Justificación
Nos enfrentaremos a una crisis global y seguro con grandes problemas post COVID 19. Hacemos este planteamiento en un momento de inseguridad, de incertidumbre. Esta pandemia nos ha demostrado lo vulnerable que somos y:
Que el mundo no está preparado para para una enfermedad global como la que vivimos.
Que en este examen para la humanidad salimos jalados.
Que debemos mejorar sobre todo nuestro sistema sanitario (médicos, enfermeras e instalaciones médicas).
Que debemos trabajar por una seguridad y autonomía alimentaria.
Que los alimentos cotidianos, que llamamos pan llevar, son la base de nuestra subsistencia.
Que nuestros héroes olvidados, aparte de los médicos, policías, ejercito, personal limpieza, vendedor de productos comestibles y cajeros de mercados de abastos, son LOS PEQUEÑOS AGRICULTORES.
Entre otras enseñanzas…
Pensamos también que uno de los motivos por el cual las personas siguen saliendo es la necesidad de abastecerse de alimentos y más las poblaciones con menos recursos. La experiencia de vida en los años que trabajamos para el Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (PRONAA), bajo el liderazgo del Ing. Rodolfo Muñante (1993 – 1997), nos lleva a plantear algunas alternativas de cómo enfrentar y apoyar de alguna manera estos momentos de crisis nacional.
Un poco de historia (1993-1997)
Al inicio del año 1990 el país atravesó una crisis económica que hizo que se multiplicaran los comedores populares en el país y de manera particular en Lima Metropolitana. Para el año 1993 existían un aproximado de 5,000 comedores populares en Lima Metropolitana agrupados principalmente en Autogestionarios y Clubes de Madre.
Los comedores autogestionarios se agrupaban en una organización social con mucha fuerza política por esos años, la Federación de Comedores Autogestionarios. El Programa Nacional del Asistencia Alimentaria (PRONAA) tenía por función atender los comedores populares.
Recuerdo el año 1993, cuando el Ing. Rodolfo Muñante Sangineti convoca a un número de profesionales jóvenes para que lo apoyemos en la gestión del PRONAA, una institución caótica, desordenada, sin sistemas de control con ineficiencias. Por esos años asistimos con el Ing. Muñante a una distribución de alimentos en Puente Piedra: distribución en un parque, convocatoria con megáfonos, camiones, camionetas y motos impedían el tránsito, colas interminables donde se “colaban” de todo, no sabíamos si se entregaba de verdad a madres de los comedores, si sobraban alimentos estos no regresaban a los almacenes del PRONAA, en una sola frase esto se llamaba CAOS.
Soluciones
Teníamos el problema y contábamos con las herramientas científicas, por esos años recién se conocía los Sistemas de Información Geográfica, no teníamos los medios económicos, pero si las ganas de transformar ese desorden en orden y sobre todo teníamos el apoyo del Ing. Muñante una profesional a carta cabal que nos daba la confianza para poder hacer lo que fuera necesario para poner fin a este caos.
Iniciamos ubicando el hilo de la madeja de ese desorden, EL PADRÓN de comedores. Mediante un CENSO DE COMEDORES ubicamos con alfileres de colores, en un gran mapa mural de Lima Metropolitana, cada uno de los casi 5,000 comedores. Para este censo contamos con el apoyo de 270 estudiantes que en un lapso de dos meses y medio recorrieron cada barrio de Lima. Parte de estos estudiantes ubicaban en el mapa los comedores que encontrábamos en el día. Definimos claramente las principales zonas de Lima: Centro, Este, Oeste, Sur y Norte. Luego agrupamos comedores en función a su concentración formando aproximadamente 179 grupos, dentro de cada grupo de comedores identificamos uno que reúna las condiciones de accesibilidad, nivel de organización, condiciones de infraestructura, facilidad de llegar a él y lo denominamos CENTRO DE ACOPIO.
Luego establecimos RUTAS DE DISTRIBUCIÓN que unan esos centros de acopio para contar luego con Rutas por cada uno de los conos, de esa manera podíamos hacer programas de distribución y sobre todo orden en la misma, ya no se convocaba por medio de perifoneo sino por convocatoria a través de los centros de acopio. Esto se acompañó con mejoras en las condiciones de almacenamiento: balanzas, control de stock, control de calidad, personal de estiba, maquinaria de estiba, programas de limpieza y desratización en otras palabras ORDEN.
Demostramos que cuando se quiere hacer las cosas bien, no hay nada que lo pueda impedir; si se tiene la adecuada dirección, el personal comprometido, los medios tecnológicos y sobre todo las ganas de trascender.
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