Hemos llegado a una exageración del tema tanto que competimos inútilmente, “no te metas en el sector de otro” y así no podemos hacer país. Vivimos en un país geográficamente complejo, pero tenemos tantas riquezas de una gran geodiversidad inseparable de la humana: fauna, flora, mar y agua dulce, minerales metálicos y no metálicos.
AGROMIN hace eso, seguir trabajando juntos con todos los sectores. Y acentuando un esfuerzo de ver y hacer territorialmente, entre departamentos que forman regiones complejas habitadas y “manejadas” desde antes del Tawantinsuyo, siendo la Amazonía y el Océano y su costa el gran desafío republicano de hoy y del mañana.
La razón por la que nos unimos es porque ya no podemos seguir separados, ¿cómo le sacamos el provecho?, deponiendo las pasiones y no haciendo un uso racional de los recursos, sino de manera sustentable, durable, dejando las oposiciones extremas.
AGROMIN es esa plataforma donde todos nos oímos, buscamos consensos y donde todos buscamos propuestas, partiendo del diagnóstico y pronóstico interterritorial, desde abajo hacia arriba y viceversa, sobre todo enfatizando lo esencial el lugar donde se vive. Así, el “acondicionamiento del territorio y la planeación regional”, no sinónimo de departamental, será una realidad y no un inútil papel más.
Se puso en relieve que las actividades de la minería lideradas por productos básicos y preciosos, con creciente valor añadido y compartido, con mejor sostenibilidad multifactorial, así como el agro tanto el tradicional que nos alimenta en esta trágica pandemia, como el de exportación con espárrago, quinua, por ejemplo, dos actividades que se encuentran en crecimiento. Sus retos son complejos y no admite más postergaciones e indecisiones, son inseparables y en cierta medida similares. Hay que aprovechar nuestro potencial, pensando en estos dos sectores que nos impulsan a crecer.
Ninguna actividad económica se puede desarrollar si no hay agua. Aún no construimos unión. La política del agua es transversal, nos permite gerenciar la agricultura, la minería, la formalidad, tenemos que ponerle tecnología, recursos y profesionalismo. Agua es vida, el acercamiento tiene que ser hacia adentro, especialmente con el tema de la informalidad. Pensemos que los cambios no son lineales, preparémonos para los próximos cambios, como la continua migración y urbanización del Perú. Reparemos que el sector de la agricultura familiar nos ha dado de comer todos los días en esta pandemia.
Es más fácil destruir que construir. Hay que regresar a la educación y salud, pilares y condiciones sin las cuales no hay seguridad ni desarrollo, desde el empresariado o desde el Estado para construir confianza y cooperación cívica, ciudadana, sostenible, duradera, legado a las nuevas generaciones.
Hay que pensar en la gente, lo que queremos es un sólido y duradero bienestar de nuestro país, de todo su potencial humano. La minería no es una moda es una necesidad global, así como los alimentos, el agua, tanto para la subsistencia como para el progreso humano.
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