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Foto del escritorManuel Bernales

Manuel Bernales / Si quieres la paz, ¡prepárate para la paz!


La guerra política, de comunicaciones, también mata


Las guerras se han realizado en campos o dominios que se han sistematizado progresivamente a lo largo de los años, por eso se emplean términos y expresiones viejos y nuevos para referirse a ellas. Desde antiguo una idea central es que la “batalla”, la guerra, se “gana siempre en la mente del comandante”; y su propósito es doblegar la voluntad del oponente, uno o varios, lo que no siempre es aniquilarlo. Para ese fin se emplean medios materiales e inmateriales antes, durante y después de la “batalla”.


La “movilización” o activación de dichos medios referidos en distintos ámbitos o campos inseparablemente relacionados, conlleva elementos de obligatoriedad y punición, en caso de no acatarse las decisiones. Pero sobre todo demanda que se cumpla con entusiasmo y convencimiento. De ahí la vieja sentencia: “Dolci et decori est pro patria mori”, y el máximo respeto por el heroísmo, casi siempre identificado con uniformados, y menos con las personas y grupos de los cuales emergen y se sustentan los cuerpos armados.


Esto ha dado lugar a la construcción de leyendas, crónicas, historias y prensa o propaganda en todo período y lugar. Es más, la historia la escriben los vencedores. Los jefes militares y políticos, por sí mismos o por sus escribientes. Ejemplos sobran.


En el mundo hay nuevas generaciones, el proceso de “juvenilización” con megatendencias de variado feminismo, entre otros movimientos sociales o megatendencias globales, perseguidas en regímenes como la República Popular China y Rusia, es explosivo y expansivo. Pero no se ha acompañado de un mejoramiento significativo de la educación e información popular. Hay evidencias y publicaciones nativas y mundiales como las del Banco Mundial y la UNESCO sobre la mala calidad de la educación de los pueblos. En el Perú vivimos a ras del suelo en pruebas PISA, en un período de más de dos generaciones en proceso de “deseducación”, que no confundo con mera información. A enorme distancia del ideal que se recogiera en “Aprender a ser” y en “La salud por el pueblo”.


Sin ir muy lejos, aquí y ahora, a miles de kilómetros del área de batalla: Ucrania, el principal, con netos alcances en Polonia, Báltico y Mar Negro, obviamente Rusia y Turquía, se libra el combate de prensa, propaganda, información, bloques de medios de comunicación grandes y redes electrónicas llamadas sociales, locales también transnacionales, para “cultivar la guerra en la mente de los hombres”, es decir, en genérico español, de varones y mujeres sea cual fuere su condición u opción de vida y de género.


Consumimos versiones que, así como en el Perú sin buena información histórica, (la fusilada “larga y compleja duración”), se remontan al velasquismo y otros al fujimorismo gobernantes, en el barrio y en el mundo pululan las narrativas sobre Europa, toda, no solo la occidental, esquematizadas, desmemoriadas, que se victimizan y culpabilizan mutuamente: el antiyanquismo descubre y destaca que los EEUU y la OTAN no cumplieron con pactos verbales con Rusia y que solo eso es la causa de la “guerra de defensa rusa”. Putin la llamó “operación especial”, con evidente empleo de términos y expresiones de su “narrativa” o versión de, que se había adelantado en su enunciado germinal hace más de 7 años: que la OTAN no avance hacia sus FRONTERAS ACTUALES


A la vez crecían los negocios de Europa y Rusia con China (de estas transacciones nos ocuparemos en otro escrito), y sobre todo, la dependencia europea de la energía. Casi en simultáneo perdían vigor los acuerdos mundiales sobre limitación de armas, sobre todo las peores, y se aceleraba la industria militar de todas las grandes potencias e inclusive de otras como Turquía, para no hablar de Corea de la “dinastía comunista Sung” y del armamentismo que baja del hemisferio norte en su conjunto hacia el Asia Pacífico e Indo Pacífico. También está renaciendo en nuestra América Morena. Lo veremos.


En este dominio no militar, pero inseparable de los otros de toda doctrina de guerra o de seguridad y de política exterior: la lucha por conquistar la mente de las personas, grupos sociales e instituciones, seguiremos viendo la localización del poder de la OTAN, pero no de Rusia. Pocos se atreverán a mencionar, sin afán de justificación o de sentenciar culpable, cuánto se parece y casi superpone, el máximo territorio de los zares, de dinastías basadas en la creencia autocrática de siglos, con el territorio de la URSS y el Pacto de Varsovia, frente a la OTAN, así como el mapa de Rusia pre Ucrania y post guerra en Georgia, por ejemplo.


Recordemos. Las “democracias populares” fruto de la repartición del mundo de la segunda Guerra Mundial, se volvieron hacia el occidente capitalista y de democracias liberales con distinto éxito, porque históricamente nunca quisieron pertenecer al espacio- mundo dominado por Rusia no obstante la inseparabilidad de varias de sus fronteras y zonas económicas. Larga es la lista,


desde las Repúblicas bálticas, hasta el sur del viejo continente, que temen del poder ruso, aunque necesitan de sus recursos naturales y varios productos industriales. Tienen el enclave soviético, ahora ruso, de Kaliningrado, ex Köenigsberg, Prusia oriental.


Situación que revoluciona en favor de Europa occidental, la Unión Europea y la OTAN desde la implosión de la URSS.


Tampoco olvidemos que el nazismo y otras ideologías que matan, antisemitismo, fanatismos cristianos, estalinismo, maoísmo, a ambos lados del rio Dnieper, siempre existieron y siguen existiendo: si no, que lo digan los migrantes, desde los tradicionales hasta los migrantes por el cambio climático, las guerras en oriente próximo y Asia Central y la agresión militar rusa.


En esta guerra de medios, información, ideologías, entran a tallar cada vez más desinformación y prejuicios viejos y nuevos que también forman parte de un diversificado mundo, nuestro multiverso, perdonen el término.


Entonces y ahora “la guerra te necesita”, como consumidor de ideas, creencias, mitos, leyendas, prejuicios, para que actitudes y conductas sirvan a esa “voluntad de dominio” puesta en acto y no solo en potencia.


Por ejemplo, estamos en la tercera y cuarta (¿?) ola de la pandemia de la que ya nadie habla si fue casual o parte de la guerra “moderna”. La cosa sigue. Shenzhen, más de 9 millones de habitantes, ha vuelto a ser “aislada” porque recrudecieron los contagios!! ¿Alguien dice ahora que la pandemia es una acción de guerra de China?


Veo la evidencia de un “deber de memoria”: Si quieres la paz, ¡prepárate para la paz! Esto comienza por empeñarse en que la verdad, basada en evidencias y estudios serios no en panfletería, aunque ahora emplee el socorro de wikipedia, no sea la primera víctima de la guerra, porque sin el mejor saber no podremos actuar bien, ni como televidentes ni como constructores de paz.


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