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Victor Vásquez

Victor Vásquez / Conocer y gestionar agro (4 de 7) 

El agro: conocerlo para gestionarlo

 

 

PROPIETARIOS Y POSESIONARIOS DE LA UNIDAD AGROPECUARIA

La propiedad rural (tierras/UA) está inmersa entre la informalidad e inseguridad jurídica de allí que reza un dicho bien común en los hombres y mujeres del campo cuando señalan, “pocos o nadie, sabe si eres dueño o posesionario”; así de clara y contundente es la realidad y es el génesis para la existencia, casi normalizada, de un agresivo y creciente tráfico de tierras. Es una realidad, lamentablemente y casi auspiciada por las propias instancias del Estado cuando decide renunciar a ejercer su autoridad.

 

Tomando como referencia la información de la ENA (2022), señala que aproximadamente el 75,6 % son propietarios, de los cuales alrededor del 33,7 % son mujeres. Cabe indicar que 24.4% de los productores agropecuarios tienen la condición de Posesionarios, condición altamente vulnerable en términos jurídicos.

 



En los cuadros adjuntos, se especifica la condición de los propietarios en relación a títulos de propiedad e inscripción en registros públicos.

  





La inseguridad jurídica e informalidad de la tierra/unidades agropecuarias, arrastra un cúmulo de impactos negativos para el productor y su familia, para las sociedades, para la economía y para el país. Los impactos negativos van desde los emocionales, productivos, económicos y de inseguridad; para el Estado, es conducirlo a errores e ineficiencias en la formulación de políticas públicas y la asignación de recursos.

 

 

ASOCIATIVIDAD - PRODUCTORES QUE PERTENECEN A ORGANIZACIONES

La asociatividad es una práctica que nos acompaña desde tiempos inmemoriales, La Minka era una forma ancestral de asociarse (aún persiste en nuestro ande) para desarrollar trabajos colectivos/comunales. Esta práctica social, considerando la estructura minifundista actual, predominante en el agro, resulta más que prioritaria en tanto es un aliado natural para hacer a la agricultura más competitiva (reduce costos, hace más eficiente la prestación de servicios y mejora su posición en los mercados).

 

Actualmente, no existe una verdadera práctica de Asociatividad, según datos de la Encuesta 2022, solo el 6.7% de los productores pertenecen a alguna asociación y el 93.3% no pertenece a ninguna asociación. Al respecto resultaría muy importante que los ejecutores de la Encuesta Nacional Agropecuaria recogieran en la Cedula de la encuesta, la percepción, de los productores, acerca de las razones que influyen para no estar asociado y para los que lo están, saber sus beneficios. 

 

Algunas investigaciones al respecto señalan que la poca predisposición de los productores a asociarse es porque ven que los beneficios esperados no se materializan en beneficios reales y más ingresos monetarios; también expresan que, en caso existan beneficios éstos son apropiados mayormente por sus dirigentes. Al respecto estas percepciones son resultado de los propios errores desde el Estado en tanto sus políticas de asociatividad están asociadas a implementar sus actividades y lograr sus metas, mas no aquellas que necesitan los productores; este enfoque ha dado origen a dos tipos de asociatividad, la utilitaria y la de los dirigentes activistas.

 

La asociatividad utilitaria, promovida desde el Estado, es sólo para obtener apoyos públicos y para ello recurren al regalo (insumos, maquinarias, financieros, etc.), constituyendo el primer paso para construir asistencialismo y clientelismo para beneficio de gobernantes y autoridades de turno. Estas formas, así como aparecen desaparecen al finalizar el programa público o gobernante de turno.

 

La asociatividad de los, llamados, dirigentes activistas, se caracterizan por estar más ligados a procesos de comercialización, generalmente son productores con niveles de educación superior y superior técnica y promotores de ONGs. Son promotores de asociaciones de naturaleza gremial y cooperativas; éstas últimas, más ligadas a productos de exportación, café, cacao, palma, banano, espárrago, etc. 

 

Su conocimiento del mercado y sus relaciones con autoridades públicas y ONGs logran impulsar programas públicos para sus propios beneficios en mayor proporción.  Suelen pocas veces ocupar cargos dirigenciales (en las cooperativas), en la mayoría de las veces prefieren organizar y luego ocupar la gerencia general (control técnico y económico).

 



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