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Pablo Secada / Salvo el poder, todo es ilusión


Nos enseñaron y hasta enseñé economía publica, es decir, cuándo el estado interviene en la economía y cuáles son los límites de su intervención. No es física. Es una ciencia social. El objeto de estudio es la agregación de preferencias que Arrow sostiene que es imposible.


El método científico es difícil de aplicar. La evaluación de impacto se acerca. Una rama de ella, recién reconocida con el Nobel, lo hace, pero no se puede generalizar. Esos jirones de conocimiento son nuestra “ciencia social”.


Vi cuando se diseñaban y adoptaban las reformas. Trabajé promoviéndolas la mayor parte de mi carrera, así como intentando ayudar a varios ministros y gobernadores regionales.


No avanzamos porque no tenemos instituciones. Porque no podemos con mafias y privilegios. Hicimos muchas estrategias y aún más propuestas. Casi nada funcionó. Por eso casi no se hicieron reformas salvo en 1990-94, y solo fueron económicas. Un dictador y un narco diseñaron las instituciones que les convenían, y luego las intervinieron.


La ideología es una traba secundaria. Les presento el famoso, en el IPE al menos, gráfico del caracol. Muestra qué pasó con todos los sectores de la industria en 1979-99. Algunos implosionaron. Otros explotaron. La industria tenía la misma importancia economía veinte años después. Pero era otra industria. No era la subsidiada, que sustituyó importaciones. Velasco generó una industria artificial, quitándole a los consumidores para darle a un puñado de “industriales”.


Discrepo con que eso sea progre o revolucionario. Es una bajeza que nos digan mercas. Liberal es antónimo de merca. Me he pasado mi carrera profesional quitándole o tratándole de quitar privilegios a mafias y mercas. Acaban de enterarse con la ley de promoción agraria que no es fácil. Bienvenidos al mundo real. Eso les pasa por prepotentes. Algunos asesores legislativos advirtieron lo que iba a pasar y no escucharon. Estaban haciendo de líderes sindicales contra la Constitución, la ley y la realidad: tres de cinco trabajadores agroindustriales de la costa son informales, los formales ganan 85% más en promedio.


Por la pandemia llegaron 200 mil informales a la agroindustria. ¿Fueron porque son zonzos o porque creían que hasta en la informalidad iban a vivir mejor? Lamento que no podamos cooperar. No se puede con la inmoralidad y la mentira.


La precariedad institucional, las mafias y los mercas son los problemas. Y los sesgos de personas que no les importan “minucias” para llegar al poder. Como decir que los agroindustriales son gamonales del XIX. Proponer una ley que haría perder decenas de miles de empleos formales y podar miles de hectáreas.


Una en la que ya no se ganaría dinero, para luego discutir la tasa de renta. Es un hecho que puedo cooperar con la izquierda. Es otro que no se enteran. Les ofrecimos todo y dimos lo que aceptaron, pero cometieron una lista larga de errores en lo que Castañeda se preparaba para regresar. Es un hecho que polarizan. Y es un hecho que les vale la realidad.


Ya hicieron su revolución. Y fue un fracaso. No se corrige un horror con otro. Son los hijos y alumnos de los de la “revolución” pasada. No han aprendido. Cambiaron de caras nomás. No han leído. No tienen experiencia. Mienten y polarizan. No les importa el costo social de llegar. Volverán a tratar de arruinar a cientos de miles de trabajadores agroindustriales porque no saben hacer un modelo financiero, ni les interesa.


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