La siguiente fábula de Mariano Melgar narra la disputa entre un ruiseñor que entonaba hermosas melodías y un loro majadero. Ambos cantaban con gran pasión, y el calesero siempre se inclinaba por el loro, es así, como el ruiseñor intercambia algunas palabras malhumorado contra aquel loro. El cual, sin mucha prisa le responde educadamente. ¿Cómo continua la historia?
«El buen gusto mis amos me han formado;
De la niña y su amor se les da un pito
Pero el teatro leva a los cielos,
Y hay bravos y palmadas a porfía,
Cuando hay encantador, diablos y vuelos»
Con toda la expresión de su dulzura
un Ruiseñor cantaba
su amor y su ternura,
a tiempo cabalmente que pasaba
por la calle vecina un calesero,
que despreciando tan divino canto,
corrió a escuchar a un loro majadero,
no por que hiciese más, ni aun otro tanto
sino porque sin gracia, ni destreza,
como quiera decía:
“Chapín de la condesa”.
El Ruiseñor al ver su melodía
por una patarata despreciada,
le grita: “No perdono:
usted no tiene orejas, camarada”.
Debió gritar el ave con mal tono;
porque el buen calesero avergonzado
pudo apenas decir: “no señorito,
el buen gusto mis amos me han formado:
De la Niña y su amor se les da un pito:
pero el teatro eleva a los cielos,
y hay bravos y palmadas a porfía,
cuando hay encantador, diablos y vuelos”.
Vaya que el calesero lo entendía.
Moraleja: los gustos populares son difíciles de comprender
Fuente:
sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/literatura/melgar
diarioinca.com/fabula-mariano-melgar
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