Uno de los más graves daños o el peor, de los años de “deseducación” cívica, económica, histórica, geográfica, ética y moral del Pueblo de nuestra República, es la casi erradicación de la conciencia de Patria.
El pueblo en su conjunto, sus diversos componentes tensiones, conflictos, convergencias y ojalá positivas sinergias, debe ser nuestro ánimo vital y compromiso ciudadano: Desde el corto plazo, en que conmemoramos y celebramos el Bicentenario de la Independencia de España. Hay próximos Bicentenarios. Hasta el más largo, cultivando generaciones venideras. Pasando por períodos constitucionales de gobierno, mediante un “Plan del Perú” en democracia con justicia social y cultivo de buenos factores cohesivos. Un “Plan del Perú” ha sido reiterado desde los albores independentistas desde lo público y lo privado.
Construir un Perú sostenible, tener y mejorar conciencia de Patria, exige superar odios ciegos que nos matan desde antes de esa primera independencia a lo largo de toda la vida republicana. Demanda reconocer que todos los regímenes de gobierno, aún en los más enlodados desde 1992, con todos sus ex presidentes caneados, acusados e investigados, hubo peruanos de ambos sexos que dieron testimonio de buen desempeño sin mácula de corrupción. Lo mismo vale para gobiernos de los departamentos, provincias y distritos, así como para entes constitucionales y autónomos. Es irracional y mentira decir que nada en 200 años tuvo eficiencia, honestidad e integridad.
La corrupción e ineficiencia endémicas no se llevó a fardo cerrado a todas las personas. Si no, ninguna persona que haya sido ministro y que actúe en política estaría a salvo de duda y debería investigarse lo que consta en actas del Consejo de Ministros, contratos internos e internacionales.
Las corrientes de puros e inmaculados, acrecentadas por prensa y redes vigentes, no son depositarios de la verdad y el bien ni de la sanación del Perú. Tienen su lugar, su rol y su responsabilidad.
Yo quiero a mi Patria limpia en lo jurídico, político, moral, económico, social, cultural, como en lo ambiental. Limpia de corrupción, demagogia, ineficiencia, simplificaciones y creencias increíbles.
Quiero que sepamos cantar y vivir el Himno Nacional del cual recién en los setenta del siglo pasado se cantó “En su cima…”
El pueblo y el sistema institucional en su conjunto, tiene el derecho y el deber de preservar y dar uso sostenible, durable, al rico y diverso patrimonio, de la Patria Peruana, simbolizado en el Escudo Nacional: los tres reinos naturales, más implícitamente, el agua y el aire insustituibles.
Debemos hacerlo sin pausa y con un Plan del Perú que se facilita porque, paradójicamente, en la pasada campaña electoral, no ha primado el compromiso con un Plan del Perú, sino lemas y promesas de campaña con su razón de ser y que no son palabras mágicas para gobernar con justas realizaciones.
Solo así, aunando experiencia, talentos, vocaciones de servicio, decisión de profundo cambio estructural y trabajo en equipos, el lema republicano se hará realidad:
“Firme y Feliz por la Unión”.
Comments