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Paskal Vandenbussche / Construyendo relaciones y confianza (1 de 4)

Construir relaciones para contribuir y contribuir para construir confianza


Hace unos días, escuché con mucho interés el seminario “Reimaginando Capitalismo: Generando Bienestar y Confianza”


Después de la muy interesante exposición sobre el Capitalismo Consciente, se inició una ronda de preguntas con reflexiones interesantes relacionadas con el rol del empresariado en el actual contexto nacional.


El capital consciente es un enfoque empresarial que busca la creación de valor y bienestar de los grupos de interés. Pareciera que el capitalismo consciente toma más fuerza a partir de la pandemia. Rebecca M. Henderson, profesora de Harvard Business School, Indica en su artículo Reimagining Capitalism in the Shadow of the Pandemic:


“El capitalismo es uno de los grandes inventos de la raza humana, una fuente inigualable de prosperidad, oportunidades e innovación. Si bien, el libre mercado es una fuente inigualable de prosperidad y libertad, el libre mercado solo puede llevarnos a donde tenemos que ir si las externalidades, como la contaminación de carbono, tienen un precio adecuado, si existe una verdadera libertad de oportunidades y si las reglas del juego son tales que la competencia es libre y justa. Los mercados, no se controlan a sí mismos, deben estar equilibrados por gobiernos transparentes, capaces y democráticamente responsables. …


“Hoy, en gran parte, debido al aumento de la primacía de los accionistas, al creciente papel del dinero en la política y al ataque sistemático al gobierno como una institución necesaria o eficaz, ese equilibrio está prácticamente ausente. Ahora, más que nunca, creo que las empresas no solo tienen el deber moral de contribuir a la salud de las instituciones que mantienen fuerte a nuestra sociedad y a nuestro capitalismo (realmente libre y justo), sino también tienen un interés económico en hacerlo. Necesitamos reconstruir nuestra democracia, fortalecer nuestra conversación pública para que, se base firmemente en los hechos y el respeto mutuo; comprometernos con todo lo que tenemos a construir una sociedad inclusiva para todo el mundo y encontrar la manera de redescubrir la importancia de un gobierno democráticamente responsable, capaz y receptivo” (Henderson, 2020).


Aunque durante la descripción y explicación del movimiento del capital consciente se hizo referencia a diferentes datos, experiencias y comentarios internacionales, al momento de analizar la situación nacional por las panelistas pareciera que se había reducido a una dicotomía entre: “nosotros verso ellos” y “capitalismo vs estado”. Esta dicotomía a veces generaba la sensación de falta de autocrítica o por lo menos introspección. También genera el riesgo que se realiza un análisis demasiado simplificado del sistema sociopolítico y económico; y subsecuentemente la generación de propuestas de soluciones lineales a problemas complejos y sistémicos. Aunque no es sorprendente de escuchar el narrativo de ‘blanco o negro’ o ‘en favor o en contra’; en mi percepción, el Capitalismo Consciente se basa, en la importancia de la participación de los diferentes grupos de interés para promover una sociedad libre y justa, basado en el concepto de ‘trabajar con’ los otros.


Esta idea de ‘trabajo con’, de cooperación y colaboración es algo recurrente en la literatura. Peter Senge, reconocido por sus aportes en aprendizaje y desarrollo organizacional, en el prefacio del libro, de Adam Kahane, Cómo resolver problemas complejos: una manera abierta de hablar, escuchar y crear nuevas realidades indica: “Cada vez con más frecuencia nos enfrentamos a asuntos para los cuales es inadecuada la autoridad jerárquica. Por sí solo, ningún director ejecutivo puede transformar la habilidad innovadora de una compañía o crear una cultura basada en valores.


El presidente de ningún país puede, por sí solo, resolver los inextricables atascos políticos que se atraviesan en el camino del desarrollo nacional. Es penosamente obvio que, incluso los líderes políticos e instituciones globales más poderosos son impotentes, frente a temas como el cambio climático o la creciente brecha entre ricos y pobres que, si se descuidan, socavarán el futuro que dejemos a las próximas generaciones.” (Kahane, 2005, p. 9).


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