«Avanzar hacia la igualdad de género implica modificaciones estructurales de las relaciones entre mujeres y hombres y del acceso a derechos y recursos».
Así también, el primer Eje del Plan Estratégico de Desarrollo Nacional o Plan Bicentenario “El Perú hacia el 2021”, señala como objetivo nacional “la plena vigencia de los derechos fundamentales y la dignidad de las personas”, mientras que la Directiva para la Actualización del Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (Resolución N° 026-2017/CEPLAN/PCD), proyecta una pre imagen del Perú al 2030 que visualiza la sociedad peruana como pacífica, justa, inclusiva, libre de temor y de las violencias, sin corrupción ni discriminación y con igualdad de oportunidades. También la Política General de Gobierno al 2021 tiene como uno de sus lineamientos específicos “promover la igualdad y no discriminación entre hombres y mujeres, así como garantizar la protección de la niñez, la adolescencia y las mujeres frente a todo tipo de violencia”.
Ahora bien, avanzar hacia la igualdad de género implica modificaciones estructurales de las relaciones entre mujeres y hombres y del acceso a derechos y recursos; se trata de una transformación social profunda para el cierre de brechas; construir un país que garantice a mujeres y hombres una vida libre de violencia y discriminación.
La identificación de barreras que limitan o impiden el ejercicio de derechos de las mujeres es un requisito necesario para iniciar el proceso de reflexión profunda que permita dar el salto cualitativo y cuantitativo hacia políticas coherentes que propongan la transformación de desigualdades estructurales.
Es deseable que la visión de futuro del Estado como tal, unitario e indivisible, contemple la transversalización del enfoque de género en sus instrumentos de gestión y planificación en sus tres niveles de gobierno y distintos sectores, identificando las acciones estratégicas necesarias para lograr los cambios propuestos, y mitigando el recurrente error de considerar que existen actividades de la vida política, económica o social “neutras” a las que no se les aplicaría el análisis de género.
Para conseguir cambios profundos debemos recordar que el cierre de brechas solo será posible en tanto se operativice el enfoque de género de modo transversal, el camino es largo y tal vez difícil, pero bien vale el esfuerzo para fortalecer la democracia y el Estado de Derecho.
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