Nuevo Sistema Sanitario ante un emergente perfil epidemiológico
Del desastre socio sanitario por la presencia del COVID-19 en la mayoría de países de América Latina y particularmente en Perú, se culpabiliza básicamente al sistema de salud y a la educación, sin embargo, si ambos servicios ahora se muestran con una suerte de desnutrición crónica, seguramente como producto del germen o virus de la corrupción, plato favorito de cada uno de los gobiernos de turno, en menor o mayor magnitud, degustado desde las altas esferas de poder político hasta las unidades más pequeñas donde se ejecutan los presupuestos. Ello ha resultado en la mediocridad de sus agendas desde decenas de años atrás, y más aún en estos meses de pandemia, desnudando al ilusorio ¨Índice de Desarrollo Humano¨, que nos estuvo mostrando el ¨progreso¨ de nuestro país en esta quimérica prosperidad.
Para el 2019 el IDH sitúa a Perú entre los países de ¨renta alta¨, alcanzando una puntuación de 0.759, ubicándonos en el 9 lugar de 17 países de la región, no obstante este avance de ¨desarrollo¨ hoy por hoy, no parece ser coherente principalmente con la situación socio sanitaria en medio de la pandemia con la cual seguimos luchando con legiones de sanitarios que a diario reclaman protección tanto para ellos como para la población que atienden, y hacerle frente al virus; lamentablemente esta circunstancia la tendremos para rato. En los meses venideros y aun sin salir de la pandemia se avizora la reemergencia de enfermedades prevalentes que silenciosamente han avanzado, producto de su desatención, como la tuberculosis, la leishmania, y el VIH como las más perjudiciales, que prolongan estados de morbilidad o enfermedad entre la población, sin contar con los efectos secundarios de mediano y quizás de largo plazo, asociados a la infección por el COVID-19.
Para este ¨nuevo¨ contexto de enfermedad/salud, el sistema sanitario peruano tendrá que prescindir de las viejas políticas de salud y aprisionar una nueva dimensión como la I+D+I (investigación + desarrollo + innovación), desafío para un ¨nuevo sistema de salud¨, dada la imperiosa necesidad del emergente perfil epidemiológico, lo que contribuiría al real ¨índice de desarrollo¨ para el país. Además, es necesario que la política en salud actúe como Sistema en la medida de cohesionar cada uno de sus componentes aun cuando ellos tengan diferentes actividades.
La reforma de salud actual, contempla múltiples ¨componentes¨ de acción sanitaria, sin tener soportes fundamentales, y de allí los resultados que hoy vemos por la infección del COVID-19. Los meros componentes de la política de salud vigente, tienen que ser revalorados en el rango de Disciplinas cuyas acciones se concreten en la ciencia I+D+I, a manera de una pirámide cuadrangular y pueda sus lados cohesionarse y otorgar la máxima expresión de la salud.
La propuesta de los lados piramidales sanitarios converge en disciplinas y ciencia:
La nueva normalidad requiere de socavar viejas estructuras sanitarias para enfrentarnos a nuevos desafíos epidemiológicos que seguramente vendrán en los próximos años y más allá del índice de desarrollo humano buscaremos primordialmente el mejor índice de la salud peruana.
1. La salud pública (prevención y promoción de la salud con planes de intervención reales al contexto epidemiológico)
2. La atención biomédica (recuperación y tratamiento como oferta de sistema cohesionado)
3. La atención primaria de la salud (población con una conducta sanitaria activa para el autocuidado de su salud, abandonando la noción de demanda)
4. Recursos financieros (destinados fundamentalmente a la atención primaria de la salud sin descuidar la salud pública y la atención biomédica)
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