El aspecto laboral ha sido uno de los que más impactos y relevancia ha tomado durante esta pandemia. Pensemos en todo lo que ha tenido que enfrentar la fuerza laboral, situaciones complejas como reducciones de sueldo, ingreso en regímenes de suspensión laboral, despidos e implementación del teletrabajo; y en un contexto de constante cambio e incertidumbre. Todo ello ha implicado una serie de retos para los equipos de RRHH como adecuarse a los nuevos tiempos, retener a los mejores talentos y encontrar más y mejores formas para motivar a sus equipos.
Lucía Blaso de BBC News Mundo destaca que “los factores emocionales han empezado a tomar mayor relevancia” y coincide con Marisa Elizundia, Managing Director de Live Your Brand y especialista en recursos humanos, quien ha estudiado estos conceptos con la idea de crear "un nuevo paradigma laboral que redefina la forma en que pensamos sobre el trabajo. Al respecto, Elizundia señala que “el salario económico es la base, pero hay que sumar a esa ecuación todo lo demás, todos aquellos elementos que te ayudan a crecer personal y profesionalmente", ya que invertimos un tercio de nuestro tiempo en el trabajo y no podemos pensar en ello solo en términos económicos. La idea es poder reflexionar de la siguiente manera: Sí, trabajas por dinero y le quitas la parte económica ¿con qué te quedas? ¿por qué trabajas? Una manera de responder esas preguntas es saber definir el salario emocional en nuestras organizaciones.
Es así que el contexto actual ha hecho que el salario emocional pueda terminar siendo más valorado que el económico y alcanza mayor relevancia en la medida que más años se tienen en una empresa. Entiéndase el salario emocional como los incentivos no económicos que puede ofrecer una organización con el fin de mejorar la motivación y compromiso de sus colaboradores, ya que con ello ayudamos a satisfacer las necesidades personales, familiares y profesionales de los trabajadores. Incluso entender que valoran nuestros colaboradores ayuda a toda organización para encontrar su propia identidad.
Ya desde inicios de este siglo, la Asociación Española para la Calidad señalaba que el Salario Emocional era un concepto asociado a “la retribución de un empleado en la que se incluyen cuestiones de carácter no económico, cuyo fin es satisfacer las necesidades personales, familiares y profesionales del trabajador, mejorando la calidad de vida del mismo, fomentando la conciliación laboral”. En el mismo sentido, la Organización Internacional del Trabajo, resalta que el salario emocional posee beneficios no materiales inmediatos como bajos índices de rotación de personal y de absentismo presencial o virtual. La misma organización nos recuerda que “empleados satisfechos poseen mayores índices de productividad, reducción de gastos en relación con selección personal y definición de línea de carrera”.
Acciones como implementar labores semipresenciales ayudan en la definición del salario emocional en una empresa. Poder reducir gastos por desplazamiento y estrés por tráfico, como desenvolverse en un ambiente más destensado ayuda a que todo trabajador se vuelva más productivo. Otra opción es poder manejar la flexibilidad horaria, dentro del tipo de actividad de la empresa, ya que podemos aprovechar que algunos son muy productivos a primera hora y otros al cierre del día. Incluso todo esto mejora la conciliación familiar de los trabajadores, lo cual traerá grandes beneficios para la compañía.
Otras consideraciones pueden ser el desarrollo de actividades de equipo. Es decir, implementar eventos paralelos a la labor diaria donde los trabajadores interactúan haciendo cosas distintas y desarrollan con ello lazos más íntimos. Lo que se busca con esto es hacer que el equipo profesional aspire a convertirse en la segunda familia de cada persona. Al respecto, Elizundia señala que "no podemos hablar de felicidad, pero sí de disfrute" y eso ayuda tremendamente.
Un enfoque sumamente importante es la preocupación de la empresa sobre el desarrollo profesional de sus colaboradores. En la medida que un trabajador sienta que su bagaje cognitivo aumenta, su identificación con la empresa se incrementa y ello puede lograrse con cursos “inhouse” dictados por gerentes, lo cual ayuda -además- a la unión interáreas. Además, es importante identificar eventos o cursos que ayuden en el desarrollo profesional de cada trabajador, ya que los beneficios no serán sólo para ellos, sino también para la organización al contar con gente más preparada.
Por ello, en esta lógica lo primero que toda empresa debe hacer es determinar cuáles son los factores emocionales que están a su alcance y definir aquellos que resulten más adecuados para sus colaboradores. Alcanzar este objetivo implica una interacción entre el área de recursos humanos y el total de sus trabajadores, lo cual, también, beneficia a la misma organización.
Finalmente, como indica el colombiano Jaime Leal, uno de los conferencistas motivacionales más importantes de Latinoamérica, “el salario económico atrae talento mientras que el emocional vuelve al talento en exitoso”.
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