Filosofía, educación y sociedad global
Sin embargo, hay una visión restringida, que racionaliza una práctica profesional o gremial de la filosofía en el sentido de tomar el Programa de Filosofía de la UNESCO como un compartimento estanco, de filósofos, para filósofos. Algo similar ocurre con el Programa de Ética. Tal perspectiva limita el potencial, contribución y posibilidades de la filosofía a un espacio estrecho y una óptica reducida.
En cambio, la visión totalizadora de la filosofía es inseparable de las otras prácticas sociales que están asumidas en los otros grandes temas de la UNESCO. Un ejemplo de la primera es la reducción de la filosofía al campo de la educación. Y un ejemplo de la segunda es el diálogo de la filosofía con todas las otras ciencias, disciplinas y saberes, incluidos, por supuesto, los saberes tradicionales, que hoy la UNESCO, probablemente con un énfasis verdaderamente nuevo, está valorando. Ver al respecto: Declaración y Plan de Acción de la Conferencia Mundial sobre la Ciencia, Budapest, 1999 y la Declaración sobre Patrimonio Inmaterial, las cuales se suelen ver en la perspectiva de los sectores Ciencias Exactas y Naturales y Cultura respectivamente, reafirmando una lectura sesgada y no en una perspectiva de totalidad, complejidad, interdisciplinariedad, y transdisciplinariedad, como se dice ahora, que sí se encuentran caracterizando las obras muchos clásicos de la filosofía y de las ciencias.
Quiero llamar la atención sobre los fundamentos filosóficos de grandes decisiones de la UNESCO y de las Naciones Unidas: la Nota Técnica del Director General de la UNESCO para la Conferencia Mundial sobre Desarrollo Social (Copenhague, 1995), que marcó un hito en la conceptuación filosófica, jurídica, económica y política de los derechos humanos en la superación de la pobreza, basada naturalmente, en la Conferencia Mundial sobre los Derechos Humanos (Viena, 1993); también la citada Declaración y Plan de Acción de la Conferencia (Budapest, 1999); la Declaración de Santo Domingo que América Latina y el Caribe preparando la Conferencia de Budapest; la Declaración y Programa de Acción de la Conferencia de Educación Superior (París, 1998); el Seminario Internacional de Centro América (Honduras, 1998) como contribución a la Conferencia Internacional de París; y la Declaración y Propuestas de la Conferencia sobre Políticas Culturales para el Desarrollo (Estocolmo, 1998).
En el mismo sentido es imposible comprender el contenido y alcances de los Informes “La Educación encierra un tesoro” (Jacques Delors, 1994) y “Nuestra Diversidad Creativa” (Javier Pérez de Cuéllar, 1995), al margen de la contribución de la filosofía y en especial del fecundo debate entre filósofos y cultivadores de las ciencias sociales y humanas.
Por lo expresado el Programa de Filosofía y Ética en el Clúster MERCOSUR+Chile, impulsado desde la Oficina Regional de Ciencia en Montevideo, planteó la discusión de los temas centrales del Día de la Filosofía en sus distintas ediciones, con una perspectiva estratégica propia, vale decir, desde la pobreza y la desigualdad de nuestras sociedades, desde nuestra diversidad cultural y política, desde nuestros esfuerzos para superar la pobreza y para avanzar en la integración, en un mundo de una globalización fracturada que beneficia al 5% de la humanidad y tiende a excluir al resto, así como el modelo económico prevaleciente prácticamente ha liquidado las clases medias en algunos países y ha condenado a la exclusión a importantes sectores de la sociedad, especialmente niños, mujeres, indígenas y afro-descendientes, a la par que ha desarticulado los aparatos de Estado y los servicios públicos esenciales a los que tiene derecho toda la persona y todas las personas, parafraseando a Francois Perroux, por exigencia de su eminente dignidad.
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