Una realidad para la reflexión y el debate
Una mirada al bosque1.
I. Prometieron la justicia social, pero sembraron la pobreza
1. Han transcurrido más de 50 años de la aplicación de la Ley de Reforma Agraria la 17716, impulsada por el gobierno militar presidido por el General Juan Velazco Alvarado. Siguiendo la línea de tiempo, podemos afirmar que, para la década del 80, Piura contaba con una capacidad de almacenamiento de agua de un millón, doscientos cincuenta mil metros cúbicos. Poechos mil millones y San Lorenzo 250 mil respectivamente.
2. Es a partir de mediados de la década del 70, y la del 80, cuando la tendencia del minifundio se acelera, se empieza a cerrar el ciclo asociativo, con el proceso de reestructuración de las cooperativas por su debacle económica y técnica como factor interno y, las oleadas de tomas de tierras pertenecientes a las cooperativas, por campesinos no beneficiarios como factor externo casi siempre promovidos por dirigentes de grupos de izquierda.
3. Este proceso dará pie a pequeñas parcelas (minifundio) administradas por campesinos en condiciones económicas precarias y dependientes del Estado, que es a través del cual, obtenían sus créditos sabiendo con la seguridad que sus pequeñas parcelas no serían embargadas, ni rematadas, se inicia la cultura del perro muerto crediticio donde los beneficiados siempre eran dirigentes y allegados a los políticos de ocasión.
4. Los nuevos pequeños propietarios, deben enfrentarse al mercado, desprovistos de capacitación técnica, sin transferencia de tecnología y echan mano de las prácticas tradicionales para trabajar sus tierras. Sin duda la ausencia de un servicio de asistencia técnica sigue impactando directamente en la productividad. Para muestra el algodón, los campesinos llegaron a producir entre el 20 y 25% en comparación a lo que producía la hacienda.
5. Desorganizados los campesinos y cada quien, corriendo por su cuenta, tratan de avanzar apoyándose en entidades bancarias del Estado en quiebra2, posteriormente ya en la década del 90, tocan las puertas de la Banca Privada y de las Cajas de Ahorro y Crédito y diríamos para graficar su situación, “que fueron por lana y salieron trasquilados”. Muchos perdieron sus parcelas y pasaron al campo de la peonada agrícola.
6. Los campesinos, beneficiarios de la Reforma Agraria han envejecido tienen una edad promedio entre 75 y 85 años, en otras actividades económicas ya se hubieran jubilado, pero además es notorio el resentimiento que tienen con respecto a la actividad agrícola, debido a que siempre perdieron y no es como dicen los de las ONGs: “que el campesino tiene un gran apego por su tierra”, mi lectura es distinta y puedo asegurar que no tienen dónde ir.
II. Volvieron con sus promesas y discursos de la lucha de clases3
7. Hoy ubicados en los inicios del año 2023, cuando han transcurrido varias decenas de años, el panorama es incierto y la ceguera de los gobernantes regionales y locales no permite aquilatar, la magnitud del desastre que se nos viene.
8. Como Región Piura, hemos perdido alrededor del 50% de nuestra capacidad de almacenamiento, sobre todo en Poechos, y esa menor capacidad de almacenamiento afectará - sino reaccionamos a tiempo- a 100 mil hectáreas, habría desabastecimiento de agua para las poblaciones, la disminución de la producción de energía eléctrica, entre otros. El tan ansiado proyecto de irrigación del Alto Piura, ha sido manoseado por la corrupción, y manejado por incapaces que han logrado embarcarlo, en el lomo de una tortuga.
9. Las alternativas para irrigar las tierras del valle viejo del Alto Piura, siguen siendo banderas electorales que no se concretiza, porque tanto el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego como las Direcciones regionales de Agricultura son entidades pintadas en la pared. Entidades burocráticas, que operan de espaldas a la realidad agraria de nuestra Región.
10. La migración de las familias de la sierra hacia las ciudades principalmente Piura, Sullana, Paita sigue su curso, este espacio no presenta en el corto plazo mayores oportunidades de educación, vivienda, empleo para las familias jóvenes. La agricultura es mayoritariamente de secano, y deben enfrentar ciclos de sequía constantemente.
11. Hacer agricultura con suelos empobrecidos y con poco desarrollo tecnológico, no es tarea agradable, supone un gran riesgo. Desde hace un par de décadas, para no caer en la exageración, los propietarios de las parcelas del Valle del Chira las arriendan a empresarios de Arequipa y Chiclayo. Y desde hace unos cuantos años los “empresarios de Chota”, arriendan tierras en el Valle de San Lorenzo.
12. Este sólo hecho, evidencia que los campesinos propietarios de las parcelas no dan más, y le dicen no al riesgo y prefieren sobrevivir del arriendo que consiguen, con compromisos hasta de 10 años. Plazo que va a ser renovable, porque ya el campesino perdió el interés de trabajar por su cuenta la tierra. Y esa es la vía, para que terminen vendiendo las tierras. Una hectárea de terreno agrícola, se cotiza en dichos valles, por arriba de los 60 mil nuevos soles.
13. Muchos manifiestan que si alguien les ofrece un monto por su parcela y les da donde les duele, la venden de inmediato. La situación se ve agravada por uno de los efectos negativos de la pandemia (COVID 19), que es el retorno a los pueblos de las familias que vivían en las ciudades, hoy tienen que compartir la vivienda con sus padres y como no, hasta la cocina.
14. El campesino envejecido, logró poblar su parcela de árboles de mango por etapas y sin ninguna orientación técnica, eso se evidencia por la cantidad de árboles frutales por hectárea, 120 árboles pueblan 10 mil metros cuadrados. La tendencia es a seguir sembrando mango, porque desde el punto de vista campesino “el mango no demanda de mayor gasto” y “es resistente a la sequía”.
15. En la campaña 2022, se empezó vendiendo el kilo de mango verde a 80 céntimos y terminamos la campaña rematándolo a 30 céntimos el kilo4. Por múltiples razones los campesinos no contribuyen al cambio generacional en la administración de la parcela, esa actitud lleva a que los hijos se predispongan a vender la propiedad en cuanto sus padres mueren.
16. Y lo que tenemos en el corto plazo son dos opciones, una de ellas es la de profundizar la atomización del campo con un minifundio menor a una hectárea y la segunda opción, es la lenta concentración de la propiedad de la tierra en algunos cientos de familias.
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