top of page
Foto del escritorAnálisis Efectivo

Miguel Dávila / Destrabe AHORA (4 de 6)


A. La problemática social

Las obras paralizadas no solo representan un problema económico, conllevan un problema claramente social, promesas incumplidas, servicios públicos postergados, frustraciones, levantamiento de la población reclamando atenciones, entre otros.


Se ha verificado que existen múltiples ejemplos de proyectos paralizados (“trabados”), por problemas que rastreando sus orígenes, recaen en gran parte en temas relacionados con la población de la zona de influencia de la intervención, que percibe que el proyecto no lo beneficia como ellos esperan (Saneamiento físico legal de tierras para proyectos como Majes-Siguas / Chavimochic entre otros), o incluso colisionan con sus propias actividades sociales y/o económicas, necesidad de casa habitación, autoempleo, entre otras.


Todas estas intervenciones deben, sobre todo favorecer a las poblaciones vecinas a las operaciones, pero mientras se desarrollan parecen o atraen la percepción de no tenerlas en cuenta e incluso que estas les van a afectar. No se han realizado acciones de sociabilización del proyecto entre ellos, resaltando los impactos benéficos del mismo, como la generación de empleo y el impulso a un mercado local de los bienes y servicios que demanda la empresa operadora del proyecto, sus contratistas.


Actualmente muchas empresas operadoras vía APP, de propia voluntad, impulsan programas de apoyo a las comunidades en varios aspectos, empleándolos, canalizando sus productos e incluso generando valor a través de la capacitación técnico- productiva; sin embargo, existen también un conjunto de impactos que los proyectos en operación debe manejar, por ejemplo: el desarrollo de expectativas desmesuradas entre las comunidades sobre los beneficios que les puede proporcionar un proyecto específico, la aparición de conflictos por diferencias culturales con el personal de empresas operadoras en la zona, sus clientes y proveedores, entre otros. Todas ellas posibles de ser solucionadas con una buena estrategia comunicacional.


En seguimiento a ello, el principal objetivo comunicacional debe ser propender el impulso de los impactos positivos entre la población beneficiaria y el manejo de los impactos negativos de los proyectos sobre las comunidades afectadas, permitiendo de esta manera el desarrollo de relaciones armoniosas entre empresas operadoras y poblaciones; por tanto, facilitando la implementación de los proyectos que se propongan y adelantando la inversión y beneficios esperados como país. La estrategia para ello, podría iniciar con:


Creación de Ventajas Estratégicas: proyectos con una buena reputación social que no encuentran oposición a la hora de implementarse. Esto viene cobrando mucha importancia. Establecer guías para contratistas a quienes se les demande que manejen adecuadamente sus relaciones con las comunidades y que en la medida de lo posible ayuden a mejorar sus condiciones de vida.


Logro de objetivos tales como la Misión de Responsabilidad Social: de la empresa operadora, el cumplimiento del cronograma de actividades, el mejoramiento de las relaciones sociales y económicas con su entorno (muchas empresas operadoras compran sus provisiones alimenticias fuera de su zona de influencia, cuando los habitantes de la zona cuentan con oferta de productos de calidad).


La percepción de desarrollo y moral de la población y la disponibilidad efectiva de bienes y servicios de calidad pueden lograrse mediante buenas relaciones comunitarias. Una adecuada estrategia de comunicación puede ahorrar tiempo en el proceso de diálogo y concertación para el ingreso de un proyecto/inversión a un territorio. Siendo un potencial muy grande que los trabajadores y proveedores, sean originarios de la misma zona, las buenas prácticas comunitarias tienden a mejorar la relación con la misma población.



5 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Opmerkingen


bottom of page