El crédito para sectores productivos en el Perú: “Entre el libertinaje y la usura”
El costo del crédito para el agro
Cuando las instituciones empiezan a brindar servicios con criterios netamente alejados de sus objetivos, es de esperarse que terminen en colapso total; específicamente la experiencia en la prestación de servicios públicos de financiamiento y su institución rectora Agrobanco, creada para dar soporte financiero a la agricultura, que desde tiempo atrás se debate en la más escandalosa orfandad economía financiera, es decir, es una institución quebrada. Los gobiernos no quieren reconocerlo más para no aparecer políticamente incorrectos. Es el accionar irresponsable y característico de los gobiernos que prefieren el clientelismo y demagogia que no permiten pensar en los costos, oportunidades perdidas que representan para la sociedad.
El servicio financiero público, Agrobanco, llega a atender a casi 9% del total de productores agrarios unos 160 mil productores (5) haciendo un total estimado de 250 mil hectáreas aviadas (10 % del total de hectáreas cultivadas), cobertura totalmente insuficiente que termina generando una demanda insatisfecha de importancia por créditos agropecuarios, facilitando la existencia de informales financieros y la práctica de la usura.
La creación del Agrobanco obedeció a satisfacer compromiso de campaña política (clientelismo) pero minusválido en su accionar, encasillándolo a actuar como Banca de segundo piso (por presión del mercantilismo financiero local), restricciones que, por su pobre e ineficiente gestión y gerencia, sumado al uso político, lo llevaron a la bancarrota casi total; se estima que su cartera pesada(judicializada) sumarian alrededor de 510 millones de soles, casi el 60% de su capital.
Obviamente, las malas gestiones que han caracterizado al Agrobanco siguen generando resultados negativos cuyos costos (clientelismo, corrupción en los créditos y escaso profesionalismo) son trasladados, vía tasas de interés, a quienes supuestamente se verían favorecidos (los productores), así como a la sociedad en su conjunto (transferencias del tesoro público). Como lo dijo el recordado ex ministro de Economía Dr. Carlos Boloña B “…nunca hay lonche gratis” pero lo triste, es que la pagan los pobres.
La competitividad es prioritaria y deseable para un sano crecimiento, pero para las autoridades del Gobierno resulta un cliché y peor aún que le es exigida a los agricultores peruanos. Con el fin de mostrar que sólo es cliché, procederemos a comparar el crédito dirigido al sector agropecuario de Ecuador y de Perú, de donde se desprende que el crédito público(Agrobanco) es 260% más caro que el crédito que recibe el agricultor ecuatoriano, siendo la variación entre las tasas máximas del crédito de 310%. Entonces, preguntémonos ¿cuál de los dos agricultores puede ser competitivo?; siendo la respuesta, evidente, que es el agricultor ecuatoriano. Cuadro 10.
No comentaremos acerca de los microcréditos al agro para los agricultores ecuatorianos y peruanos por la sencilla razón que si bien Agrobanco, muestra una menor tasa de interés (15%) en su programa llamado inclusión financiera, pero con una importancia (por colocación y cobertura) es irrelevante. Sólo recordar que un crédito inoportuno y no satisfactorio, simplemente puede llamarse cualquier cosa, menos crédito.
(5) CENAGRO – MINAGRI – INEI. 2012. Perú,
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