El agro: conocerlo para gestionarlo
SUPERFICIE AGRICOLA SUBUTILIZADA
En la actualidad, la superficie agropecuaria, bajo sistemas de explotación, suma 7,12 millones de hectáreas; el 23,7 % corresponden a la costa, el 30,1 % a selva y el 46,3 % a la región de la sierra. La superficie agrícola anualmente utilizada para cultivos se estima en 5,4 millones de hectáreas; así mismo que el 17 % de la superficie agrícola está en barbecho y no trabajada y, 7,5 % en descanso (534 mil hectáreas).
Resulta relevante hacer énfasis en cuanto a la diferenciación entre superficie agrícola no trabajada, que generalmente están asociadas a la no disponibilidad de recursos hídricos característica propia de la agricultura de costa, y aquella superficie en descanso que suele ser práctica común en la región sierra, devenida de una práctica ancestral y por estacionalidad de las lluvias y la carencia de infraestructura de almacenamiento de agua, esta última hace que de cada 100 hectáreas agrícolas, solamente 64 sean cultivadas en condiciones de secano.
En resumen, bien se puede aseverar que existe un potencial de alrededor del 25 % de superficie agrícola (1,7 millones de hectáreas) potencialmente para ser incorporada en el corto plazo para fines productivos y ello representaría incrementar la oferta agrícola, más empleo y mayores ingresos para las familias rurales.
SISTEMAS DE RIEGO EXPRESION DE DESIGUALDADES
Los sistemas de riego en la agricultura, reflejan la marcada desigualdad de la política pública en materia de inversiones en el campo hidráulico (almacenamiento y distribución del agua). Las inversiones públicas para la gran infraestructura hidráulica siempre han sido orientadas a la región costa, zona agrícola asociada a los cultivos de exportación, conectividad, desarrollo agroindustrial y mercados ampliados de consumo. La región sierra, en su mayor porcentaje, desarrolla una agricultura de secano existiendo regiones donde este tipo de agricultura representa más del 90 % de su superficie cultivada (Puno).
La superficie agrícola bajo riego representa el 36 % del total de la superficie agrícola cultivada, anualmente; la región costa muestra que el 100 % de la superficie cultivada es bajo riego y la superficie restante corresponde a sierra y selva.
En cuanto a los sistemas de riego tecnificado, éstos ocupan a casi 425 mil hectáreas y son preferentemente utilizados para cultivos de mayor densidad económica (rentabilidad) y cultivos permanentes (frutales); su adopción de preferencia está asociado a productores grandes y medianos, cuyas capacidades económicas le permiten acceder a los sistemas de financiamiento formal.
Finalmente, para nuestra realidad, donde prevalece una agricultura minifundista y fraccionada (parcelada) la interrogante surge que: ¿resultará viable implementar sistemas de riego tecnificado?, o en su defecto ¿cuál sería el modelo de sistema de riego parcelario a adoptarse?
LA AGRICULTURA QUE TENEMOS
Desde hace dos décadas se introdujo el término de agricultura familiar, asociándolo básicamente a aquella agricultura minifundista y pequeña, resaltando su rol en la provisión de alimentos, de auto-empleo y de sus capacidades de relacionamientos con los mercados.
Así, en la agricultura peruana sobresale la presencia de la agricultura familiar (AF) que representa el 97,6 % de los productores agropecuarios y, solamente el 2,4 % corresponde a una agricultura no familiar (54 mil productores). Dentro de la AF sobresale la AF de subsistencia que involucra a 1,9 millones de productores y la AF intermedia a 231 mil productores mientras que la AF consolidada apenas llega a 31 mil productores.
La AF consolidada se dice porque genera excedentes productivos que son puestos a disposición de los mercados y en menor cuantía aquella AF intermedia; esta diferenciación resulta de utilidad en tanto contribuiría a diseñar políticas públicas orientadas a lograr mejores perspectivas de incrementos productivos y generación de valores económicos que reditúen mayores ingresos y ganancias a los productores.
La AF de subsistencia es la que involucra a productores con fuertes restricciones en materia de dotación de recursos (cantidad y calidad) debe estar siempre en el radar de las políticas de Estado, en tanto constituyen poblaciones de alta vulnerabilidad en materia alimentaria, de empleo e ingresos familiares. Para este segmento, políticas de asistencia resultan claves, pero siempre que estén alineados a no crear patrones de asistencialismo puro y permanente.
Referencias:
Los autores, Víctor Vásquez es Director Ejecutivo y Fundador de la Defensoría del Productor Agrario. Economista y MSc. Jorge Arévalo es Director y Coordinador de la Defensoría del Productor Agrario – Zona Norte. Comunicador y Pequeño productor agrario. Ambos expresan el apoyo del Ing. Estadístico Guillermo Esquives Villegas.
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