Las personas adultas mayores y el reto del envejecimiento saludable en el Perú
Solo el 26.7% de las mujeres adultas mayores del país tiene una pensión de jubilación, frente al 55.4% de los hombres adultos mayores (INEI, 2020). Si se compara los niveles de pobreza entre las personas que viven en áreas rurales con los hombres adultos mayores no pobres de áreas urbanas, solo el 0,1% de los primeros tiene acceso a una pensión de vejez frente al 45,6% del segundo grupo (Olivera, 2015). Finalmente, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), el 32.7% de los hogares son conducidos por una persona adulta mayor (60 años y más) y el 61.1% de estos hogares son dirigidos por hombres y el 38.9% por mujeres.
Esta problemática tiene un común denominador a nivel mundial, puesto que muchas personas mayores, sobre todo en Latinoamérica, carecen de acceso a los recursos básicos necesarios para disfrutar de una vida digna, encontrando múltiples obstáculos para participar en la sociedad con plenitud; razón por la cual la Asamblea General de las Naciones Unidas ha denominado a la década del 2021 al 2030 como La Década Del Envejecimiento Saludable[1], concibiéndola como principal estrategia para construir una sociedad para todas las edades, buscando aunar esfuerzos entre los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los equipos de profesionales, el mundo académico, los medios de comunicación y el sector privado; encaminados a mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades. Planteándose cuatro áreas de acción al respecto:
ÁREA DE ACCIÓN I: Cambiar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos hacia la edad y el envejecimiento: A pesar de las contribuciones y acciones que los adultos mayores han hecho a sus comunidades y familiares, todavía hay muchos estereotipos, prejuicios y discriminación hacia las personas en función de su edad, particularmente en las personas mayores. Sobre el particular, la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas de Edad[2] aboga específicamente por la importancia de garantizar que los adultos mayores reciban entre otros derechos fundamentales independencia y autonomía, consentimiento informado en la materia de salud, reconocimiento igualitario ante la ley, seguridad social, accesibilidad y movilidad personal. La adopción de esta Convención promueve el compromiso económico, social, político, educativo y cultural de las personas mayores.
Sin embargo, las condiciones laborales en Perú, de por si complicadas, y las políticas económicas aplicadas en los últimos años ha permitido que la mayoría de los peruanos pasen a un sistema de pensiones privado deficientemente normado, sumado a ser discriminados en el mercado laboral por su edad, lo que ha limitado el acceso a una vida digna por parte de los adultos mayores, que apenas acceden a pensiones irrisorias, limitando su autonomía, tanto como el acceso a servicios de seguridad social adecuados. Ante tal escenario el Estado Peruano intenta ensayos de asistencia social que no brindan una solución sostenible a la precaria situación económica de la población adulta mayor, el consecuente aislamiento social y político.
ÁREA DE ACCIÓN II: Asegurar que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores: Para lo cual se debería procurar entornos físicos, sociales y económicos, tanto rurales como urbanos, como determinantes importantes del envejecimiento saludable y parte de las poderosas influencias en la experiencia del envejecimiento y en las oportunidades que ofrece el envejecimiento. Para lo que se ha solicitado se amplíe la Red Mundial de la OMS para las ciudades y comunidades amigables con las personas mayores.
En esta línea de acción, tanto el gobierno peruano como los gobiernos sub nacionales, realizan esfuerzos por atender a la PAM, implementando espacios técnicos de asistencia como son el CIAM (centro integral del adulto mayor), CAM (centro del adulto mayor), a través de los cuales se vienen planteando espacios que buscan integrar a la población adulta mayor en espacios que les permita permanecer activos en la sociedad. Sin embargo, el acceso aún sigue siendo muy restringido sobre todo para la población que ya no es autovalente, que se encuentra en el ámbito rural y la que no tiene acceso a un seguro social, dejando fuera del sistema a un buen porcentaje de la población que no conoce o no accede a este tipo de servicio, dejándonos como tarea pendiente el reto en busca del cierre de brechas.
ÁREA DE ACCIÓN III: Ofrecer atención integrada centrada en la persona y servicios de salud primaria que respondan a las personas mayores: Que busca que los sistemas de salud estén preparados para ofrecer atención sanitaria de buena calidad a las personas mayores que se integre entre los proveedores y los entornos y esté vinculado a la prestación sostenible de atención a largo plazo.
[1] OPS Década del Envejecimiento Saludable en las Américas (2021-2030)
[2] Adoptada en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en junio de 2015, de la que forma parte PERÚ
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