Vivimos en una mega ciudad y no solo en Lima.
Lima y el Callao, una conurbación, evidente unidad geoeconómica, geopolítica y geoestratégica, es una mega ciudad en el Pacífico sur occidental. Para algunos es una ventaja geopolítica, por ser vía insustituible hacia los centros de poder mundiales de Asia Pacífico, México, Estados Unidos de América y el Canadá. Otros vemos que, si el Perú no cuenta con medios de transporte, energía, comunicaciones, seguridad, y en otros sectores modernos y competitivos, su ventaja en relación a terceros Estados ribereños es débil o una ilusión fruto de visiones pasadistas del mundo.
Esta mega ciudad cuyas tremendas contradicciones se han hecho inocultables o justificables debido a la pandemia y las deficientes respuestas del Ejecutivo y gobiernos subnacionales, más muertos por millón de habitantes que lo imaginable, acumula un tercio de la población nacional, algo más de un tercio de la economía y diversas ventajas derivadas. Concentra instituciones públicas de los tres Poderes y otras entidades autónomas, que han seguido creciendo, muchas en inoperancia, pocas con ejemplar desempeño. Existe entre el orden legal y real de la economía, la política, la cultura y la organización social, y sus opuestos en ilegalidad con un puente de informalidades que no cesan de reinventarse.
Muchos ya no ven la ciudad como una estructura dualista, de solo dos polos, sino multipolar, como un complejo dinámico no planificado por la autoridad pública, sino acostumbrados ya a la informalidad, ilegalidad y prepotencia de muros y rejas de muy ricos y también de pobres.
Obsérvese creciente desigualdad entre áreas que mantienen su elevado nivel colectivo y otras decaen y terceras más que recuerdan la clasificación de los sesenta: áreas de subdesarrollo urbano interno, así como delincuencia endémica e incendios repetidos. La desigualdad de viene dando desde niveles intermedios hacia los más pobres.
¡En estos procesos no incidió la ilusión y mercadeo de buenos gobiernos!
Esa complejidad urbana representa un mecanismo de integración, no de carácter social, sino de poder, poder político de alcance nacional, ámbito y como lo recordaban desde concepciones distintas mas no polares, Marcos Kaplan Efrom y Aníbal Quijano Obregón y como lo constatamos en este proceso de pandemia en el resto de un período constitucional y desafío de realizar elecciones generales que sean respetadas.
Algo más de un tercio de la población de nuestra mega ciudad goza de las ventajas de la modernización y del crecimiento, no desarrollo, merced no solo a ventajas del acceso a los mercados y al poder político, sino al trabajo profesionalizado con esfuerzo. Áreas que hasta los años sesenta se les llamaba barriadas y áreas de subdesarrollo urbano interno, luego pueblos jóvenes y zonas de informalidad, son hoy distritos que han crecido, no desarrollado, reitero, en base a cadenas de producción y comercio a pesar del formalismo y legalismo estatales, sin olvidar que el sistema bancario no nació para ellos, pero hoy intermediarios bancarios y no bancarios son parte de su diario vivir. Esto se ha proyectado hasta conformar poderes locales-nacionales en varias ramas económicas legales-informales e ilegales, concretamente droga del narco poder y del contrabando, así como del vivir evadiendo la ley, vieja costumbre nacional de reyes a pajes y de abajo hacia arriba como lo denunciaban en 1749 Antonio de Ulloa y Jorge Juan en su “Noticias secretas de América”.
Tenemos papeles con aprobaciones formales, pero no hay vigencia de un Proyecto de Estado ni de esta mega ciudad. El empuje de migrantes de todo el Perú en la ocupación del territorio central costero y en consecuencia de sus expresiones en economía, política, redes sociales y cultura, por ejemplo, desde mercadillos populares hasta malls, ha dejado atrás visiones de colonialidad que venían de antes de la fundación de la República. Esta mega ciudad es de todas las sangres y será en lo futuro de migrantes de otros países que se afinquen. Olvidamos que el Perú es fruto de migraciones: precolombinas, coloniales, independentistas y republicanas. Obviamente la mayor migración es como se decía antes, de nuestras provincias del interior. Pepe Matos nos recordaba hace más de 10 años que en Lima hay más quechua hablantes que en el Cusco. Añado: en las relaciones que mantengo con muchas personas del interior observo variantes departamentales y aún provinciales del habla castellana en el Perú que no por azar van a la par de variantes de la gastronomía.
Qué bueno sería que en este Bicentenario se produjese un aporte a la memoria nacional con recreaciones digitales bien hechas por ejemplo de Lima antes de 1535. Recuérdese que hace 50 años no más se enseñaba que Pizarro fundó Lima en un desierto. Hoy sobra evidencia de la variada y rica ocupación del territorio en los tres valles centrales y si se quiere también en el Santa Eulalia. “Historia general de América Latina, de la UNESCO, recoge excelentes aportes sobre el amplio proceso histórico de nuestra región y del Perú en particular. Sabemos que había manejo del territorio y de sus recursos con base en conocimiento práctico y abstracto, del cual se han extraído lecciones para un mejor pensar y hacer. No olvidemos que hubo algunas películas que recreaban parte del paisaje humano colonial, más bien mexicanas, y pocas nacionales del período republicano. Ninguna ha tenido el impacto que tuvo en los sesenta la “Caliche sangriento” de un autocrítico cineasta chileno.
Para unos Lima fue o sigue siendo la horrible y de “los gallinazos sin plumas”. También el Callao, pero no La Punta. Para otros es la resurrección de Julius. En Lima y el Callao, como en áreas serranas y amazónicas sufrimos terrorismo y contraterrorismo y se escapó hacia zonas más seguras. Millones de migrantes internos son protagonistas de esta inacabada e incierta construcción de ciudad, de nación y de Estado. No solo limeños de todos los estratos sociales lucharon y murieron en la guerra contra la invasión chilena que hace poco algunos conmemoramos, Batalla de Lima, sino también provincianos cuyos apellidos que constan en los partes de guerra, son testimonio de su convicción patriótica.
También conmemoramos un aniversario de Villa El Salvador, fruto de limeños de varias generaciones, cusqueños, puneños, loretanos, iqueños, ayacuchanos, que lograron articulación con el poder del Estado y que hasta hoy constituyen aporte a la construcción de ciudadanía democrática. Nos falta construir desarrollo y seguridad sostenibles con el hermoso potencial que tenemos. Lo que pase o no en Lima-Callao gravitará en el futuro inmediato del Perú en su conjunto y más allá.
En Pueblo Libre, Lima. de menguado Bicentenario a enero de 2022.
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