Bien, en el contexto general, la disciplina y el control del comportamiento son conceptos en continua interacción y en ambos conceptos subyace la noción del orden. No obstante, este orden como noción de disciplina en la medida que se relaja las varias restricciones sociales, deja de ser una virtud de concepto para ser un ejercicio de defecto, el desorden.
Y así, entre varios aspectos del comportamiento humano, la pandemia del COVID-19, también nos está mostrando la debilidad más cruda de nuestras actitudes, que nos lleva aun a la muerte u ocasionarla, y no solo es percibida en nuestra realidad peruana, también en otras del mundo que si bien ostentan una mayor calidad educativa, con un mejor comportamiento y más disciplinado, no ha sido ni es su mejor soporte de conducta para la mayor contención de la pandemia, cuyo efecto humano catastrófico nos evidencia la indisciplina casi mundial, y ello reclama reprogramar las instancias de los contenidos educativos técnicos incorporando los contenidos de una educación formativa en la dimensión de valores morales, si acaso la experiencia de sentir y ver esta carencia en el dolor y el gran sufrimiento que nos está causando esta situación, pueda despertar nuestros sentidos hacia la adopción de una ¨Nueva Educación¨ , en el contexto de la ¨nueva normalidad¨.
Si la educación tiene un origen etimológico del término educare (que significa ¨alimentar¨, ¨cuidar¨ de criar, conducir o guiar, es decir proporcionar lo necesario desde afuera) y de educere que significa extraer, sacar de adentro afuera, lo mejor de nosotros mismos), esta perspectiva ha sido acogida tanto por filósofos de la antigüedad y de la modernidad. Así, Sócrates consideraba la educación en base a la ética y a la ciencia arguyendo un perfil solidario en cuanto al conocimiento universal; Platón asumía que “la educación es la desalineación, la ciencia es liberación y la filosofía es alumbramiento”.
Ya en la modernidad, Immanuel Kant, sustentaba la educación en diversos aspectos, tales como los cuidados, la disciplina, y la instrucción vinculados al desarrollo de capacidades humanas, y la formación ligada a la educación moral y cívica, considerada como la meta fundamental del proceso educativo. Y seguramente otros filósofos fundamentaban la educación integral, nociones que no han sido recogidas para la educación moderna.
Hoy el COVID-19, en buena parte ha desnudado una educación desintegrada carente de la vertiente de valores morales, donde el orden y el respeto no han sido ni son precisamente las conductas que direccionan la prevención de la enfermedad tanto de la población como de sus autoridades ¿acaso la evidencia de esta experiencia dolorosa no debiera permitir la integralidad de la ¨nueva educación¨ en la medida de nutrirla con una formación cívica social y moral? Investigación, Desarrollo, ¿e Innovación en la educación? Si, pero no moldeándola en formas, mas bien en estructura, aunque ello signifique sacudir sus cimientos y aprendamos de la máxima de Siddhartha Gautama, el Budha. ¨el dolor es vehículo de conciencia¨, ¨La educación formativa pide una nueva oportunidad¨.
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