Amazonía: ¿se depreda y desperdicia o vale un Perú?
Mientras la prensa escrita y otras a escala nacional siguen con las reglas y otras artes estudiadas en "La Propaganda Política" -Jean Marie Domenach, 1962, EUDEBA. "Reglas y técnicas: simplificación y enemigo único; exageración y desfiguración; orquestación; transfusión; unanimidad y contagio. Además: Contrapropaganda; y El mito, la mentira y el hecho”-, ¡algunos acontecimientos en la Amazonía peruana vuelven a ser señalados como indicios de baja gobernanza!
Señálese evidencias como los repetidos daños por obsolescencia, falta de mantenimiento, cortes deliberados por terceros, uso de la fuerza y de la amenaza de la fuerza para que se acepten las exigencias de dirigentes de pobladores indígenas y no indígenas en tramos del Oleoducto Nor Peruano, a la vez que el Estado, dos niveles de gobierno, central y regional, y empresa operadora, vuelven a las urgencias del diálogo, acuerdos, actas y déficit de cumplimiento.
Esta crónica aún es interna. El petróleo en Loreto, a escala internacional es menos negocio que la tala ilegal que sí es parte de un TLC con los Estados Unidos de América, leyes nacionales y convenios o propósitos multilaterales como los de adaptación y mitigación al Cambio Climático, así como la protección y uso racional de la Biodiversidad.
Esos hechos, ya rutina, tala ilegal especialmente, se dan en el mismo espacio geográfico, natural, humano, cultural, económico e internacional, que la generalizada informalidad, defectiva provisión de servicios públicos esenciales, -salvo, paradójicamente, el combustible por la red que aún queda de PetroPerú-; sigamos: contrabando secular, la narco-economía y no menos importante, mejor estado de los servicios públicos y negocios privados en países vecinos. Nuestra frontera amazónica es muy "porosa", vulnerable y desfavorable en su "estatura estratégica" si permiten la analogía, con la de vecinos.
Último y no menos importante es la corrupción generalizada que se enraíza en la época del boom cauchero y el genocidio, así como la impunidad, tanto en el medio rural como en la red de asentamientos humanos, ciudades y sus cabeceras, principalmente Iquitos, Pucallpa y Puerto Maldonado. Asimismo, para no olvidar, en ese panorama en Colombia y su geo influencia, se mantienen grupos políticos armados, nombrados como guerrilleros cuando negocian con el gobierno, terroristas, cuando no.
En el Perú, Ecuador, Colombia y Brasil, hay también actores individuales y organizacionales, dirigentes indígenas, ONGs, iglesias y pequeños partidos o fracciones que preconizan no solo autogestión sino autogobierno y libre determinación territorial, lo que evidencia un sentido de divergencia o colisión con la constitucionalidad de Estados Unitarios y aún de la República Federativa del Brasil. Colombia tiene normas y situaciones especiales, inclusive en materia de aplicación del derecho de consulta previa e importante producción petrolera.
Otra cosa es lograr buena descentralización y potenciación de municipalidades cuyos municipios, formados por ciudadanos indígenas preponderante, no exclusivamente, constituyan partes apoyadas por una Política de Estado Amazónica, que comprendería alrededor del 62 por ciento del territorio nacional, 11 departamentos, que empecinadamente llamamos regiones, 5 completos y 7 con zonas importantísimas amazónicas.
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