Gestión de complejidad desde las bases. Reflexiones para la promoción humana desde territorios mineros-agropecuarios.
Quienes sostienen esa visión "occidentalcéntrica", por la fuerza de los hechos han cedido terreno a otro polo o extremo de concepción y práctica en minería e industrias extractivas: el polo inicialmente crítico del "enclave minero metalúrgico", expropiador de tierras comunales, devenido anti extractivista en general y antiminero, en particular.
Esta otra mirada, ha realizado críticas a los efectos negativos observables en la minería e industrias extractivas; se ha movido desde algunos parámetros derivados del marxismo leninismo, hasta los del "liberalismo social", del ambientalismo conservacionista, naturalista, casi siempre asociado a indigenismos, así como a la denuncia de abusos empresariales observados en el ciclo de proyecto. Pero nadie de esta tendencia ha propuesto que la solución sea una gestión al estilo fracasado y dañino de economía centralmente planificada. Esta perspectiva enarbola la bandera de los Derechos Humanos, así como "derechos de la naturaleza" y prioridad de la mujer mediante “enfoque de género", que en no pocos casos desborda o algunos distorsionan la prioridad de protección al ser humano en sociedad como tal, por tanto, a personas y grupos de variado mestizaje, campesinos o indígenas pobres, niños, mujeres y ancianos, esto es, vulnerables.
Hay experiencias y desarrollo de teoría y doctrina, (no es lo mismo), sustentadas en los Derechos Humanos, íntegros e integralmente concebidos, en muchos países, mediante redes y grupos de tarea en el campo y en universidades. Se ve la actuación de grupos y redes para la protección de los bosques, el paisaje natural, la producción limpia del oro, desde la etapa de financiamiento, hasta el "cierre de mina", parte olvidada del ciclo de proyecto. Doy testimonio de equipos conformados por universidades, ONGs críticas del sistema, embajadas, Fuerza Armada, Policía Nacional, y entidades del sistema de las Naciones Unidas en el Perú y otros Estados.
En ambos polos o extremos hallamos personas que pertenecen a partidos o movimientos políticos de centro izquierda y de centro derecha. Los partidos políticos en cuanto tales no participan, aunque en comisiones y grupos de trabajo tengan afiliados o simpatizantes.
En los hechos, conozco casos en que hay intervención de uno o más partidos políticos en el terreno de inversiones extractivas y mineras en particular, pero ellos, como tales no están en los grupos de negociación con lo cual se acomodan para nuevos problemas, tensiones o conflictos. En el período de gobierno 2011-2015 para conjurar, no solucionar, un grave conflicto, se realizaron conversaciones con un importante partido de neta izquierda y luego se consensuaron acciones para que no escale el conflicto. Puedo decir que las partes cumplieron lo acordado. No se ha solucionado el problema, pero si hubiese regido un criterio "apolítico", "técnico", no se habría logrado un acuerdo que por lo demás no salió a la luz pública, y eso garantizó su cumplimiento.
Los partidos están crecientemente devaluados y no actúan directa y visiblemente. Algunos están en vías de extinción. En la macro región sur andina y sur amazónica están a nivel comunal, distrital y provincial, incluyendo agrupaciones como la liderada por Antauro Humala. Algunos reportes periódicos sobre conflictos de claro y comprensible sesgo legal y de derechos humanos omiten estos actores que trabajan, reitero, en Loreto, Cusco, Apurímac, Puno, Moquegua y Tacna, por citar algunos departamentos.
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