En la actual situación sin precedentes que venimos viviendo en todo el mundo a raíz de la pandemia del Covid-19, se viene produciendo un abundante y necesario debate sobre el papel que están desempeñando los diversos Estados para responder a sus múltiples consecuencias, pero a la vez existe una interesante discusión sobre el papel que específicamente vienen desempeñando los diversos gobiernos locales alrededor del mundo. En las siguientes líneas compartimos algunos sucesos y reflexiones al respecto.
El Contexto Europeo
En palabras de Agustí Fernández de Losada, Director del programa Ciudades Globales de CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs) durante las primeras semanas de la pandemia, los Estados son los que tomaron la rienda de la gestión de la crisis y asumieron diversas competencias en salud, cerraron fronteras y empezaron a gestionar el impacto económico desde una perspectiva macroeconómica, situación que produjo que durante un período se abriera un debate sobre si las ciudades habían quedado desmarcadas o descolocadas.
Sin embargo, este escenario de predominancia de las decisiones del Estado duró poco y actualmente el rol que juegan las ciudades está muy claro, debido a que son las ciudades (gobiernos locales) las que se encuentran en la primera línea de enfrentamiento al Covid-19 y vienen garantizado (seguramente cada una con diversos matices) el acceso a los servicios básicos y la movilidad; procuran atender a las personas más vulnerables y han reforzado las infraestructuras de salud; construyen alianzas con la sociedad civil, activando redes de solidaridad; con la ciencia, apoyando proyectos de investigación; y con el sector privado, reorientando la producción.
Asimismo, para James Tefft, economista principal del Centro de Inversiones de la FAO, los funcionarios de los gobiernos locales han ayudado a bancos de alimentos, cocinas comunitarias y a la agricultura de comunidad a responder a la gran demanda de alimentos.
El contexto latinoamericano
En la región, el Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (RIMISP) sostiene que los gobiernos locales se han vuelto un actor político relevante, ello debido a la presión impuesta al gobierno nacional, para forzar la adopción de medidas, principalmente de aislamiento social y suspensión de clases. En México como en Brasil (gobiernos federales y con presidentes negacionistas frente a la pandemia -uno mucho más que otro evidentemente-) diversas entidades locales se anticiparon a las decisiones de los gobiernos de López Obrador y Jair Bolsonaro, decretando cuarentenas, aislamientos obligatorios, toques de queda, suspensión de clases, instalación de controles sanitarios y restricciones de acceso a zonas determinadas.
En Colombia, Ecuador y Chile, los gobiernos subnacionales han optado por ejercer presión sobre sus autoridades nacionales para solicitar que se decreten diversas medidas, lo que en varias ocasiones se ha traducido en tensión y enfrentamiento. Específicamente en Colombia, la respuesta del presidente Iván Duque ante la pandemia se dio de forma paulatina y presionada por las decisiones de las autoridades locales, en especial de la alcaldesa de Bogotá (en la capital colombiana se decidió iniciar la cuarentena antes que la decretara el gobierno central).
En el caso de Chile, fueron los jefes comunales quienes comenzaron a suspender las clases presenciales en colegios y exigieron al gobierno extender la medida a nivel nacional, así como en un ambiente de tensión y desacuerdo con el gobierno, también vienen exigiendo a los malls restringir su funcionamiento. Hace un mes atrás, más de cincuenta alcaldes firmaron una carta en donde se muestra inconformidad a la insuficiente y tardía respuesta de las autoridades del gobierno central a las múltiples problemáticas sanitarias, económicas y sociales, exigían romper con el hermetismo y secretismo del Ministerio de Salud y solicitaban que se comparta con el sistema de salud primaria municipal toda la información para colaborar en la fiscalización del aislamiento y la cuarentena.
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