3. La sierra y sus cultivos fuera del interés público
La característica más resaltante de la agricultura peruana es su capacidad para producir alimentos durante todo el año, riqueza derivada por la gran cantidad de espacios agroclimáticos y de su biodiversidad; así como la disponibilidad de mano de obra y las diversas culturas agrícolas heredadas del pasado. A ello los economistas llaman “nuestra ventaja comparativa”. Pero el aprovechamiento es desigual en términos de espacios territoriales, por lo que solo algunas regiones convierten la ventaja comparativa en ventajas competitivas; aun así, el Perú es hoy un estratégico e importante proveedor de alimentos a consumidores de otras latitudes del mundo, ocupando, por ejemplo, el 10° lugar en el mercado mundial hortofrutícola, con tendencia a seguir posicionándose hacia los primeros lugares.
El crecimiento de la nueva oferta agrícola de alimentos al mundo resulta del aprovechamiento continuo de extensiones áridas de la región costera, extensiones que han sido acondicionadas para la agricultura empresarial y que vienen generando círculos virtuosos de inversión privada, así como la generación de divisas e incremento del empleo formal para beneficio de cientos de miles de trabajadores de las zonas urbanas y periurbanas de los ámbitos de influencia de esos nuevos centros de agroindustria formal y moderna. Los nuevos cultivos “estrella” en esos ámbitos costeros son, por ejemplo, arándanos, paltas, ajíes, banano orgánico, cítricos, vid, granadas, maracuyá, entre otros.
Frente a este alentador crecimiento agrícola es menester señalar que la otra agricultura sigue asistiendo a un desigual crecimiento y desarrollo, dejando en el resto del país las visibles las desigualdades existentes en términos sociales, productivos y económicos; esta agricultura, llamada agricultura familiar, es aquella que comprende a nuestra sierra y a los pequeños productores; siendo los efectos e impactos resultantes de estas desigualdades las que se reflejan en los resultados sociales y en el atraso técnico productivo visibilizados a través de la pobreza y de las crecientes brechas económicas.
El espacio territorial andino, segmento de la agricultura familiar, es relevante en términos de la población involucrada y recursos, como la tierra y el agua que están comprometidos; siendo el análisis de sus indicadores productivos y económicos los que desnudan la precariedad de la actual política agraria, casi inexistente. Ello secundado por la desatención del Estado que desperdician las nuevas oportunidades que día a día el agro moderno está conquistando en el mercado mundial; mientras que en el lado contrario, esa desatención está contribuyendo al crecimiento de nuestra actual “dependencia alimentaria”.
Por ejemplo, el Perú es origen de muchas legumbres y menestras que pueden ser producidas en las tres regiones naturales como cultivo principal y como parte del calendario agrícola por rotación de cultivos. Mientras, en los últimos años apreciamos un crecimiento de las importaciones de menestras que suman de 85 millones de dólares, destacando entre ellas las arvejas y los garbanzos.
Desde el punto de vista alimentario, las familias del campo mantienen cultivos estratégicos dentro de su consumo y de sus ingresos; por ejemplo, los casos del tarhui, la oca, olluco, el maíz amiláceo, el trigo, la quinua, cuyos resultados productivos y económicos son poco relevantes por lo que terminan generando efectos negativos expresados en la adopción de productos externos en su alimentación. Es decir, esta agricultura familiar andina sigue sumergida en un círculo vicioso incapaz de proveer más alimentos y más ingresos para las familias productoras.
3.1. Cultivos y Regiones
Para fines del presente análisis han sido seleccionados 9 cultivos y 6 regiones productoras ubicadas en la sierra peruana; a nivel nacional estos cultivos son sembrados en alrededor de 724 mil hectáreas; de éstas, 435 mil hectáreas son sembradas en las seis regiones bajo estudio representando el 60 % de la superficie nacional con estos cultivos. La importancia de estos cultivos dentro de la estructura productiva regional queda reflejada al representar el 54,5 % del total de superficie cultivada en las seis regiones; destacan Huancavelica (68 %), Ayacucho (64 %) y Cuzco (56 %). Tabla 6. Gráfico 6.
El conglomerado de 6 regiones es estratégico; por ejemplo, en quinua representan el 92 % de las cosechas nacionales, el 75 % en oca, el 63 % en arveja grano seco, el 62 % en cebada y maíz amiláceo y el 48 y 44 % en tarhui y trigo (Tabla 6).
3.2. Productividad o rendimientos
La productividad es un indicador resultante de la interacción del uso de factores como los insumos y las capacidades que se utilizan en los procesos productivos de bienes o servicios; para el caso que nos ocupa serán expresados por los rendimientos obtenidos –kilos por hectárea. En el caso particular del tipo de agricultura familiar y minifundista, mayoritaria del Perú, se tiene que los bajos rendimientos físicos son resultantes de la carencia de servicios agrarios en general.
Específicamente a nivel nacional los nueve cultivos bajo estudio presentan un rendimiento promedio global de 2,598 kilos por hectárea, variando entre 6,980 y 1,112 kilos /ha. A nivel de región, se tiene que Apurímac es la de mayor rendimiento (3,556 kg/ha) seguido de Cuzco (3,172 kg/ha) caracterizadas por tener rendimientos superiores al promedio del grupo de cultivos y conglomerado regional (2,643 kg/a). (Tabla. 7. Gráfico
7).
Un dato particular es que los rendimientos de estos nueve cultivos cosechados en estas regiones son todos inferiores a los rendimientos máximos logrados a nivel nacional en el orden del –52,2% reflejando las condiciones de precariedad tecnológica y de servicios para estos cultivos. De una mirada a los rendimientos de los cultivos a nivel de cada región permite señalar que los cultivos de cebada, oca y olluco tienen rendimientos inferiores al rendimiento nacional de estos cultivos. A nivel de cultivos, el trigo muestra la más amplia brecha negativa -77,7 % seguido del maíz amiláceo (-62,8 %) y la quinua ( -60,4 %).
Esta fuerte brecha productiva (negativa) es la que termina explicando del porque esta agricultura y sus cultivos son poco contributivos en la canasta de ingresos monetarios para los productores y en la oferta disponible de alimentos para sus familias.
3.3. La oferta agrícola
Los nueve cultivos (grupo) bajo análisis, totalizan una producción de 521,149 toneladas representando el 15 % de la producción nacional de éstos; en la composición de la oferta grupal, destacan la producción de quinua (28,9%), tarhui (26,7%), arveja (21,6 %), entre otros (Tabla 8).
A nivel de regiones, en la oferta agregada agrícola (grupo cultivos) destacan la región de Apurímac (25,1%), Cajamarca (21,7 %), Puno (14,4%) y Ayacucho (13,5 %), demostrando ser cultivos de relevancia para los productores agrícolas. Gráfico 8.
Comments