Propuesta entregada al Gobierno por el Grupo “Partido Verde” el 27 de abril 2020.
El contexto: internacional y por contagio, nacional
David Beasley, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, aseguró en la sesión virtual del Consejo de Seguridad de la ONU que el impacto económico provocado por la pandemia del coronavirus puede provocar una hambruna generalizada "de proporciones bíblicas" en el mundo. [1]
“Estamos hablando de condiciones extremas, estado de emergencia, personas que literalmente marchan al borde de la inanición. Si no llevamos comida, la gente morirá […] Esto es más que una pandemia... Estamos al borde de una pandemia de hambre. Esta es una catástrofe humanitaria y alimentaria".
"Con el COVID-19, quiero enfatizar que no sólo nos estamos enfrentando una pandemia mundial de salud sino también una catástrofe humanitaria global. Millones de civiles que viven en naciones afectadas por conflictos, incluidas muchas mujeres y niños, se enfrentan a ser empujados al borde del hambre, con el espectro de la hambruna como una posibilidad muy real y peligrosa. Debido al Coronavirus, otros 130 millones de personas podrían estar al borde de la inanición a finales de 2020".
El problema, ¿social o alimenticio?
Las migraciones masivas que estamos observando estos últimos días en las noticias nacionales, ¿Son gente de provincias que no tiene dónde vivir en Lima?, o ¿Es gente que ahora se quiere regresar porque se siente más segura en la tierra que dejaron para venir a Lima?
Por lo que manifiestan ellos mismos y por lo que podemos observar, son personas que no tienen ingresos ahora, ni los tendrán en meses próximos, grupos de dependientes, informales e incluso ambulantes, viajeros ocasionales, visitantes o personas que estiman que en su tierra por lo menos tendrán alimentos; es notorio que se van sólo con lo que tienen puesto y una mochila, poniendo en riesgo incluso su vida, y dispuestos a caminar distancias de más de 400Km, con sus niños a cuestas.
La oportunidad de la política pública
Se ha iniciado un regreso masivo al interior del país, que cambiará de dirección cuando la capital se recupere. Es más que obvio, regresarán, el centralismo los obligará, pero hoy es una excelente oportunidad para trabajar “al revés”: de adentro para afuera y de abajo hacia arriba, políticas de bottom-up, darles oportunidades económicas en sus propias tierras.
Esta nueva extensión de la cuarentena hasta el 10 de mayo, nos deja muy cerca de la primera meseta del COVID19, que se prevé logre su punto de inflexión hacia el 8 o 9 de mayo. Es un hecho que las declaraciones del Presidente acerca de la salida de la cuarentena “será paulatina”, implica que muchos de nosotros continúen en aislamiento luego de esa fecha, máxime cuando se toma en cuenta que el COVID19, ha iniciado sus contagios de manera diferenciada en muchas regiones. Lima la primera región en registrar contagios y muertes, lo hizo hace más de un mes y medio; mientras que regiones como MADRE DE DIOS, MOQUEGUA, PUNO y TACNA, apenas inician la evolución con sus primeros casos. Esto sin duda sumará a la decisión de seguir con el proceso de aislamiento, fronteras cerradas, regionales y nacionales, por al menos los siguientes 20 a 60 días, diferenciados por regiones.
Ante este sombrío panorama, la prioridad 1, es la distribución de alimentos a precios populares en Lima y mayores ciudades del país; este proceso es urgente, la cuerda está demasiado tensa, y puede tornarse en caldo de cultivo de conflictos sociales. Ayuda también, mucho, a descongestionar los mercados, focos de contagio actuales.
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