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Manuel Bernales / Reflexión politológica (2 de 7)


Volviendo ahora al sentido “empírico” en las ciencias sociales, la UNESCO, en sus primeros años de vida, realizó y editó un conjunto de monografías sobre La enseñanza universitaria de las ciencias sociales, publicadas en español por la Unión Panamericana en Washington.


La primera de ellas se refería a la ciencia política e indicaba una “lista temática” de asuntos o capítulos que caracterizaban, y en gran parte aún caracterizan desde hace cincuenta años, al estado de esta ciencia social básica, al decir de Maurice Duverger. Si se tomase ese listado como punto de partida para una reflexión politológica sobre la democracia, el resultado tendría que referirse esencialmente al fenómeno del poder en la sociedad y al Estado, en especial, en sus diversas manifestaciones o modalidades.


Si nuestro objeto de estudio, desde el ángulo de vista enunciado, es la democracia y no hay manera de separarla del estado, tendríamos entonces dos maneras de estudiarla, complementarias, tensas, contradictorias, no antagónicas, y no excluyentes:


- la democracia desde una perspectiva de teoría política normativa;

- la democracia desde una perspectiva de teoría política empírica.


A su vez, la primera puede verse en el sentido de la gran teoría y de la larga duración en ciencias sociales. La segunda, en el sentido de las generalizaciones empíricas, que pueden visualizarse en tres perspectivas graduales, imposibles de separarse de forma neta: la primera, que permite comprender una situación, la segunda de alcance medio, tomo prestada la expresión y sentido de Robert K. Merton, y la más amplia, que visa identificar regularidades, tendencias o leyes inherentes al objeto de estudio.


La democracia, ¿existe esa palabra en algunos idiomas de países importantes del primer mundo y del segundo, porque prácticamente ha desaparecido el llamado tercer mundo? es inseparable de concepciones sobre la persona en sociedad. ¿Es posible afirmar que exista una sola acepción de democracia; aun si se la concibe fundamentada, orientada e informada por los Derechos Humanos, toda vez que, aunque estos tienen un alto grado de aceptación no existe unanimidad mundial? (1)


A la luz de los hechos sociales y los estudios existentes, no resulta razonable afirmar que hay una sola acepción de democracia, aunque existen contenidos claves que se han ido construyendo desde distintas situaciones, diferentes culturas, diversos estados, variados fines y objetivos por los cuales los grupos humanos se han asociado para cooperar o luchar, a los que nos vamos a referir más adelante.


En el sentido de la teoría política empírica la democracia es vista como una manera legal de organizar el poder legítimo en el marco del Estado, para la realización de fines, objetivos o resultados del conjunto social complejo que se organiza y por ende de estudiar las relaciones formales y reales entre gobernantes y gobernados, según distintas formas de Estado, así como de condiciones económicas y sociales inseparables de lo político.


Lo expresado explica que los términos “gobierno”, “gobernabilidad” y “gobernanza” (2) están asociados íntimamente con democracia, estado y república.


Desde la Revolución de la Independencia de los Estados Unidos de América y la Revolución Francesa, que fueron procesos fundacionales de democracia en lo que se considera el mundo moderno en Europa y en las Américas, la idea está más unida al concepto y alcance de república que a otra forma de Estado, de democracia y de gobierno.


Sin embargo, de un lado, es evidente que existen importantes democracias en estados monárquicos con gobierno centrado en la autoridad monárquica o en la autoridad de un presidente o jefe de gobierno emanada de un parlamento y de elecciones; por ejemplo: en el Reino de España. ¿Puede, pues, concebirse la democracia al margen de una cosmovisión, de un ideal de vida, de persona, de mundo, y por tanto exenta de postulados ideológicos o de “impurezas”, ideológicas?


Referencia:

(1) La resignificación de la ética, la ciudadanía y los Derechos Humanos. (Marcelo Lobosco, compilador. Edición bilingüe español e inglés. EUDEBA. Buenos Aires.2004). Las visiones y propuestas de acción de la UNESCO pueden consultarse en:

http://portal.unesco.org/shs/en/ev.phpURL_ID=1827&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html

(2) “Diccionario de la Lengua Española” – Real Academia Española Editorial Espasa– 22ª. Edición – 2001”

Gobierno.

1. m. Acción y efecto de gobernar o gobernarse.

2. m. Conjunto de los ministros de un Estado. (...)

4. m. Distrito o territorio en que tiene jurisdicción o autoridad el gobernador. (....)


~ absoluto.

1. m. Aquel en que todos los poderes se hallan reunidos en una sola persona o cuerpo, sin limitación, especialmente en un monarca.


~ parlamentario.

1. m. Aquel en que los ministros necesitan la confianza de las Cámaras, o al menos de la elegida por voto más popular y directo.


~ representativo.

1. m. Aquel en que, bajo diversas formas, concurre la nación, por medio de sus representantes, a la formación de las leyes.

1. loc. adv. Para que pueda ajustar sus planes, su conducta, etc., a lo que se comunica.

servir de ~ algo.

1. fr. coloq. Servir de norma, de advertencia o aviso.


Gobernabilidad.

1. f. Cualidad de gobernable.

2. f. gobernanza (arte o manera de gobernar).


Gobernanza.

1. f. Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía.

2. f. ant. Acción y efecto de gobernar o gobernarse.


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