La siguiente fábula de Mariano Melgar cuenta la historia de un cantero rollizo, el cual, de manera brusca y salvaje trataba muy mal a su tropa de asnos.
Molesto les exigía ser más veloces, gallardos y con brío, pero a la vez no los alimentaba y siempre se la pasaba pegándoles. En eso uno de ellos respetuosamente le responde que no pueden dar más si los tiene en pésimas condiciones.
¿Qué otras cosas le dijo al cantero?
Nos dicen ciertas gentes
que es incapaz el indio;
yo voy a contestarles
con este cuentecito.
Baja una mañana
un cantero rollizo
repartiendo y lanzando
latigazos a gritos
sobre su infeliz tropa
de cargados borricos.
«¡Qué demonio de brutos!
¡Qué pachorra! …me indigno!
Los caballos son otros,
tienen viveza y brío;
pero a estos no los mueve
ni el rigor más activo».
Así clamaba el hombre;
mas volviendo el hocico
el más martagón de ellos
en buena paz le dijo:
«¡tras cuernos palos! ¡Vaya!
nos tienes mal comidos
siempre bajo la carga,
¿y exiges así brío?
¿y con azote y palo
pretendes conducirnos?
¿y aún nos culpas de lerdos
estando en ti el motivo?
con comida y sin carga,
como se ve el rocino,
aprendiéramos luego
sus corbetas y brincos;
pero mientras subsista
nuestro infeliz destino,
¡bestia el que se alentara!
lluevan azotes: lindo;
sorna y cachaza y vamos,
para esto hemos nacido».
Un indio, si pudiera,
¿no dijera los mismo?
Moraleja del cantero y el asno: no puedes exigir resultados diferentes cuando oprimes a un pueblo. Si le das las condiciones y medidas adecuadas, trabajaran como lo deseas.
Fuente :
sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/literatura/melgar
diarioinca.com/fabula-mariano-melgar
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