Primera médica peruana
Laura Esther, nació un 18 de octubre de 1872 en Supe, en lo que hoy se conoce como Campiña Baja, en la provincia de Barranca. Tras pasar su infancia en Supe antiguo, su familia se trasladó a Lima, donde estudió la primaria en el Colegio Badani. Desde pequeña destacó por su inteligencia y curiosidad. Esto la llevó a seguir queriendo conocer más sobre el mundo. Su hermano Abraham estaba en la secundaria en el Colegio Guadalupe y ella anhelaba poder cursarla. Sin embargo, en esa época la secundaria era solo para varones. Se creía que las mujeres solo necesitaban saber leer y escribir, el único requisito que tenían para el matrimonio. No crecer académicamente no era una opción para Laura Ester. Por ello, se propuso estudiar todo lo que aprendía su hermano. ¡Ideó un gran plan! Cada día, cuando Abraham regresaba del colegio, le pedía prestados sus cuadernos y los de sus compañeros para repetir las lecciones y estudiarlas. Con esta estrategia y con una tenacidad envidiable, cumplió su objetivo contra todo pronóstico.
Muy joven terminó su instrucción secundaria, pero como en aquel entonces no existían colegios oficiales de instrucción secundaria para señoritas, la Dirección de Instrucción nombró un jurado especial para tomarle el examen; aprobándolo con nota sobresaliente. Luego, se preparó con igual persistencia e ingresó, en mayo de 1892, a la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con el calificativo de 20, mereciendo comentarios del diario El Comercio, ya que era la primera mujer en el Perú que ingresaba a la Universidad, a la edad de 19 años. En ella no cesaba su espíritu sediento de conocimientos. Aún antes de concluir los estudios en la Facultad de Ciencias, se matriculó en la Facultad de Medicina, en el año de 1894. Así fue como ingresó la primera mujer peruana a los estudios médicos, a la edad de 21 años.
Para sus trabajos de anatomía, por entonces con severas restricciones para las mujeres, debió estar detrás de un biombo. A veces preguntaba, y se la comparaba como la de un ciego que quiere reconocer una realidad que no ve. En su casa repasaba con su hermano Abraham, quien también estudiaba medicina, todos los pormenores, como si estuviera en la sala de disección. Por sus altas calificaciones había sido comentado su caso en los pasillos del Congreso de la República-, una ponencia fue aceptada y por Resolución Legislativa del 15 de diciembre de 1895 el Congreso Nacional le concedió un subsidio de 40 soles mensuales hasta el término de sus estudios. A la vez que cursaba el tercer año, tuvo una autorización especial del Decano de la Facultad de Medicina para realizar disecciones anatómicas en sala separada, en compañía de su hermano Abraham.
Tales circunstancias representaron un enorme adelanto y superación para su tiempo. Su rendimiento fue brillante y a través de sus estudios mereció los primeros premios para los grados de Bachiller y Doctorado, según anota Alberto Tauro del Pino en su Enciclopedia Ilustrada del Perú, Lima, 1987 Cuando estudiaba el quinto año de medicina, fue la primera mujer en el Perú en obtener el grado de Bachiller en Ciencias, el 27 de octubre de 1898, con calificativo sobresaliente. Su tesis fue sobre “Estudios Geológicos en la Provincia de Chancay” y por su calidad fue publicada en los Anales Universitarios, Tomo XXVI. Este acontecimiento fue publicado al siguiente día en el Diario El Comercio.
Continuó estudios y prácticas clínicas y de laboratorio en la Facultad de Medicina. Alcanzó el grado de Bachiller en Medicina con la Tesis “Empleo del Ictiol en las Inflamaciones Pelvianas”, que lo obtuvo el 23 de diciembre de 1899, Y, luego de rendir los exámenes integrales, recibió el Título de Médica Cirujana, por primera vez otorgada a una mujer, con fecha 25 de octubre de 1900. Era así la primera mujer que juró la demanda hipocrática en el Perú
Fue clínica asistencial al lado de los maestros Bello y Corpancho. Tenía el corazón avivado y era solidaria. Así, fundó la Primera Escuela de Enfermería del país donde ejerció la docencia, enseñando anatomía, fisiología e higiene, con prácticas en los hospitales Santa Ana y Dos de Mayo. Con el producto de las erogaciones compró un equipo completo de cirugía, que entregó al Hospital Militar. Igual-mente, fue solidaria durante el conflicto con Ecuador, en el año 1910, pues organizó la «Unión Patriótica de Señoras». En el Perú, había alta mortalidad materno-infantil y por tuberculosis. Investigó sobre la tuberculosis y presentó una ponencia al respecto en el V Congreso Médico Latinoamericano celebrado en Lima, en 1913: «La necesidad de la declaración obligatoria de la tuberculosis pulmonar y del establecimiento de sanatorios por el Estado». Contribuyó así al desarrollo de la salud pública nacional.
La Doctora Laura Esther Rodríguez fue médica de la Escuela Normal de Mujeres, del Liceo Fanning, de los Conventos de La Concepción, Jesús María y Nazarenas. Infortunadamente, cuando todavía se esperaba mayores contribuciones suyas a la vida nacional, la pionera médica peruana, después de padecer una prolongada enfermedad, falleció en Lima el 6 de julio de1919, a la edad de 46 años. Sin lugar a dudas, el fulgor de su ejemplo y la dignidad que supo dar a su quehacer profesional, constituyen un paradigma para la mujer peruana. Ella fue médica, clínica, docente, investigadora y líder de la comunidad. Delineó las rutas, tal vez sin advertirlo plenamente, en las cuales las venideras médicas peruanas habrían de continuarla en el ejercicio de la profesión médica.
Ella dio el primer paso para lograr la común unión participativa de la mujer en la vida nacional, en igualdad de condiciones. También, contribuyó eficazmente al bienestar y desarrollo de la salud pública nacional. La Beneficencia Pública le erigió un busto en el Parque de la Historia de la Medicina Peruana, con una placa recordatoria, en Lima, en el año 1972, donde decía: «Placa Recordatoria a la Dra. Laura Esther Rodríguez Dulanto. 1876-1919. UNMSM22-IX-1900». Hoy, su nombre perdura en el Hospital MINSA de su pueblo natal Supe (8). En Lima es homenajeada por la Asociación Cultural Vidal Hijos de Supe y por su Alma Mater
Referencias:
elpais.com/elpais/2018/10/18/ciencia/1539849760_173424.html
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