Después del Bicentenario el rumbo incierto para los peruanos
Los últimos gobernantes que antecedieron a la actual gestión del presidente Castillo han enfrentado diversos contextos económicos y políticos para llegar al Bicentenario. Sin embargo, pocos han tenido un clima interno político tan desalentador con una corriente de izquierda en América del Sur que junto al contexto global de recesión mundial, crisis de abastecimiento de los alimentos, inflación creciente, rebrote de la pandemia y una posible pérdida de calificación crediticia producto de la desconfianza ciudadana se traduce que siete de cada diez peruanos considera que el país retrocede con un pesimismo empresarial y del consumidor equivalente a lo de los años 80.
El riesgo inflacionario y de volatilidad del tipo de cambio se encuentra latente a nivel mundial originando desconfianza en los inversionistas nacionales y extranjeros, que junto al factor interno político origina expectativas de incertidumbre de los decisores políticos, que tienen la responsabilidad de brindar señales claras, racionales y precisas, para que vuelva la confianza y culmine las especulaciones.
La bonanza de la economía peruana durante la última década se ha caracterizado por su solidez macroeconómica y significativo crecimiento del producto bruto interno per cápita que se ha duplicado entre los años 2000 y 2019; sin embargo, sostener dicho crecimiento económico requería avizorar reformas estructurales de largo plazo que conlleve a un utópico escenario de mejora de la calidad de vida, quedando postergado en los actuales indicadores económicos por encontrarse sometidos a la incertidumbre política de un gobernante que no tiene en claro la planificación de direccionar los escasos recursos públicos hacia política públicas que conlleve a revertir dichos indicadores económicos negativos sumado a un contexto internacional de presión inflacionaria, crisis energética y el menor crecimiento económico mundial por la crisis bélica entre Rusia y Ucrania.
La confianza empresarial de la economía peruana se encuentra en un escenario adverso y en los mercados internacionales con las medidas planteadas por el legislativo y ejecutivo impacta en la calificación crediticia y reduce el grado de inversión, afectando de esta forma a los bonos peruanos como lo refleja la última caída de la bolsa de valores tras la medida aprobada como el sexto retiro de los ahorros previsionales de las AFP que ocasiona un impacto negativo en la economía peruana.
Nuestra situación en los 201 años del Perú se vuelve compleja con un presidente muy cuestionado y sin rumbo en sus políticas públicas que viene generando impactos negativos en diversos sectores económicos y una vulnerable economía a choques externos e internos que conlleva a una situación que pone en riesgo al crecimiento económico proyectado en 3.1% según el Banco Central de Reserva del Perú con un crecimiento de la inversión privada en 0% y una inversión pública que crecería en 2.1%, retrocediendo en los indicadores sociales y las brechas estructurales que presenta el país en términos de pérdida de empleo y destrucción de la capacidad adquisitiva.
Un Perú sin mover la inversión privada como instrumento para salir de la crisis de recesión o estanflación; así como una inversión pública con poca capacidad de gasto por parte del gobierno nacional y los salientes gobernantes de los subnacionales ha originado que no se recupere la economía a nivel de pre pandemia y la incertidumbre política con un aislado y arrinconado poder ejecutivo y un legislativo fraccionado en la toma de los decisores políticos que conlleva a la pérdida de institucionalidad y un horizonte de incertidumbre sin planificación del rumbo que debe tomar el país para volver a la senda del crecimiento.
El país necesita de una visión de futuro con un sentido prospectivo de lograr el bienestar colectivo pero requiere de tomar acciones ciudadanas y del colectivo para lograr un país con ambición nacional, un gobierno activo, con instituciones socialmente eficaces y eficientes, identidad nacional bajo el bienestar común, contraloría social y un énfasis a migrar hacia un país que aprenda y adapte las innovaciones tecnológicas agregando valor agregado a su economía que le permita sobresalir en el corto y largo plazo.
El ciclo político en estas fiestas patrias del Perú será la herencia más letal de un gobierno que error tras error ha ocasionado una decepción en el rumbo que tomaran las decisiones de largo plazo del tejido empresarial de las familias y las empresas en un país con gran riqueza de recursos naturales y cultural que habría logrado abrirse paso en la mayor crisis sanitaria mundial con reformas estructurales claras que permita alcanzar su potencial con mejor calidad de vida para sus ciudadanos.
En el mensaje presidencial del 28 de Julio no solo requiere llamar a la concertación o trabajo en conjunto de los poderes del estado; sino también una autocrítica del gobierno Castillo que ponga en la balanza lo actuado en el año de gestión y comprender las frustradas expectativas de la población; así como la menor bonanza de los precios internacionales de los minerales y un gobierno de confrontación que ocasiona la inestabilidad económica conllevando que sus tropiezos, escándalos y desatinos políticos avizoran un futuro nebuloso para la economía peruana. Siendo necesario y urgente pensar la forma de llevar a cabo las políticas públicas o dar un paso al costado para que se empiece a ejecutar reformas estructurales claves tanto para aumentar la productividad, reducir la informalidad y cerrar las brechas marcadas de infraestructura, siendo necesarias para impulsar el sector productivo del país, reducir los costos logísticos e impulsar los índices de producción; así como tener gestores públicos que conlleven a una verdadera reactivación económica con una mejora en la productividad que se traduzca en bienestar de los ciudadanos.
Referencias:
- Mg. Yefferson LLonto Caicedo es Economista, con Maestría en Ciencias con Mención en Proyectos de Inversión de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo.
- Brenda Vallejo Mezarina es Estudiante de Economía de la Universidad ESAN.
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