En los últimos meses, debo haber estado en unas dos docenas de reuniones donde el tema central fue la discusión sobre la recesión latinoamericana y la de nuestro país en particular, y claro las cifras que se están manejando tiene dos cifras ya. Aunque en estas reuniones hubo entendidos en el tema, la gran mayoría no sabía cómo es que se realiza el cálculo del PBI y por tanto tampoco sobre su crecimiento o recesión. Pretendo en este texto, explicar de forma didáctica este cálculo, haciendo un símil a como cualquiera de nosotros maneja la economía familiar.
Primero, el crecimiento no es más que la diferencia (resta) entre el PBI actual (Ingreso de todos dentro del país), con respecto al PBI de hace un año; es decir, es como si cualquiera de nosotros comparáramos, lo que ganamos este año con respecto al anterior. Muchos ya habrán hecho su cálculo y observado que en algunos casos ganaron más (eso es crecimiento), o en otros casos ganaron menos (eso es recesión).
Segundo, ¿qué es el PBI?. Es el llamado Producto Bruto Interno, o para simplificar: lo que el país generó como Ingresos durante todo un año, casi igual a si ustedes sumen todos sus ingresos del año.
Tercero, para su aproximación se utilizan diversos modelos de la realidad, siendo el siguiente el típico modelo macreconómico con el que se puede explicar el PBI: Y = C + I +G +X -M, que no es más que el PBI o Ingreso Agregado es igual a: Consumo más Inversión más Gasto de Gobierno más Exportaciones menos Importaciones.
Cuarto: Debemos tener en cuenta que, en cualquier país, el ESTADO es el mayor empleador, contratante y comprador, por ello cualquier baja en el Gasto o inversión del ESTADO, tiene un impacto directo sobre el consumo privado (la C de la ecuación). La cuarentena o aislamiento social de los últimos meses causo una frenada en golpe de ese gasto de inversión del Estado, al igual que de los privados, lo que produjo un efecto nefasto en el empleo, y por tanto, en los ingresos de las familias.
Ahora, si las familias tenemos menos ingresos, obligadamente consumiremos menos; esto es lo común en estos días, el consumo se ha contraído, sólo manteniéndose aquel relacionado a la salud y alimentación; es decir, que todos consumimos menos que antes de la pandemia, tenemos menos plata en el bolsillo. Por tanto, este año hay una clara caída en el Consumo, en la C de la ecuación.
Quinto, todos en nuestra economía familiar sabemos que, luego de haber consumido, esa platita que nos “sobra”, queda como ahorro, y por definición económica, ese ahorro se puede consumir o invertir; ¿entonces Uds. qué consideran?, si sus ingresos de este año y por tanto su consumo no es el que creían, ¿habrán podido ahorrar?, la respuesta es un contundente NO. Peor aún, si introducimos el concepto de las llamadas EXPECTATIVAS, que ante un panorama incierto, obviamente empeoran, frenando aún más el consumo y la inversión. Por tanto, este año hay también una clara caída en la Inversión, en la I de la ecuación.
Sexto, si me han seguido hasta este punto, podrán verificar que las principales variables que explican el PBI han caído o se han frenado este año, ¿entonces? Veamos las restantes dos variables: las exportaciones y las importaciones, la suma de ambas es la llamada balanza comercial, que básicamente se ha contraído con respecto a años anteriores, debido al cierre de las fronteras y el frenazo del comercio mundial en el segundo trimestre del año.
Sétimo, analicemos qué está ocurriendo con el Gasto de Gobierno (la G de la ecuación), hoy se sabe que nuestro país, al igual que todo Latinoamérica está realizando ingentes esfuerzos para inyectar recursos (dinero) en la economía, a través de bonos, programas de trabajo temporal, proyectos de inversión, obras, otros. Esto es lo que se llama Gasto de Gobierno, la G de la ecuación que, ante el panorama ante el consumo y la inversión, responde para que la economía pueda amortiguar la caída. El problema de esta variable es su sostenibilidad; si es que sus recursos vienen de recursos fiscales (recaudación de impuestos), o de deuda externa. Si el caso es que financiamos con deuda, sólo recordemos cómo nos va a nosotros cuando usamos nuestra tarjeta de crédito en momentos de falta de liquidez, tenemos una solución temporal, pero sin duda las cuotas de pago comprometidas nos complicarán n los meses posteriores.
CONCLUSIÓN FINAL: El Banco Mundial nos recuerda que el nivel de deuda en Latinoamérica en 2007 era de 48%, mientras que ahora es de 62% en promedio, y las acreencias externas han pasado de 40% a 55% en este periodo. Las condiciones fiscales ahora son peores que las de antes de la crisis de 2008, por lo que será más difícil para los países tener lo necesario para superar la crisis. Esta institución apunta que se espera una caída de 5,2% para el PIB internacional y un incremento de 4,2% en el 2021, siendo que se espera una contracción en Latinoamérica y el Caribe de 7,2% para 2020, el mayor desplome entre todas las regiones en desarrollo y, en el mundo.
RECOMENDACIÓN: El ESTADO en su rol promotor, debe centrar sus acciones en fomentar mayor inversión pública y privada (más que sólo gasto, inyecta trabajo en la economía), intervenir en la G y la I de la ecuación (variables que el ESTADO puede manejar) y remontar los resultados que se muestran a la fecha, herramientas para ello hay y los diversos sectores las conocen, sólo es cuestión de voluntad y decisión. Extremar las medidas técnicas de protocolos puede salvaguardar las responsabilidades de los diversos actores del Gobierno, pero le juega en contra a las empresas que quieren respirar, no las ahoguemos en el último tramo.
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