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Sonaly Tuesta / Saberes que Unen (1 de 2)

Foto del escritor: Análisis EfectivoAnálisis Efectivo

El aprendizaje real solo es posible mediante la práctica y la experiencia. El acercamiento a la gente es fundamental para conocer y hacer de ese conocimiento un insumo social que pueda impulsar la innovación y el desarrollo sostenible.


Nuestro Perú es diverso y conserva valiosísima riqueza cultural en la memoria y en el corazón de hombres y mujeres de costa, sierra y selva. Desde un abrigador relato sobre la neblina hasta la receta más casera de un caldo de estación que prioriza el recurso, la creencia popular, la necesidad, la soberanía del ser y el dónde estar.


Aprender, es una meta constante. Al menos para quienes soñamos con un país de gentes y de sabidurías conectadas y enlazadas a favor de una vida digna para todas y todos los peruanos.


1.- Saber artesanal:

Olinda Silvano, cuyo nombre en shipibo es Rishi, un suspiro; define sus poderes en el origen, cuando nació iluminada, con una corona de conocimiento que le vino por herencia y a la que ha ido adiestrando para convertirse en la asesora artística de sus paisanas.


“Lo que estaba invisible, le estamos visibilizando, para que la gente conozca cómo es nuestro arte aquí en Cantagallo”, me dijo alguna vez. En tiempos de pandemia y ante la amenaza latente que ha sitiado a su comunidad y ha contaminado a muchos, continúa su actividad creativa. Las telas bordadas y pintadas serán un recurso para subsistir.


La maestra refiere que le dolía mucho la cabeza y entonces su madre le dijo que ella poseía el don, que debía ser ágil para dibujar lo que veía y proteger el legado que le iba a llegar a borbotones. Así que una inocente Olinda de 12 años corría por el borde del río buscando espacio para plasmar esos trazos que se le aparecían.


Como no había dinero en casa, no podía comprarse un cuaderno, pero cuando lo hizo armó un álbum de diseños. Éstos sirvieron para que las mujeres (grandes y chicas) de su comunidad se fijen en ellos y los reproduzcan, ya sea en la tela, en el cuerpo, en el rostro, en la cerámica, en los collares, en las coronas.


2.- Saber de origen

Agarrándose de la soga y abrazada por su madre, Dina está dando a luz en la sala de partos del Centro de Salud de Churcampa (Huancavelica). Es una escena hermosa y una práctica habitual desde hace más de 10 años, cuando se institucionalizó el saber de las mujeres y se replicó en el hospital la manera como ellas traían a sus hijos al mundo.


¿Qué quiere decir? Que, para los centros de salud de toda esta provincia, la sabiduría popular es lo más importante. La gestante tiene todas las condiciones para su tranquilidad (le hablan en su lengua madre, le ayudan a dilatar con hierbas medicinales, le proporcionan una pollera limpia, la fajan usando el chumpi) y la sala de partos es como si fuese su casa (con la soga donde se sostiene para pujar, con alguien de la familia acompañándola y si no tiene a nadie, una enfermera o técnica la abrazará haciéndola sentir en confianza). La diferencia es que, si el parto se complica, al costado está la cama hospitalaria y los profesionales para evitar que algo le pase. La mortandad materna ha desaparecido y en este camino parteras y parteros, convertidos en agentes de salud de las comunidades, ponen en práctica sus conocimientos en constante coordinación con los responsables de la posta más cercana.


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