A modo de síntesis: Todo el mundo sabe que la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania arguyendo una “operación especial”, “desnazificación” y “neutralidad” impuestas sin maquillaje por Putin y la elite o minoría dominante en Rusia, con la completa subordinación de su aliada dependiente: Bielorrusia.
Rusia, con soporte militar de Bielorrusia, desencadena una ofensiva a gran escala —desde la frontera norte de Ucrania hasta el Mar de Azov, con dirección a Odessa y más allá— exigiendo intervención decisiva en la vida política y económica de los ucranianos, en su soberanía, independencia y autonomía, pero sin declaratoria de guerra, solo arguyendo una “amenaza a sus intereses vitales” por la OTAN y la Unión Europea.
Esta gran operación militar por aire, mar y tierra se ha mezclado con problemas y tendencias europeas y mundiales preexistentes agravándolos y golpeando especialmente a Estados y poblaciones en desventaja, no solo en Ucrania, sino allende los mares, hasta nosotros.
Desde Bloomberg hasta la ONU, pasando por prensa especializada, universidades, centros de pensamiento e influencia, señalan que no solo por la pandemia sino también por la inflación se dan las grandes carencias de consumo y producción, en particular con lo referido a fertilizantes y alimentos.
Hace muchos años se sabe la importancia de Ucrania y Rusia en la producción agrícola y en el suministro de energía a Europa occidental. Lo que no se analiza es la relación entre esos asuntos y otros en nuestro doméstico y casi miope circunstancia nacional, principalmente las relaciones entre el recurso hídrico y los sistemas de apoyo económico y social para la vida de grupos campesinos, productores rurales de alimentos quienes, precisamente, han alimentado los mercados populares y de mayor ingreso con pan llevar en este tiempo de pandemia, desigualdad social y terrible calentamiento global.
Urge superar la focalización y la superespecialización con enfoque micro de proyecto y costo-beneficio financiero como determinante del quehacer en el campo concreto de los fertilizantes, porque solo ellos no resuelven el problema de producción y productividad de los subsectores agropecuarios tradicionales, intermedios, modernos en las tres grandes regiones del Perú.
Grandes convulsiones se han desencadenado por la agresión de Rusia a Ucrania, en rigor guerra de agresión no declarada según el derecho internacional vigente, debido a la visión y misión determinada por su autoridad y liderazgo autocráticos.
Esta es, como otras expresiones y términos empleados, una tipificación de ciencia política y derecho comparado. Sin embargo, aún existen relaciones comerciales entre conjuntos enfrentados.
Pese a sanciones impuestas y otras en respuesta, ambas escalando a mayor gravedad cada día, no se han dañado ductos de gas, sino que Rusia ha cortado suministro a Estados vecinos de Ucrania, mientras que la Unión Europea busca prontos y masivos reemplazos de su proveedor —con el que siguió negociando a pesar de las “sanciones” por haberse apropiado de Crimea en 2014—.
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