Otra vez Andrés: Mango danzando con la mosca de la fruta, en Piura
Una factura olvidada por el gobierno
Los escenarios del Yaku, han significado situaciones de insolvencia económica como lo han experimentado los pequeños productores de mango (agricultura familiar) que terminaron su campaña con ingresos netos (utilidades) dejados de percibir de 12,5 millones de soles, al igual que los grandes productores que dejaron de percibir en conjunto 61,4 millones; en suma, un total de 78 millones de utilidades perdidas por los productores de mango de la región Piura2.
Cuando empezó la cosecha (2023) se iniciaron los bloqueos de las vías, por el gran caudal de los ríos y quebradas que interrumpieron los caminos para llegar sobre todo a puntos importantes del mercado nacional, los pequeños productores, de una a cinco hectáreas, vendieron a precios muy bajos y obtuvieron pérdidas. El seguro Agrario Catastrófico, nunca funcionó, porque no considera este tipo de eventos.
¡y la cadena de control fitosanitario ¡
En el presente año, los mangueros piuranos empiezan a sentir en carne propia aquel dicho “sobre piedras, nos caen palos”; no nos hemos recuperado de la debacle del 2023 y, ya se ha iniciado la campaña de mango, no inducido en Piura, y para desgracia se detecta la presencia de la mosca de la fruta en zonas productoras como Somate, San Lorenzo y Alto Piura. ¿Cómo reacciona el SENASA?, técnicamente poniendo fundos agrícolas en cuarentena, significando el cierre y no permitiendo la cosecha hasta realizar labores que mitiguen la emergencia presentada (colocación de trampas, aplicaciones, recojo del mango caído para enterrarlo, entre otras).
Entonces, hoy en día tenemos a la mosca de la fruta en plena danza; es decir, el problema ya está en nuestra mesa. ¿Qué pasó?, se preguntan los productores y no pueden creerlo porque siempre les dijeron que esta plaga estaba controlada y Piura declarada zona libre de mosca de la fruta. Cierto, que esta calificación “fitosanitaria” hizo que el mango piurano se posicionara en exigentes mercados internacionales, como el de los de Estados Unidos.
Entonces ¿en qué momento, se jodió la cadena de control?, primero tratemos de resolver estas preguntas y luego encaramos las consecuencias, que traería para los productores de mango de esta zona del país, que es la de la mayor producción a nivel nacional.
Disfuncionalidad del SENASA
La disfuncionalidad del aparato público, es una constante que nos viene acompañando, unas en mayor o menor grado. SENASA no es la excepción, cuya disfuncionalidad aunada a la miopía de los burócratas del MEF, que retacean los recursos, sin poco interesarles la importancia del control y vigilancia fitosanitaria; así mismo se aúpa la burocracia del SENASA, más preocupados por mantener sus grupos privilegiados de ejecutivos mientras que, sus empleados y trabajadores son los peores pagados en el mercado laboral del Estado3, además, es práctica cotidiana asistir a una permanente rotación de los profesionales causando debilitamiento de programas y actividades relacionadas con el control fitosanitario. Por ejemplo, cuando se conversa con los funcionarios de SENASA en la Región, lo primero que manifiestan es que no existen los recursos necesarios, para contratar un mayor número de personal de campo y en otras decir que no saben si “mañana seguirán en el puesto o serán cambiados”.
El no contar con un presupuesto razonable, es como cubrirse en tiempo de frío con una manta corta, si optamos por cubrirnos hasta los hombros, parte de las piernas quedan descubiertas y viceversa. SENASA, optó en Piura, en centrar su respuesta a la situación muy complicada que atraviesan las zonas de cultivo de plátano; ojito, no estamos diciendo que se debe decidir entre los bananeros o los mangueros, todos tenemos derecho de ser atendidos porque es un servicio público.
Entonces ¿qué tenemos?, tenemos un SENASA, que se comporta con el estilo de las ONGs, puesto que a pesar de tener casi tres décadas dicho programa (Mosca) ha demostrado incapacidad al no lograr involucrar a los agricultores para que lo hagan suyo (no logró empoderar a los beneficiarios). En las ONGs los “proyectos productivos” funcionan mientras están ellos presentes y cuentan con los recursos, luego se van y todo queda abandonado. Por ejemplo, las marmitas que llevaron a la zona de crianza de cabras en el Alto Piura, para un proyecto de transformación de la leche de cabra, nunca fueron utilizadas para el fin que se adquirieron, hoy sirven para preparar alimentos cuando celebran la fiesta patronal o vecinal.
Los del SENASA, con su personal de campo, se concentran en unidades que van de una a cinco hectáreas y hacen aplicaciones, colocan trampas, recogen la fruta caída y las entierran; los recursos públicos, gastándose en actividades que muy bien deben realizarlas los beneficiarios, lo cual refleja la total ausencia de una buena y eficiente estrategia que corresponde diseñar por parte de SENASA. No lo hizo o no la tiene, queda como interrogante. El accionar del SENASA para con los otros agricultores de más de cinco hectáreas, se limita a instruir recomendaciones de lo que deben de hacer en sus parcelas, pero en la realidad no se hace, esta reticencia se da, porque el productor siente que no es él, quien obtiene la mayor ganancia.
2 Mango: fruto dulce, pero con sabor amargo para los productores. Defensoría del Productor Agrario. 2023.
3 profesionales y técnicos desempeñando estratégica y la más importante función asociada a la Sanidad perciben sueldos por debajo de los 700 dólares/mensual y contratos temporales.
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