Cuando el sistema actual de alerta mundial junto al miedo recurrente de contagio del Covid-19, se confunde con la desesperación legitima de cada una de las personas por mantener su salud, y donde las noticias falsas alimentan los entramados ocultos de la conspiración mundial que vendrá sobre nosotros (según afirman los expertos), el mundo de los negocios emplea su máscara más aterradora, toma seis pies de distancia en el cumplimiento de algunas regulaciones y procura abrir sus puertas al 100%. El argumento: Recuperar las ganancias perdidas, la plusvalía de la acción ha disminuido en los últimos 5 meses y debemos monetizarla de inmediato, las metas comerciales no se han cumplido (para algunos), suelen ser las más elaboradas construcciones de ingeniería financiera y comercial. No da para más el sesudo argumento.
Sin embargo, en esta disparidad de contenidos, evidencias y acciones asintomática que diariamente nos bombardean, vemos como algunos negocios han incrementado las ganancias, principalmente con la especulación de la comida rápida.
Pero me detengo estimado lector en la siguiente reflexión: ¿Realmente los establecimientos comerciales de comida rápida como hamburguesas, papas fritas o ensaladas que han incrementado sus ventas por los modelos de ordenes por Web, APP y Pick Up, ¿están siendo honestos con sus consumidores? ¿No será acaso una farsa y fachada de simple ambición económica? alimentada alarmantemente por la contingencia de salud pública. Por ejemplo, ¿Cómo sustenta una cadena de ensaladas que cuenta con presencia en más de 7 estados de la Unión Americana, y que es representada por más de medio centenar de establecimiento que expiden “productos saludables”, la corrosión en la salud interna de la organización pues esta no es lógica con la más elemental línea de sus propios principios de misión y visión? Es decir, le dicen al consumidor que vende VERDE, pero está podrido por dentro la organización.
Los alimentos, Verdes y Sanos se posicionan como una vertiente especulativa dentro de los mercados de comida rápida en los Estados Unidos, especialmente es lo que refleja el caso de estudio que próximamente presentaremos en esta colaboración, y que revela en su informe final, después de algunos meses de trabajo de investigación como desde el mismo corazón y las vísceras de dichos establecimientos, la falta de capacitación en el personal gerencial, el analfabetismos administrativo, el desconocimiento de la empatía laboral y comercial. La permanente subordinación a la especulación en un gramo de lechuga hace que el engaño se construya.
Sin duda, estimado lector que se sorprenderá en las próximas semanas, y le puedo asegurar en especial a nuestros lectores en los Estados Unidos, que la próxima vez que vaya usted a degustar una ensalada, se pueda preguntar honestamente: ¿La empresa que elaboró mi comida, es honesta con sus trabajadores?, ¿Qué calidad de materia prima contiene el producto que estoy consumiendo?, ¿Es una empresa que respeta a los trabajadores?, ¿Los trabajadores me respetan a mi como consumidor?
Me quedo por ahora estimado lector con la sentencia universal de Zun Tzu: “No existen malos soldados, lo que existen son malos Generales”
Comments