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Víctor Vásquez / Jaime Salomón / Jhair Vásquez / Agricultura, brechas y promesas (4 de 7)

2.4. Brechas según regiones maiceras

El análisis de las brechas negativas a nivel de regiones productoras de maíz (costa y selva) muestran que en la región costera la brecha productiva -vía rendimientos- afecta a un total de 28,193 hectáreas, representando el 30 % del total de las cosechas maiceras regionales, o su equivalente a 101 mil toneladas de oferta regional dejados de producir, representando el 12,5 % de la producción total regional.

En la región selva, la brecha productiva negativa está presente en 80 mil hectáreas (49,5 % de la superficie maicera regional) que impacta en una menor producción de 56 mil toneladas, que equivalen 12 % del volumen de maíz cosechado en esta región. La brecha productiva impacta en menores ofertas para el mercado y además en pérdida de ingresos en el orden de 62 millones de soles.


En suma, el impacto económico de la brecha productiva a nivel regional suma un total de 160,6 millones de soles, siendo la costa maicera la que pierde 98,8 millones y la región selva, 61,8 millones de soles (Tabla 4. Gráfico 5).



La brecha económica negativa –vía precios en chacra- muestra claramente cómo el ordenamiento del mercado, la demanda por el maíz y la altísima informalidad de los productores maiceros, dejan sentir sus efectos en los precios en chacra. En suma, la brecha económica negativa por efecto de precios en chacra ha significado, para los productores de maíz amarillo, pérdidas totales del orden de 84,9 millones de soles, donde 51,7 millones de soles corresponde a los maiceros de la región costa y 33,2 millones a productores maiceros de la región selva.

En la región costera el sector formal mantiene una baja demanda de maíz, por lo que la brecha económica impacta en el 86 % de la producción que, además, se ha visto afectada por menores precios en chacra -en comparación al precio promedio regional; diferencia que en términos monetarios equivale a una pérdida regional de 51,7 millones de soles. A diferencia, la región maicera de la selva si bien mantiene demandas locales hay baja exigencia de formalidad, a pesar de registrar un mayor volumen de producción (comparado a la costa) su impacto económico ha sido menor, con una pérdida de 33,2 millones de soles (Tabla 4).

Los resultados regionales confirman que la producción de maíz amarillo duro se desenvuelve en escenarios poco atractivos para la rentabilidad y competitividad; pudiendo afirmar que para las casi 108 mil hectáreas (43 % del total nacional) resulta prioritario incrementar los actuales niveles de productividad y llegar incrementar la oferta interna en 156 mil toneladas. Por el lado económico se puede concluir que alrededor de 850 mil toneladas (67 % de la producción total) han sido comercializadas en condiciones de desventaja para el productor maicero.

A nivel nacional se tiene que los impactos que genera la existencia de estas brechas negativas técnicas productivo y económicas permiten concluir que las pérdidas (directas e indirectas) suman un total de 242 millones de soles, correspondiendo a la costa con 151 millones y a los maiceros de la selva con 95 millones de soles; pérdidas que terminan asumiéndolas directamente los productores y los consumidores de bienes derivados de la actividad pecuaria, para quien el maíz amarillo duro es principal insumo (Tabla 4).

En el cultivo del maíz amarillo, la costa ocupa anualmente algo más de 95 mil hectáreas, donde alrededor de 28 mil hectáreas presentan marcadas brechas negativas de rendimiento y de precios, siendo subutilizadas miles de hectáreas de la mejor calidad y otros recursos relacionados; esa irracionalidad económica deja de generar nueva oferta en algo más de 100 mil toneladas que sumarían 151 millones de soles.

Finalmente están los costos sociales que se asumen por seguir manteniendo una producción no competitiva de maíz, que sumado a la continuidad de seudo sistemas de protección a la producción interna, siguen agravando la crisis de rentabilidad e incremento de la pobreza monetaria de los maiceros. Frente a esta irracional continuidad productiva agrícola en el Perú, los pequeños y medianos productores (maiceros) ven alejadas las nuevas oportunidades que los mercados internacionales demandan por nuevos productos agrícolas, caso de hortalizas y frutas que vienen mostrando ser altamente competitivos.

La nueva tendencia de los mercados mundiales alimentarios es la demanda de frutas y hortalizas, y debiera ser uno de los pilares a ser internalizado por las autoridades sectoriales (MIDAGRI) y del propio gobierno con la finalidad de diseñar un sólido plan de reconversión productiva orientado para que la pequeña y mediana agricultura sea capaz de integrarse a este nuevo circulo de creación de riqueza y, así, dejar de estar conviviendo con estructura productivas tradicionales que son sinónimo de pobreza, miseria y subutilización de recursos escasos, como el agua.

Se demanda que las autoridades gubernamentales pongan en marcha programas orientados a lograr una nueva distribución productiva mediante nuevos portafolios agrícolas sustentado en las reales capacidades competitivas, que debieran estar basadas en la selección de líderes competentes y con conocimiento de la realidad nacional. Bastaría comparar las diferencias de rentabilidad existentes entre el cultivo del maíz amarillo en la costa frente a otros cultivos cuyas tendencias de demanda y valor son más atractivos (Tabla 5).


Los impactos económicos y costos sociales generados por la existencia de las brechas referidas permiten reflexionar sobre: ¿Quiénes son los ciegos: el Gobierno, ¿los maiceros o ambos? y ¿qué se pretende esconder detrás de esas miopías?




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