La vorágine de la pandemia COVIT 19, ciertamente encontró al sistema sanitario mundial en un estado de ¨aletargamiento¨ dado las atenciones de enfermedades, digamos comunes. Cuando despertamos al virus, la dinámica agresiva de este agente patógeno sui generis, viene dejando al sistema sanitario poco espacio para la defensa adecuada. Aun sin terminar de entender el grado de agresividad, los sistemas de salud tratan de blindarse en la medida en que pueden para enfrentarlo, priorizando su abordaje a esta enfermedad casi al 100%. Perú no está al margen de este contexto, y también ha desatendido una carga de morbilidad social prevalente como el de la anemia, donde el 52.7% de niños entre 6 a 36 meses están inmersos en este problema de salud pública, y aproximadamente el 29.6% de gestantes (INEI 2018); así mismo, la población que tiene VIH SIDA es aproximadamente 79,000 casos (58,000 – 110,000) según ONUSIDA Perú 2018; además, otros casos de morbilidad prevalente son la tuberculosis, malaria y enfermedades tropicales, que necesitan de tratamiento periódico y sostenido, los que si aún continúan al margen del COVIT 19, podrían tornarse como amenazas efectivas para seguir debilitando el sistema de salud actual, dada la agudización de ellas y la imperante necesidad de su atención. Sabemos del esfuerzo del gobierno y el propio sistema sanitario para dar respuesta a la pandemia; sin embargo, estas circunstancias de morbilidad ameritan encontrar alguna otra estrategia para para otorgar las atenciones y tratamiento necesarios, y evitar que estas poblaciones vulnerables aminoren aún más su capacidad de respuesta física para hacerle frente al virus, y este, favorecerse de un buen caldo de cultivo para golpear con más fuerza no solo al sistema también a la población. Bajo este marco se precisa: a) reforzar los procesos de abastecimiento de alimentos, la siembra, cosecha, obtención del producto, traslado a puntos de venta a manera de ¨mercadillos¨ comunales, barriales, itinerantes, siempre en el marco de las medidas de prevención COVIT 19, que no den lugar a aglomeraciones, además previniendo que los mayoristas se llenen los bolsillos en desmedro de los pequeños productores y la propia población. A ello se sumaría el control de precios. Así mismo una intervención más activa de líderes comunales, gobernaciones provinciales y gobernadores rurales, para contribuir con este proceso de alimentación sostenida, hay que evitar el desabastecimiento y la agudización de la anemia y otras complicaciones que se puedan asociar a la falta de alimentos. Bien, para las atenciones de las otras enfermedades antes mencionadas, todo el sector privado de salud debería sumarse al esfuerzo nacional por DEBER como una acción moral y ética, en la lucha contra el virus, lucha que es de todos, el virus no privilegia a nadie.
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