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Saúl Barrera / La reforma del sistema deportivo peruano. 

Foto del escritor: Saúl BarreraSaúl Barrera


El legado deportivo que dejan los mega eventos deportivos puede comprender diversos aspectos: infraestructura; mayores recursos para el deporte; impulso del deporte de élite; desarrollo del deporte comunitario o masificación, entre otros. El Legado deportivo que dejaron los J. Panamericanos de Lima 2019 fue sin duda la infraestructura. No más. No dejó un sistema deportivo moderno ni eficiente. La infraestructura contribuye para alcanzar logros, pero no es suficiente.

 

Por eso, el legado que debería dejarnos Lima 2027 debe apuntar a ser más ambicioso. Y eso pasa por la reforma de nuestro sistema deportivo.

 

Ha llegado el momento de repensar el modelo del IPD. Este hunde raíces y antecedentes en el Instituto Nacional de Recreación, Educación Física y Deporte-INRED, creado bajo el régimen del presidente Velasco en la década de 1970 (se tuvo como referencia al INDER de Cuba). El INRED fue diseñado como una entidad enorme que hacía todo. Tenía órganos de nivel nacional, regional (se pensaba crear regiones integrando departamentos), departamental, provincial, distrital y comunal. El presidente Belaúnde, en la década de 1980, varió su nombre: de INRED a IPD. Luego, no tuvo mayores cambios. Incluso durante el gobierno de Fujimori en los 90, donde se declaró en “emergencia” el deporte nacional y al propio IPD. Lo único resaltante fue la “privatización” de las federaciones deportivas (el Estado dejó de designar a sus directivos, los cuales pasaron a ser elegidos por sus propias bases). A pesar de ello, el IPD siguió viéndose en el espejo del INRED, además de contar con un marco normativo desordenado y confuso; situación que persiste hasta hoy.

 

¿Cuál nuevo modelo adoptar?

Una opción es transformar al IPD en un Ministerio del Deporte con un rol rector, que asuma la planificación y supervisión de todos los actores deportivos. Que apruebe las políticas vinculadas a la alta competencia y a la masificación deportiva vía el deporte comunitario, verificando su cumplimiento mediante indicadores y generando evidencia. No ejecutaría labores operativas y sería una entidad pequeña, conformada por personal seleccionado en base a méritos y con alta preparación en la materia.

 


Otra opción es contar con entidades especializadas en cada uno en los grandes ámbitos del deporte: alta competencia, deporte comunitario e infraestructura deportiva.

 

En Reino Unido, por ejemplo, existe UK Sports, entidad pública responsable de la alta competencia deportiva; y, Sport England, entidad pública encargada de desarrollar el deporte comunitario (masificación). Ambas coordinan con los otros actores públicos y privado, pero cada una concentrada en su ámbito y con su propio presupuesto. Lideran, planifican y hacen seguimiento.

 

En nuestro caso, respecto de la alta competencia, la coordinación entre IPD y Federaciones deportivas no ha funcionado desde siempre. Es evidente que nuestros atletas destacados siguen padeciendo de limitaciones. Si miramos las cifras, el presupuesto para la alta competencia se ha venido reduciendo luego de Lima 2019. En cuanto a la masificación deportiva, tampoco ha funcionado la vinculación entre IPD y gobiernos locales para promover el deporte comunitario y lograr que toda la población se ponga en movimiento (es aquí donde cada dólar invertido genera ahorro en salud y seguridad, no en otro ámbito, como la alta competencia). Solo en el período 2021 a 2024 los gobiernos locales han presupuestado S/ 1,800 millones por año, sin mayor orientación ni seguimiento. No hay calidad de este gasto público. No llega a transformarse en una inversión que genere beneficios al país. Incluso la relación con el MINEDU, en lo que a educación física se refiere, ha sido mínima. La educación física hoy se restringe a las aulas, dejándose de lado la educación física social, necesaria en nuestra realidad para brindar a la población adulta y adulta mayor la formación que el Estado no les brindó durante su etapa escolar.

 

Por otro lado, en cuanto a infraestructura deportiva, algo debemos hacer con el Proyecto Especial Legado. No podemos seguir con la paradoja de tener una entidad denominada “Legado” (administradora de la más moderna infraestructura deportiva de alta competencia del país) que no guarda relación con su denominación. El concepto “legado” se vincula con lo permanente y duradero. Este atributo no lo tiene el Proyecto Especial Legado. La Ley Orgánica del Poder Ejecutivo permite crear entes públicos denominados Proyectos Especiales para un fin temporal. Así se creó en febrero de 2015 el “Proyecto Especial de los XVIII Juegos Panamericanos y Panamericanos Lima 2019” (mediante DS 002-2015-MINEDU). Su fin temporal era organizar los JJPP Lima 2019 y desarrollar la infraestructura deportiva necesaria. Culminados los JJPP de Lima 2019 se varió su nombre a “Proyecto Especial Legado” y se le asignó como tarea gestionar la nueva infraestructura hasta el año 2029. Es decir, sigue siendo una entidad de existencia temporal. ¿Por qué no convertirlo en una Autoridad de Infraestructura Deportiva, de duración permanente y con competencias de nivel nacional?

 

En resumen, comparto algunas ideas para reflexionar sobre la variación del diseño del sistema deportivo peruano. Cabe señalar además que esto debe ir acompañado de un modelo de gobernanza y de gestión modernos. Quizás ese debe ser el legado deportivo que nos deben dejar los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de Lima 2027.


 

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