Se ha creído de forma generalizada que la actividad física era el mayor generador de estrés oxidativo (oxidación de nuestras células que acaba por aduciendo su envejecimiento), y por ello se ha tratado de ofrecer productos antioxidantes para combatirlo. Pero el estrés oxidativo no solo depende de la cantidad de oxígeno reactivo causante del envejecimiento celular, sino de la relación que existe entre la producción de estos cuerpos y los antioxidantes encargados de compensar y reparar todo el daño que han causado los primeros. Es decir, si conseguimos generar más antioxidantes que sustancias oxidativas estaremos generando una situación favorable para combatir el envejecimiento celular.
Las evidencias científicas más recientes muestran como la actividad física, independientemente del sexo, edad, o de la intensidad, volumen y tipo de ejercicio que realicen, no solo aumenta la producción de antioxidantes, sino que, además, reduce los marcadores de estrés oxidativo (los que se encargan de provocar el envejecimiento celular). Esto quiere decir que cualquier persona, independientemente de su edad o condición física, se podrá beneficiar de la actividad física que realice protegiéndole de diversas enfermedades y riesgos que pueda padecer.
Según la OMS, una persona adulta (entre 18-64 años) debería realizar entre 4 o 5 horas semanales para tener un buen estado de salud general. Una semana tiene 168 horas, si lo vemos así no es tanto. Pues bien, hay un dato importante que pone en riesgo a esta población, y es que un 30% de los adultos de todo el mundo no realiza suficiente actividad física. Esto, aunque pueda parecer una tontería, supone un mayor factor de riesgo que fumar, tener altos niveles de colesterol, hipertensión y cualquier otra causa de mortalidad.
También se ha visto que un estilo de vida sedentario se relaciona con multitud de patologías, como por ejemplo obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades coronarias, etc.
Como vemos el sedentarismo se relaciona con muchas enfermedades, así como con un alto nivel de mortalidad, y normalmente están relacionadas con patologías del sistema inmune o metabólicas, incluyendo procesos degenerativos como el estrés oxidativo o la inflamación crónica, que ambas están vinculadas con el proceso de envejecimiento que antes comentábamos.
La actividad física reduce la inflamación crónica a largo plazo y reduce la inflamación crónica a largo plazo, como también el estrés oxidativo, con lo cual, implementando el hábito de entrenar podemos prevenir enfermedades neurodegenerativas, arterioesclerosis o cáncer entre otras.
También obtendremos mejoras en otros aspectos como por ejemplo en el envejecimiento celular, que aumenta nuestra sensibilidad a la insulina mejorando la vida de las personas con diabetes, o que se reduzca el colesterol.
Pues bien, cualquier tipo de actividad física puede producir beneficios de este tipo, pero en concreto hay evidencias científicas que nos muestran cómo el entrenamiento de la fuerza está muy relacionado con una mejora en el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y metabólicas, así como con el tratamiento de la hipertensión y la diabetes tipo 2 entre muchas otras.
Referencias:
- blogs.alimente.elconfidencial.com/mas-anos-mas-vida/2020-09-14/ejericio-longevidad-genetica_2743540/
- clikisalud.net/ejercicio-y-longevidad-lo-que-debes-saber/
Comments