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Paskal Vandenbussche / Cambio Social y RSE (1 de 3)


La pandemia mundial generada por el covid-19, al igual la muerte de George Floyd en manos de tres policías en EEUU -un ejemplo del racismo sistémico en la sociedad norte americana- han puesto en evidencia que existen problemas sociales, económicos, culturales muy complejos que no están siendo abordados, o al menos no de la forma adecuada. Estos eventos y otros nos deben hacer reflexionar acerca de que permanecer en un estado de status quo ya no es una opción, y lo indica Paul Schmitz en “Scenario Thinking for an Unpredictable Year: Status Quo is Not an Option”.(Schmitz 2020). Hoy vivimos un tiempo de mucha incertidumbre y cambios, en donde diferentes actores plantean propuestas que hacen frente a los nuevos cambios sociales. En ese sentido, resulta importante mencionar lo recientemente dicho por Mark Kramer, Cofundador y Director de FSG: “Es difícil encontrar empresas exitosas en sociedades fracasadas, y de igual forma, no habrá una sociedad exitosa y saludable sin negocios fuertes y competitivos.” Las empresas, entonces, son un parte integral, tal como los gobiernos, para generar sociedades saludables y exitosas.


La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) ha sido una las formas más reconocidas de como las empresas pueden generar un impacto positivo a nivel ambiental, social, y gobernanza (ESG). La intención de este artículo no es analizar las propuestas de RSE o los cambios sociales que algunos desean lograr con sus acciones, más bien, busca generar una reflexión acerca de los aciertos y desaciertos que trae la implementación de la RSE en el logro de cambios sociales que se podrían considerar necesarios en estos tiempos de turbulencia. Quien me conoce sabe que los últimos años de mi carrera profesional han estado dedicados a la promoción de la RSE, sin embargo, soy de la opinión que ahora es momento de revisar lo que estamos haciendo, y reflexionar acerca de que mejoras se tienen que incorporar o que otras formas podrían contribuir a generar los cambios sociales sistémicos que se requieren.


Muchos de estos cambios sociales están relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sin embargo, existen muchas preguntas académicas y prácticas acerca de quiénes pueden contribuir y cómo hacerlo de forma activa para lograr los deseados cambios. En este punto surge una de las primeras disyuntivas, ya que mientras que, para una parte de la sociedad, las empresas, a través de acciones de RSE deben llenar el vacío que el Estado y la sociedad civil pueden dejar, para otros esto no es una función de las empresas, al menos no de forma exclusiva.


No es sorprendente entonces ver que existen diversos Estados que han promovido la implementación de la RSE, a través del ‘soft-law’, con la cual promueven que las empresas voluntariamente implementan prácticas y acciones de RSE, o a través de ‘hard law’, exigiendo al sector privado implementar acciones de RSE para dar cumplimiento a las normas nacionales. Por ejemplo, en el año 2011, la Unión Europea invitó a sus Estados Miembros a desarrollar o mejorar sus planes o acciones prioritarias para promover la Responsabilidad Social Empresarial. En este sentido, la Unión Europea publicó, en el año 2014, un compendio de las acciones de sus países miembros, donde se puede constatar tanto las acciones ‘soft’, como son las campañas de sensibilización, así como las exigencias legales ‘hard’ para las empresas de los diversos países miembros. Sin embargo, también existen casos como el de India, en el que, durante el año 2013, obligó a sus empresas a invertir el 2% de sus ganancias en acciones de Responsabilidad Social Empresarial. Según el último estudio de Carrots & Sticks, investigación realizada por KPMG International, GRI, United Nations Environment Programme (UNEP) y The Centre for Corporate Governance in Africa (University of Stellenbosch Business School), en el año 2016, un total de 64 países (de un total de 71 países revisados) tenían en conjunto 383 instrumentos para elaborar reportes de sostenibilidad, de los cuales 248 (65%) eran mandatorios y solo 135 (35%) eran voluntarios. Es claro entonces que los Estados están mostrando un creciente interés en promover la implementación de acciones de Responsabilidad Social Empresarial, ya sea a través del ‘soft’ y/o ‘hard law’.




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