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Urphy Vásquez / De la economía neoliberal hacia la economía circular

Escrito por Mag. Ing. Urphy Vásquez Baca. Grupo de Trabajo Tinkuy: Energía, Territorio y Cambio Climático de la PUCP


La actual coyuntura del COV 19, mas conocido como la pandemia del “Coronavirus 2020”, sin lugar a duda, invita a la reflexión, circunspección e introspección, de nuestras dinámicas “evolutivas socioeconómicas, socioculturales, y socio políticas”. La teoría capitalista exacerbada por los medios de comunicación global nos vendió la idea de la construcción de “un mundo feliz”, exactamente como lo narró el filósofo Aldous Husley en 1932 con su novela distópica “Un mundo feliz”. ¡Si! Un mundo feliz, basado en el libre mercado descontrolado, desregularizado, hiper consumismo de bienes y servicios, revolución del conocimiento, la era de las tecnologías de la información, la bioinformática, la biotecnología, la bioingeniería, la nanotecnología, la impresión 3D, la deslocalización de las cadenas productivas, la innovación de Shumpeter desde el enfoque del determinismo tecnológico, las super computadoras, los programas de métodos computacionales, la inteligencia artificial, la ciencia, tecnología e innovación como ecosistema de progreso económico, la violencia de género, el aumento de las brechas socio económicas en los países de la región andina, la pobreza multidimensional, la resiliencia climática, el cambio ambiental global, la exacerbación de la variabilidad climática, las heladas en la sierra altoandina, los friajes en los climas cálidos, los desastres socio naturales, la pobreza energética ( que por cierto no se mide en el Perú, no existe métrica alguna, y por tanto no existen propuestas sostenibles a nivel de políticas públicas en esta materia).


Falacias, post verdades, crisis creadas, guerras armadas, virus patentados, discursos impuestos para desestabilizar la economía. Donde no existe espacio al “libre mercado”, al GANAR – GANAR. En este contexto, sólo existe un ganador y un perdedor, el fuerte contra el débil, el rico y el pobre y más pobre, más descapitalizado, la clase obrera, la clase campesina, la clase media, la clase intelectual, los artistas... Los más vulnerables siempre serán los de escasos recursos, los sin tierra, los desnutridos, los sin agua, los sin luz, los carentes de energía útil (eléctrica, térmica, mecánica), los sin techo, sin piso, los que viven del día a día para generar ingresos, para subsistir, los marginados, los olvidados, los invisibles…


No por gusto, los premios nobel de Economía han publicado libros que deberían ser de lectura obligatoria para entender esta era de la globalización, el crecimiento económico desmedido, el capitalismo salvaje, el cambio climático, las reivindicaciones sociales. Para poner algunos ejemplos, citare los siguientes: Premio Nobel Economía 1998, Amartya Sen, y su actual libro “La idea de la justicia”. Premio Nobel Economía 2001, Joseph Stiglitz, libro “La gran brecha”. Premio Nobel 2014: Jean Tirole, libro “La Economía del Bien Común”. Premio Nobel de Economía 2018, Willian Norghaus, libro “El Casino del Clima. Por qué no tomar medidas contra el cambio climático conlleva riesgo y genera incertidumbre”. Por otro lado, tenemos al reconocido Noam Chomsky con sus libros “¿Quién domina el mundo?”, y “Miedo a la Democracia”. O a Thomas Friedman con su libro “Gracias por llegar tarde. Cómo la tecnología, la globalización y el cambio climático van a trasformar el mundo en los próximos años”. ¡Creo que este momento ya llegó!... Asimismo, tenemos a la brillante Naomi Klein, autora de los libros “Decir No, no basta. Contra las nuevas políticas del shock por el mundo que queremos”, o “Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el Clima”. Cómo no mencionar a Yuval Noah Harari con su obra “21 lecciones para el siglo XXI”, o a Gunter Pauli con su libro “ La economía azul”, entre otros autores contemporáneos relevantes.


Nuevo paradigma socio cultural, nuevas relaciones sociales, colectivismo, transición energética hacia las energías renovables, eficiencia energética, movilidad eléctrica, resiliencia climática, ciudades sostenibles, territorios sostenibles, desarrollo rural, seguridad alimentaria, seguridad hídrica, seguridad energética, planificación territorial, fortalecimiento de las cadenas de valor a nivel de productos, procesos, servicios, innovaciones tecnológicas, organizacionales, innovaciones sociales, democratización y universalización de la energía, interculturalidad, igualdad de género, transdisciplinariedad, ODS (17), equidad social y económica, teletrabajo, contacto físico, visual y presencial para lo importante y trascendental, seguridad ciudadana, ciencia, tecnología e innovación para el desarrollo humano, productivo y económico, valorización de los pueblos indígenas, respeto y apoyo a las comunidades campesinas (que nos alimentan todos los días, incluso en épocas de pandemias), respeto a la interculturalidad, desarrollo de capacidades, igualdad de oportunidades, desarrollo económico, financiero, bancario, fiscal, educación y salud de calidad, educación y salud publica eficiente y efectiva, tratamiento de residuos, reúso, reciclaje, minimización del consumo de recursos naturales y energéticos, hibridación de conocimientos científicos, empíricos, técnicos, locales, sociales, culturales, etc., etc., etc.


En este nuevo contexto de aislamiento social y de cuarentena, sigo sin perder las esperanzas de un mundo mejor, de un Perú donde no lo siga llamando el “país de las maravillas”, o como lo dijera el gran Antonio Raymondi, “el Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”. Creo fervientemente que se está generando una gran energía luminosa en el camino. Que la senda se está abriendo, que dependerá de nosotros para cortar la caña, el pastizal, la maleza, la mala yerba, sigamos cortando, abriendo camino para hacer camino al andar como lo dijera el buen Serrat…. Esto no es una cuestión de derecha, centro o de izquierda, esto se trata de la VIDA MISMA.

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