En realidad no hay dieta que sirva de elixir rejuvenecedor o de antídoto frente al paso del tiempo, aunque también es cierto que se pueden evitar ciertos alimentos que aceleran este proceso y priorizar aquellos más saludables que ralentizan el envejecimiento celular.
Existe una serie de alimentos o componentes que, consumidos en exceso, afectan directamente a la elasticidad y tonicidad de la piel y al organismo, ya que favorecen la aparición de arrugas y de molestias físicas. Estos son algunos que deberías apartar de consumirlos frecuentemente y elegir alternativas saludables y antioxidantes en tu alimentación cotidiana si no quieres envejecer antes de tiempo.
Refrescos industrializados y bebidas gaseosas - El alto contenido de azúcares que contienen estas bebidas provoca que las células mueran rápidamente, lo que causa un envejecimiento progresivo.
Grasas trans- Este tipo de grasas se encuentran en la comida rápida –y los ultraprocesados en general– y aportan al organismo calorías vacías.
Las grasas trans contribuyen al desarrollo de procesos de inflamación crónicos que empeoran la salud y el aspecto. En cuanto a la piel, la hacen más vulnerable a los rayos del sol, al tiempo que obstruyen las arterias y los vasos sanguíneos.
Sal - Según los expertos, el sodio se vincula con el envejecimiento de las células. Incorporar este condimento en exceso en la dieta habitual provoca un rápido aumento de la tensión arterial y esto genera una reducción en la producción de colágeno, que deriva en un envejecimiento prematuro. Además, el sodio provoca la retención de líquidos y favorece la celulitis y la hinchazón de la piel, contribuyendo a la hipertensión.
Azúcares - El consumo de azúcares afecta a los vasos sanguíneos y por tanto reduce la elasticidad de la piel. Su consumo en exceso acelera el envejecimiento y puede conducir a enfermedades como la diabetes. Además, una dieta rica en azúcares provoca arrugas en la piel, problemas renales y enfermedades cardiovasculares.
Picante -La comida muy picante dilata los vasos sanguíneos favoreciendo su ruptura. Esto a su vez provoca que la piel pierda elasticidad, tonificación y color natural.
Carne roja y procesada - La carne roja es rica en carnitina, sustancia que en exceso provoca un endurecimiento de los capilares y, por tanto, un envejecimiento prematuro. Por otro lado, los sulfitos –y otros conservantes de ciertas carnes–, provocan inflamación en la piel y enrojecimiento. Además, las carnes procesadas suelen ser ricas en sal.
Colorantes - Estos aditivos artificiales contienen sulfitos que, como ya se ha mencionado, afectan directamente a los vasos sanguíneos y a la piel, provocando una pérdida de elasticidad y causando de las arrugas prematuras.
Galletas, bollería, ¨nuggets¨- Refrescos, galletas, aperitivos salados, bollería, nuggets, sopas de sobre. Cada vez hay más disponibilidad de alimentos procesados, listos para comer, cuyo consumo frecuente se asocia con la obesidad y el aumento de riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer. Esto se debe al alto contenido en grasas poco saludables, azúcares y sal que contienen estos productos.
Una correcta dieta antienvejecimiento supone reducir el consumo de carnes y productos procesados, y de azúcares añadidos, así como elevar el consumo de verduras y frutas, aún más importante a partir de la madurez, y en edades más avanzadas, como la mejor fórmula para "lucir un aspecto saludable durante más tiempo".
La alternativa Antiaging
Frente a todos estos malos hábitos de alimentación, hay que potenciar el consumo de alimentos ricos en antioxidantes, ya que estos nos ayudarán a contrarrestar el estrés oxidativo causante de la inflamación y el daño de los tejidos. Los aportes extra de nutrientes antioxidantes como las vitaminas C y E, la provitamina A y los minerales zinc y selenio, que ayudan a la producción de colágeno -proteína responsable de la elasticidad de la piel previniendo su envejecimiento- deben estar también presentes en esa alimentación para ralentizar el envejecimiento.
¿Qué alimentos contienen estos nutrientes? Las frutas frescas, como frutos rojos o cítricos, las verduras, como el pimiento rojo rico en vitamina C y aquellas de hojas verdes, frutos secos y semillas con alto contenido en vitamina E, minerales y omega 3, té verde (matcha) rico en antioxidantes, y cúrcuma y jengibre por sus propiedades antiinflamatorias.
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