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Saúl Barrera / Construyendo un futuro deportivo.

Foto del escritor: Análisis EfectivoAnálisis Efectivo

Las metas deportivas en el ámbito público sobrepasan la obtención de una medalla olímpica o un título mundial. Deben tener una mirada más amplia que comprenda al conjunto de la población. Pero, para la alta competencia, ganar una medalla olímpica o título mundial, es una meta ineludible. Y, en ese espacio, le toca al Estado planificar su apoyo a los atletas para alcanzarla.


Tokio 2020 puso en disputa 336 medallas de oro distribuidas en 38 deportes. No todas repartidas en igual número para cada deporte. Por ejemplo, Atletismo y Natación (incluyendo Nado sincronizado, Saltos y Waterpolo) entregan 48 y 47 medallas de Oro, respectivamente. Ciclismo 22, Lucha y Gimnasia 18 (c/u), Canotaje 16, Judo y Tiro 15 (c/u), Pesas y Remo 14 (c/u), Boxeo 13, Esgrima 12, Vela 10, y así sucesivamente. Los deportes con menor número de medallas fueron Softbol y Beisbol: una cada uno.


Si un país desea ganar medallas olímpicas, resulta lógico concentrar esfuerzos en deportes donde se disputan en mayor número. Y, donde ostente además ventajas competitivas. También donde el esfuerzo económico sea menor en comparación a otros deportes. Es decir, requiere contar con una visión estratégica.


Observando el cuadro adjunto, en el último ciclo olímpico no necesariamente hemos apostado en esa orientación. Igual ha ocurrido con los ciclos anteriores. Se requiere para ello un trabajo coordinado entre Estado y Federaciones. Un gran problema que arrastramos desde siempre es la falta de una apuesta por un trabajo a largo plazo. El apoyo estatal se concentra más en el corto plazo, apostando por figuras que aparecen en un escenario desordenado y “espontáneo”. No como producto de un proceso con objetivos claros. Para crecer en verdad, es necesario apostar por un trabajo sostenido, priorizando esfuerzos y apostando por planes estratégicos federativos serios. Cada actor debe asumir su rol. Entender que existe un sistema. Dejar de querer hacerlo todo y al final no hacer nada. La principal labor del Estado es masificar, y luego acompañar los esfuerzos federativos para captar y formar los talentos deportivos. Contribuir al surgimiento de federaciones sólidas, capaces de lograr grandes triunfos deportivos en forma sostenida.


A través de mis últimas publicaciones, busco generar reflexiones que se traduzcan en propuestas y alternativas en el ámbito deportivo. En este caso, en lo que respecta a la alta competencia. Recordemos que en todas nuestras participaciones olímpicas hemos ganado una sola medalla de oro. Las debilidades de nuestro sistema ya las conocemos. El reto es encontrar propuestas serias que ayuden a superarlas. Ir más allá de la queja y el reclamo. La crítica debe ayudar a construir. Es aún tan pequeño nuestro sistema deportivo, que necesitará la suma de todas las buenas voluntades para salir adelante. París 2024 ya está muy cerca. Pero pensemos también en Los Ángeles 2028 y Brisbane 2032. Estoy seguro que hay peruanos y peruanas en todas nuestras regiones capaces de darnos grandes alegrías deportivas. Esperemos se pueda construir ese futuro deportivo.


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