Hace unas horas llegué a la estación de servicio que regularmente utilizo para cargar de gasolina el vehículo en el que me transporto en el estado de Texas en los Estados Unidos, y justo al introducir la tarjeta en el abastecedor de gasolina para hacer el pago correspondiente una serendipia me arropo cálidamente por medio de la música. Me cegó instantáneamente al sonido de los automóviles y al murmullo de las múltiples personas que pasaban al lado. Empecé a entonar en voz baja “Otro día de verano ha llegado y se ha ido en París y Roma, pero quiero volver a casa. Tal vez rodeado de un millón de personas, Todavía me siento solo, quiero ir a casa Oh, te extraño, sabes”. Y no pude dejar de sentir melancolía. Es válido supongo de vez en vez tener melancolía de las cosas; Un arrebato al profundo corazón nos hace recordar lo fuertes y débiles que somos como ser humanos por momentos.
Al repostar veía pasar el tiempo como en cámara lenta, las personas se movían con lentitud y no eran tan expresivas como en otros tiempos. Las conversaciones aún y cuando no lograba entenderlas del todo en la distancia se daban en tonos bajos casi al límite del susurro podría decirse. Sin embargo, seguía en mi mente aquella maravillosa canción escrita por Buble/Chang/Foster, “He estado guardando todas las cartas que te escribí, estoy bien nena, ¿Cómo estás? Bueno, las enviaría, pero sé que no es suficiente, mis palabras son frías y planas, y tú te mereces más que eso”. “Me siento como si estuviera viviendo la vida de otra persona, es como si acabara de salir cuando todo iba bien, y sé por qué no pudiste venir conmigo porque este no era tu sueño, pero siempre creíste en mí”, en ese instante acertaba a darme cuenta que era lo que estaba pasando.
Me encontraba pagando en aquel preciso momento la gasolina a un precio de $4.79 dólares americanos por galón (4.54 litros), y ahí figuraba el motivo de aquel ensordecedor silencio en la estación de servicio. Hace poco menos de un año, el precio del galón en la misma estación de servicio era de $2.86 dólares. En poco menos de 365 días ha tenido un aumento del 60%, algo escandaloso y preocupante.
Sin embargo, no logro comprender aun en este momento como en el mismo día que esto sucedía (datos al 20 de junio de 2022), el precio del galón de gasolina en Bolivia era de $2.059 Dlls (57.01% más barato), en Colombia $2.309 Dlls (51.79% más barato), en Ecuador $2.551 Dlls (46.74% más barato), en Argentina $3.944 Dlls (17.66% más barato), en México $4.399 Dlls (08.16% más barato), y por otra parte en Guatemala el costo llegaba a los $5.36 Dlls (11.89% más caro), el segundo lugar lo ocupaba el Perú con un precio de $6.31 Dlls (31.73% más caro) y el mayor precio de la región lo tenía en aquel momento Belice, con un precio de $6.67 Dólares (39.24% más caro) por galón.
Y no pude ponerme más melancólico, y pensar que aun y cuando el presidente Castillo eliminó temporalmente en decreto presidencial (abril 2022) uno de los impuestos a la gasolina no deja de ser observable el hecho que en el Perú al comprar un galón de gasolina se pagan tres impuestos, 1.- Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) – que es un monto fijo, depende del tipo de combustible y es por galón 10% en el caso de gasolina y 20% en caso de diesel, 2.- 8% de impuesto al rodaje, y 3.- Impuesto General a las Ventas (IGV), que es el 18%.
Es concluyente, 10% de Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), más el 8% de impuesto al rodaje, más 18% de Impuesto General de Ventas.
Terminé de hacer el pago, y sentado de nuevo en el automóvil solo pude entonar “He estado guardando todas las cartas que te escribí, estoy bien mi Perú, ¿Cómo estás? Bueno, las enviaría, pero sé que no es suficiente, mis palabras son frías y planas, y tú te mereces algo más que eso”
Entendió el que entendió.
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