El Perú y su democracia entre dos fuegos
corrupción e impunidad
4. Con alma y pinta de piratas
En nuestro medio, el enriquecimiento de las autoridades electas es escandaloso, al punto que en un gran sector de los peruanos se incuba la idea, “que, si la autoridad hace obras, tiene derecho a robar” lo cual es atentar contra el orden democrático. Las autoridades y funcionarios corruptos, sin empacho llevan a sus bolsillos 25 mil millones de soles. Este saqueo, significa la negación de oportunidades a la población en servicios básicos, como educación, salud, agua, carreteras etc.
Es tal el propósito y facilidad de enriquecimiento, que sin riesgo alguno los candidatos se endeudan para llegar al gobierno, en otras palabras, van a la segura. Saben que van a recuperar la inversión y algo más de la campaña electoral, a través de las coimisiones que reciben en las licitaciones de obras o el padrinazgo de empresas para así éstas asegurarse ganar las licitaciones públicas de bienes y servicios e inversiones. La tabla 1 refleja con claridad que sus apetitos por ser elegidos seguramente no son el servicio al pueblo que lo eligió.
Con la lógica del enriquecimiento seguro, el modus operandi los dueños de los partidos políticos es financiar las campañas de candidatos que tienen alguna representatividad, pero no cuentan con plata, sabiendo que, con su elección como autoridades, aseguran las licitaciones de las obras.
En el caso de la segunda vuelta para la elección del gobernador regional, la negociación es escandalosa. Los perdedores ofrecen endosar sus votos, a favor de uno de los que sigue en carrera, -cosa que no sucede- pero a cambio asegura gerencias importantes y alguna que otra obra para sus financiadores y empleo para sus partidarios.
5. Autoridades, por las patas del caballo.
El grupo de la burocracia conformada por los gobiernos regionales y locales está bienvenido a menos, el 76 % de gobernadores en actual ejercicio afrontan denuncias por corrupción y muchos ex gobernadores se encuentran purgando condena, otros fugaron aprovechando la desidia del Ministerio Público y el andar de tortuga del Poder Judicial.
Existen, más de 3000 alcaldes entre presos y con investigación en el Poder Judicial. Todos estos corruptos llegaron al poder, ofreciendo el oro y el moro, y cada quien proclamándose ser más honrado que el otro. Como en el mercado, tenemos de todos los colores, improvisados a pedido del cliente elector, de izquierda, de centro, de derecha y los que no saben, en qué orilla están parados, todos ellos, son parte del pozo séptico en que nadan y están envolviendo por años al Perú a vista y paciencia de las llamadas autoridades encargadas de preservar la democracia.
En verdad es una especie de cáncer, y tienen todo un derrotero para pasar la vida entera viviendo de las arcas del Estado. La mayoría incapacitados, que ya no es novedad, pero empiezan por el distrito, van al provincial, aspiran al regional, y saltan al congreso y algunos llegan a la Presidencia de la República, para convertirse en piezas giratorias del círculo vicioso de la corrupción18.
6. El Congreso, mamá mía……
El Congreso de la República es un caso aparte, cada congresista y toda su parafernalia le cuesta al contribuyente 7,7 millones de soles anuales, la pregunta es ¡vale la pena para el Perú, para la democracia y para la vida de los ciudadanos, todo ese gasto?
Y nos preguntamos junto con la población: ¿se justifica tanto gasto? Si colocamos la producción parlamentaria en uno de los platos de la balanza y en el otro todo lo que reciben los congresistas y su entorno, en relación de los intereses del país, el resultado sin duda es negativo.
Una interrogante que flota en el ambiente, es si con la actual desaprobada representación parlamentaria ¿ya tocamos fondo?, ¿Se avizoran, nuevos tiempos? O el Congreso seguirá siendo nido de vendedores de votos a cambio de puestos para sus allegados y de comisiones en licitaciones de obras. El espacio ideal para incubar, mocha sueldos, la fachada que encubre violadores, maltratadores de mujeres, mercaderes de puestos de trabajo en el Estado, la pista, de viajeros frecuentes, el escondite de personajes, perseguidos por la justicia. En resumen, es la gran cocina de la impunidad.
Lamentablemente, no existen partidos políticos serios mucho menos verdaderos políticos haciendo que el “quehacer político haya sido monopolizado por bandas de mafiosos. Somos un país con un activo mercado político, donde se venden partidos, se alquilan, se producen alianzas mafiosas, políticas y económicas, y todo cual piratas para hacerse del botín del Estado.
Los llamados a resolver estos males, somos nosotros los peruanos, empecemos por ser más cuidadosos con nuestro voto al momento de elegir. No nos mordamos la lengua, frente a la corrupción, por el contrario, denunciémosla.
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