El Agro, necesita una Ley digna para su Desarrollo
Una Ley, que contemple la continua transferencia de tecnología y conocimiento a los pequeños productores agrarios. No puede ser que continuemos sembrando tres veces la semilla que guardamos de cada cosecha, en el mismo terreno. Nos cuesta a la mayoría, adquirir plantones en viveros certificados, recogemos plantas pequeñas que nacen por casualidad y eso no es garantía. El uso de semilla y plantones certificados[1] debe ser un mandato.
Este asunto, debe constituir un proceso que nos involucre como productores agrarios, lo que significa capacitación y orientación para la adquisición de herramientas para la mejor aplicación de lo aprendido. En este tema, los diversos programas del Ministerio, deben trabajar de manera coordinada y se debería contar con talleres de capacitación permanentes, para la formación de los pocos jóvenes que quedan y de los pequeños productores agrarios.
Una Ley que no olvide, la importancia del manejo post cosecha del producto. El acopiador sabe, que esta es una de nuestras grandes debilidades y se aprovechan muy bien. Un tratamiento post cosecha, de cara al mercado[2], esto exige locales adecuados en las zonas productoras, información permanente para aprovechar oportunidades. El Ministerio, debe llegar a través de diversos medios al productor, para que estemos informados y nos podamos defender ante las propuestas de los intermediarios. Como parte del manejo post cosecha, el mantenimiento de los caminos y trochas carrozables de las zonas productoras es fundamental, para no maltratar el producto.
Una Ley que estimule las relaciones de mercadeo entre los pequeños productores agrarios, la industria transformadora y los consumidores, o con los mayoristas que son los últimos eslabones de la cadena comercial y, esto demanda establecimientos de intercambio comercial permanentes y adecuados, para que los consumidores u otros agentes de la cadena comercial tengan la seguridad del abastecimiento, incluso con compromisos de producción y compra por anticipado. En estos nuevos modelos, la promoción de alianzas estratégicas promovidas desde el Estado debe orientarse a la participación de inversores privados.
Una Ley que comprenda, la gran posibilidad de la industrialización de una parte importante de la cosecha, que muchas veces se pierde y que bien se puede relacionar con la formación de pequeños módulos industriales estandarizados, que ocupen la mano de obra de las mujeres campesinas. El Estado, a pesar de Leyes, grandes presupuestos y programas para el desarrollo de la agroindustria, de los pequeños y medianos productores, no logra dichos propósitos; resulta difícil su desarrollo por cuanto su modelo está anclado en conceptos propios de una agroindustria parcelaria que, resulta siendo eficiente para el clientelismo, pero enemiga de un desarrollo competitivo y sostenido.
Para terminar, siempre será necesario y oportuno legislar positivamente y para el caso particular del Agro, creemos lo elemental será:
- empezar haciendo un balance en términos económicos y sociales (costo/beneficio público y privado) acerca de los efectos e impactos generados por lo menos de las tres Leyes hoy comentadas;
- despolitizar y abandonar las cargas ideológicas, junto a los trasnochados clientelismos y mercantilismos, ingredientes perversos y presentes en nuestros hacedores de políticas públicas;
- fortalecer los principios de seguridad jurídica y el derecho a la propiedad, elementos claves para atraer nuevas inversiones;
- recuperar y fortalecer la institucionalidad pública (extirpar el cáncer de la corrupción e ineptocracia) dando pase a la libre concurrencia de las iniciativas y capacidades privadas para desarrollar los sistemas de prestación de servicios rurales (semillas, tecnificación, mercadeo, certificaciones, financieros, etc.).
El Perú y el Agro, necesitan Leyes – Faro para iniciar su desarrollo, ello exige la construcción de la Visión País y del Agro, no hacerlo es seguir alentando las contradicciones sociales, económicas y políticas, de consecuencias imprevisibles para el Perú; no permitamos que se vuelva a repetir la historia.
Por el bien del AGRO, es hora de abandonar aquella peregrina y recurrente idea de Legislar a espaldas de las mayorías para contentar a intereses de grupos que se mueven entre el mercantilismo y la demagogia.
El agro y sus productores, merecen dignidad y respeto.
Referencias:
Los autores, Víctor Vásquez Villanueva es Fundador y Director Ejecutivo de la Defensoría; y Jorge Arévalo Acha, es Director y Coordinador Regional de la Defensoría. Setiembre, 2024. Lima-Perú. Este documento pretende contribuir al debate para la anunciada LEY AGRARIA que estarían promoviendo el Poder Ejecutivo y Legislativo
[1] la actual brecha en semilla certificada es reflejo de la inoperancia del propio Estado – MIDAGRI – Autoridad de Semillas, plagada de normas y leyes, pero sin institucionalidad; es el Estado hacedor y grotesco.
[2] una integración real al mercado de los productores solo será posible cambiando los enfoques y estrategias y dejando atrás aquellas diseñadas e implementadas por una burocracia que desconoce el funcionamiento de los mercados y la dinámica productiva. Apostar por modelos generadores de oferta con enfoques territoriales y distributivos; también acabar con la informalidad siempre que se tenga un nuevo enfoque de política tributaria para el agro, etc.
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