Orgulloso de nacer en el maravilloso Puerto Bravo, que grandes personajes ilustres al mundo le ha otorgado.
Donde el trabajo Portuario, Agrícola, Pesquero, con Obreros, Empleados, Profesionales y Artesanos sigue siendo digno de admiración pues todo lo hacen a base de esfuerzo y pasión.
Donde el deporte y sus distintas disciplinas son nuestro legado, así como de artistas e historiadores que de su tierra se han enamorado.
Donde barrios podrían enfrentarse como eternos rivales, pero que tarde o temprano unidos como hermanos se vuelven una fuerza imparable.
Con gente que busca conquistar el extranjero, para otorgar oportunidades a los suyos, aunque por hacerlo no encuentren consuelo.
Con personajes tan resaltantes como de películas, de características espectaculares que los hacen a cada uno incomparables.
De acontecimientos legendarios, de mitos extraños, de historias sin iguales, que las conocen las generaciones actuales.
En la mar los clavados, costillasos y carpasos practicados desde niños como parte de un ritual sagrado para ser parte de aquellos llamados CIMACHOS.
Lugares turísticos, hermosas playas y caletas, de las cuales disfrutar como si fuera realmente de otro planeta.
Qué orgullo decir soy de Mollendo, estemos donde estemos y aún más hermoso seguirlo repitiendo hasta que nos falte el aliento.
Contar que un ceviche con perol o un chiflay son parte de nuestra fuerza vital, solo para hacer a otros antojar.
Que las Lomas, la Cruz de Fierro, Tintayani, la Aguadia, Catarindo y las Lagunas de Mejía son lugares que para un mollendino visitar es inevitable.
Como no estar enamorado de este Puerto Bravo, que con solo un tallarín de miel, un lulo o un queso helado no quedaras satisfecho, pero si fascinado; que chollonquiar es ya un deporte al cual admirar, como el ver a un chungungo nadar y sonreír viéndolo oliéndo la brisa del mar.
Y de la arquitectura como no resaltar si cada casa de madera pareciera que de un cuento saliera. Y donde un Castillo próximo a restaurar es nuestro más grande atractivo por cuidar.
Podría seguir por horas con este relato y me faltaría aún mucho por contar, pero creo que estas líneas están bien solo para comenzar.
Solo me queda agradecer a mis padres por hacerme nacer en este precioso lugar donde aprendí a enfrentar la vida de una forma particular, con esfuerzo y determinación, con disciplina y pasión.
Y para terminar estas líneas muy emocionado te deseo un Feliz 151 aniversario, mi precioso Mollendo adorado.
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