Navegando en el mar de desconfianza que afecta al motor de la inversión privada en el Perú.
A nivel mundial las expectativas de los agentes económicos revela que tres de cuatro adultos señalan que la recuperación de las economías en 29 países se darían al menos en dos años más, en el caso peruano aún la aprobación del actual gobierno y los poderes del estado enfrentan desafíos en la aprobación de su accionar por parte de los ciudadanos, de ahí que el 60% de peruanos según IPSOS considera que el país se encuentra fracturado y un 59% considera que el país se encuentra en el tramo de expectativas negativas o de declive, principalmente por el inadecuado uso del poder de los políticos y la polarización de los ricos y pobres, acentuando las brechas sociales.
En dicho contexto los agentes económicos han reaccionado ante la debilidad de la economía peruana, reflejando en el segundo trimestre del 2022 la inversión privada sol ha crecido 1% a pesar de los altos precios de los metales por el desaceleramiento marcado de la menor perspectiva de ejecución de los proyectos mineros y los bajos niveles de confianza empresarial.
Para el Banco Central de Reserva del Perú (2022) al cierre del año 2022 la inversión privada crecerá 0% con una proyección al 2023 del 1.8% en la inversión privada explicado principalmente por el desaceleramiento de los proyectos mineros como Quellaveco y Toromocho por la persistencia de los conflictos sociales y los términos de intercambio menos favorables, así como el menor volumen de importaciones de bienes de capital, el desaceleramiento del sector construcción y las expectativas empresariales ubicadas en el tramo pesimista y junto a la caída significativa de la inversión privada en infraestructura de transportes que se viene contrayendo desde el año 2021 por la caída significativa de la adjudicación de proyectos de asociaciones público-privadas (APP) ocasiona que las perspectivas de crecimiento del sector privado con un escenario internacional en recesión por la incontrolable inflación y el incremento sostenido de las tasas de interés de referencia que frena el consumo privado con escenario político adverso que no genera confianza a los inversionistas tanto nacionales e internacionales se proyectaría que la tasa de crecimiento de la inversión privada crecería 0%.
Para el Instituto Peruano de Economía (2022) la proyección del crecimiento de la inversión privada sería una caída del 2% explicado por factores internos y externos que conlleva a que la confianza en los mercados y la capacidad de gobierno se vuelva cada vez más relevantes en los que conlleva que los aspectos económicos y políticos se conjuguen cada vez en un sesgo conductual que quien navega en el mar de la desconfianza generando asimetrías de información y poder erosiona en importantes problemas sociales y económicas que conlleva a que el sector privado se resienta y retroceda en sus expectativas de inversión impactando sobre la menor creación de empleo.
La evidencia empírica muestra que por cada incremento del 1% en el componente del índice de confianza empresarial, la inversión privada se incrementa en 0.6%; de ahí que la predictibilidad y seguridad de los futuros de la economía y con una estable macroeconomía, permitirá reducir la tasa de pobreza, incrementar el empleo y por ende mejorar los ingresos laborales.
El programa Impulso Perú recientemente anunciado por el Ministerio de Economía y Finanzas propone evitar la desaceleración de la economía a partir de tres ejes claves en torno a mejorar las condiciones para el gasto privado, acelerar la inversión pública y recuperar la confianza que permitan accionar a las necesarias reformas estructurales a partir de facilitar, fortalecer y destrabar la inversión privada, de la mano con crédito al tejido empresarial Mype y activar la hoja de ruta de la OCDE a partir de un nuevo Plan de Competitividad y Productividad que nos permita retornar a nuestra senda de crecimiento económico.
Sin embargo para que cualquier estrategia de crecimiento sea factible, es necesario comprender que el principal motor que moviliza recursos es el sector privado, pero que enfrenta desafíos como los elevados costos laborales, significativa carga tributaria, altos costos logísticos, limitado financiamiento e innovación, inestabilidad normativa, debilidad de los derechos legales y un clima de negocios inadecuado que ha ubicado al Perú en un círculo vicioso, que unido a la alta informalidad ha conllevado a un desempeño cada vez menos productivo y competitivo.
Es necesario que la agenda de gobierno incluya propuestas de política para verdaderas reformas estructurales en crecimiento de la inversión privada y productividad; enfrentando los desafíos que favorezcan la flexibilización de los factores productivos como el empleo, un entorno empresarial que promueva la innovación y el incremento de la productividad, estimular el desarrollo empresarial en sectores de manufactura y servicios que conlleve a un capital humano calificado y de innovación en los procesos, así como reducir las barreras de financiamiento que conlleve a una mejor provisión del crédito e instrumentos innovadores de financiamiento; así mismo la capacitación e inserción laboral de jóvenes y la eliminación de la discriminación en el mercado laboral se vuelve imperante para el logro un Perú con mayor productividad y competitividad.
Referencias:
- Mg. Yefferson Llonto Caicedo es economista de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Maestro en Ciencias con Mención en Proyectos de Inversión. Socio del Gremio de Proyectos de la Cámara de Comercio y Producción de Lambayeque.
- Brenda Vallejo Mezarina, es estudiante de Economía y Negocios Internacionales en la Universidad Esan.
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