Es necesario el cambio de constitución para la economía peruana: Miremos el caso chileno.
El Instituto Peruano de Economía (2022) señala que el mayor beneficio de la constitución de 1990 fue el mayor bienestar generado a los hogares más vulnerables reflejando en el gasto promedio de los pobres que se incrementó en 85% en el periodo 2004-2019, logrando un coeficiente de Gini de 3.8% en el 2021 y 2011 a diferencia del país de Chile solo reduce su índice de desigualdad en 2.2%.
El Banco Mundial considera que el Perú se ubica en el puesto 65, teniendo el principal punto crítico las brechas sociales en torno a lograr una igualdad dado el inadecuado acceso a los servicios públicos como calidad de educación, salud, justicia, seguridad, infraestructura y otros a diferencia de Chile que se ubica en el puesto 33 que ha logrado a través de una mejor gobernanza con una visión de país y con un mejor índice de corrupción y logrando reducir las desigualdades de acceso a los servicios básicos con un mejor desarrollo de infraestructura de conectividad a logrado mejora de bienestar a la población vulnerable.
El contexto anteriormente descrito conlleva a diversas reflexiones en torno a la discutida asamblea constituyente para el cambio del accionar del enfoque económico peruano y el enfoque de política económica, donde la corrupción asociada con los incentivos perversos y las series de casos que ha desvirtuado la institucionalidad en el Perú, trajo consigo opacar a la estrella brillante de la economía peruana en términos económicos.
Pues juzgar el axioma de una nueva constitución que cambien el modelo económico que después de 1990 la reforma estructural económica peruana conllevo al Estado de Derecho, la libertad y la democracia; además del rol de la empresa privada como motor del desarrollo, el papel fundamental del mercado como eje rector en la asignación de recursos; la apertura comercial, entre otras reformas, fueron básicas para el éxito económico obtenidos en los últimos años y medidos por el producto bruto interno, todo ello basado en una filosofía de la doctrina neoliberal y sus recetas.
Finalmente, el éxito del modelo económico peruano basado en la actual constitución es innegable basada en la evidencia de los organismos internacionales y lo avanzando en la reducción de la pobreza a pesar del quiebre con la COVID-19 en la reducción de las misma ha logrado mejorar el bienestar del país, evidenciándose inserción a los mercados internacionales, clima de inversiones estable, generación de empleo, desarrollo de un mercado laboral.
Sin embargo lejos de conllevar a realizar cambios constitucionales a través de la sonada asamblea constituyente se requiere de mejores políticas públicas que conlleven a un verdadero rumbo del país y el compromiso de sus hacedores políticos para atender lo que indica la OCDE de dar un impulso a fortalecer el aspecto institucional y la urgente gestión pública innovadora y moderna que conlleve a salir de la caja generando propuesta de valor que requiere ser complementado con las reformas estructurales de largo plazo en el sistema educativo, en el sistema judicial, en lo político, en la inversión competitiva en infraestructura de servicios públicos, en la preservación ambiental entre otros, que permita un crecimiento sostenido y avizorar hacia el desarrollo, para que se logre el reto pendiente de ser palpable en cada ciudadano peruano el bienestar de la actual constitución peruana que logre un impulso a fortalecer el aspecto de capacidades técnicas y humanas en la gestión pública peruana.
Referencias:
(1) D’Medina (2012). El modelo económico peruano: más allá de la leyenda.
Los autores: Yefferson Llonto Caicedo, es economista de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Maestro en Ciencias con Mención en Proyectos de Inversión de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. Brenda Vallejo Mezarina, es estudiante de Economía de la Universidad ESAN.
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