Muchas veces se cae en el recurso fácil de condenar la migración sin ver la realidad y el drama que se esconde detrás de ella. Y tampoco sin ver las ventajas y aportes que puede brindar.
Un ejemplo de esto último se aprecia en el reportaje que les comparto de La República que da cuenta como algunos hermanos venezolanos están difundiendo la práctica del béisbol en Perú, creando clubes y academias en distritos populosos de la ciudad. Antes, la práctica de este deporte estaba circunscrita a determinados lugares. Hoy eso empieza a cambiar.
El béisbol nunca llegó a ser un deporte popular en Perú, como sí lo es en Venezuela y en varios países de Centro América y el Caribe, incluso más que el fútbol. Tener en cuenta que la Liga Mayor de Béisbol (EEUU-Canadá) es la 2da liga deportiva con mayores ingresos en el mundo (9.5 Billones de U$ en 2016), solo superada por la NFL (Fútbol americano). Y por encima de la Premier Ligue (5.3 Bill. U$), NBA (4.8 Bill. U$), entre otras.
Aquí nunca logró masificarse, a pesar que su práctica se remonta a inicios del S. XX. El historiador Basadre cuenta como esta disciplina se enseñaba en los colegios en 1910, junto a otros deportes. Llega al país también relacionada con otra migración: la japonesa. Asimismo, la Federación Peruana de Béisbol es una de las más antiguas: fue fundada en 1926.
Ahora, su práctica puede estar cambiando por la migración venezolana, que en forma espontánea comienza a difundirlo en todos los estratos sociales. A partir de ahí, las municipalidades pueden construir políticas deportivas locales, de la mano con el IPD y la Federación. Lo difícil para el Estado es poner en movimiento a la población: aquí ya hay una población que comienza a moverse, lo ideal es que el Estado aproveche esta oportunidad para hacer efectivo su fin de promover la actividad física y deportiva. Los campos más modernos de béisbol están en VMT, en el Complejo Mariscal Cáceres del IPD, remodelado para Lima 2019. Se podría aspirar a que, en centenario de la federación, el béisbol esté más enraizado en nuestra sociedad y pueda desarrollarse un gran campeonato conmemorativo.
Así como pueden existir malos elementos en toda sociedad, también están los que aportan y ayudan a crecer. Se debe reconocer este esfuerzo de los hermanos venezolanos de difundir el béisbol en el país, alejando a los niños y niñas de otras prácticas y actividades nocivas, tanto para ellos como para nuestra sociedad. Muchas gracias.
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