de sus padres en la puerta. «Yo estaba sorprendida de que todos los niños lloraran, no entendía por qué», cuenta. Ella, por el contrario, rompía en llanto cuando sonaba el timbre de salida. La mujer que busca talento para que el país crezca siempre ha ido contra la corriente.
Aquí en el Perú, donde ser científico es un trabajo para intrépidos, ella quiso ser bióloga y genetista. En una sociedad donde aún se confina a las madres al gobierno íntimo de sus casas, Gisella decidió viajar a otro continente con sus dos hijos para seguir un doctorado. Cuando estaba cómoda y establecida en Francia, regresó a Perú para compartir todo lo que había aprendido: «sin conocimiento la innovación no es posible», afirma. Ella vive y trabaja bajo esa premisa.
Vivió experiencias de investigación importantes, entonces, ninguna relacionada con la administración pública, hasta que ingresó al Concytec. Allí se dio cuenta del impacto que tenía trabajar en el Estado, pues se hacen muchas cosas que no se podían hacer en el ámbito privado. “Fui muy feliz, me sentí totalmente realizada”, rememora.
¿Cuán importantes son la ciencia, la tecnología y la innovación en un país?
Sin ciencia, tecnología e innovación no hubiéramos salido de las cavernas. Esa es la importancia. Sin ciencia, tecnología e innovación, no habría maíz, no habría papa, no habría animales domésticos. No hay ningún solo acto del ser humano que lo haya llevado a un estadío de bienestar superior que no tenga componente de conocimiento.
¿Qué inspira en ti la ciencia?
No tengo idea. Todo me parece interesante, quiero saber por qué, no me contento con explicaciones ilógicas. Nunca, soy así desde chiquita. Si alguien te explica algo que no te convence ¿te quedas contenta? Todas las clases en mi colegio me parecían interesantes. No estudiaba porque me tenía que sacar una nota. En el colegio nunca he estudiado porque me acordaba todo como una película.
¿Y qué tal te iba?
Bien. Las cosas en las que era peor eran Historia porque no es lógica la Historia; Educación Cívica porque no es lógica la Educación Cívica, Geografía me parecía difícil porque en el colegio, o al menos en esa época, era una materia memorística. Entonces a todo eso no le veía una lógica, no era fácil acordarse.
Sé que te gusta cocinar ¿qué cocinas?
De todo. Tengo una gran colección de libros de cocina. Por ejemplo, voy a un museo en Londres ¿qué me compro? Un libro de cocina medieval. Luego consigo los ingredientes y preparo lo que dice en el libro. En la época medieval no había las especias que hay hoy día, la gente le daba sabor a la comida por ejemplo con olores de flores. No había pimienta, no había tomate, no había papa, no había arroz. ¿No te parece divertido? Luego haces una cena medieval en tu casa. Cocinar es como estar en el laboratorio, súper simple, solo sigues la receta.
¿A quién admiras?
Richard Dawkins. Es un biólogo inglés que tiene varios libros, uno de ellos se llama «El gen egoísta». Es inteligente, tiene ideas súper estupendas, lógicas, basadas en conocimiento. Es un etólogo, un biólogo evolutivo y es escritor.
Es inevitable preguntarte si ves «The Big Bang Theory».
Claro, The Big Bang Theory me encanta. Yo soy Sheldon. ¡Ya sé! Mi frase ideal sería ¡Bazinga! (reímos). Mis hijos dicen que yo soy Sheldon. Me encanta esa serie, pero hace tiempo que no la veo, la grabo a diario, automáticamente, y cuando se me ocurre, veo capítulos pasados. Es una buena recolección sobre los científicos, por supuesto que es una exageración y una caricatura, pero sí está hecha con conocimiento de causa. Uno se ve a sí mismo allí.
Existe el estereotipo de que los científicos son cuadriculados, ¿pueden ser creativos?
Los científicos son súper, hipercreativos, solo que somos creativos con las cuestiones de conocimiento. Uno tiene muchas maneras de ser creativo. Nosotros lo somos de forma lógica.
Con todas las lecciones aprendidas durante ese quinquenio, Gisella asumió en agosto del 2020 la presidencia ejecutiva del Inaigem. Un reto, dice ella, pues quiere que esta entidad pública de investigación apunte a desarrollar estudios de alto nivel sobre temas que le han sido encomendados.
“Quiero llevar al Inaigem a otro momento de su historia, que sea el instituto directamente relacionado con la problemática del cambio climático sobre la naturaleza. Tiene que producir información para que otros decisores diseñen políticas públicas que impacten en todos los peruanos, pero también en el mundo”.
Así se entrenó para aprender, tener memoria y hacer conclusiones que años después le servirían para promover con certeza, desde el Estado, la ciencia, investigación y tecnología en el Perú. En ese afán está Gisella, una mujer que nunca sintió que fuera original por ser una apasionada de la ciencia y que, además, no le gusta el “borrón y cuenta nueva” porque es de mediocres, dice.
Por eso, al asumir el convenio de colaboración que firmó su antecesor con la Universidad Estatal de Ohio, lo transformó, cuenta, en convenio de coparticipación en la expedición que investigará 20,000 años de los glaciares del Huascarán.
“Es un honor ser partner del jefe de la expedición, Lonnie Thompsom, reconocido estudioso de los glaciares del mundo, y participar de forma integral. El deber del Inaigem es estar en el Huascarán antes de que el cambio climático afecte la nieve y su huella histórica. Quien dirige una entidad pública es responsable de tener una visión para la institución y el servicio que debe darle al Perú”.
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