En el panorama y procesos citados, América Latina y el Caribe, entran a una etapa de marginalización relativa y pérdida de posición e influencia en el sistema mundial del poder y la coexistencia de distintos sistemas (o regímenes) de democracia, forjados al estilo de los modelos o paradigmas, que sucesivamente se erigieron en postulados, mitos y dogmas políticos, económicos y sociales, aplicando el sentido en que los ha distinguido y vinculado Augusto Salazar Bondy en “Mitos, postulados y dogmas de la Reforma Universitaria” (Lima, UNEC, 1961).
El estudio histórico, actual y prospectivo así como analítico y comparativo, revela que en la democracia hay un núcleo de nociones y proposiciones difícilmente recusables, tales como, en términos enunciativos se indica a continuación:
Las elecciones y los partidos u organizaciones políticas, no son, per se, sinónimo de democracia; aunque procesos que aseguren su existencia sometidos a la ley y las buenas prácticas de control social y publicidad, tanto como el voto universal, libre, directo y secreto, junto con libertad para la propaganda, agrupación, etc., constituyen condiciones deseables, perfectibles y necesarias, mas no suficientes, para que exista democracia.
Las desigualdades sociales profundas, empeoradas por la corrupción y la impunidad (ver: UNESCO, Revista Internacional de Ciencias Sociales - unesco.org/shs/issj) pueden hacer no viable el consenso y legitimidad obtenidos o mantenidos por elecciones periódicas, al introducir o desarrollar conflictos de intereses antagónicos, por la continuidad o activación de inestabilidad, no necesariamente polarización, sino fragmentación y su consecuencia, escasa o nula "gobernabilidad" o “gobernanza”.
Los "mass media" transnacionalizantes, constituyen, sea en monopolios privados, extranjeros o nacional-estatales, poderosas herramientas que determinan resultados electorales: "gobernar es hacer creer". Por lo común reactivan o forjan "mitos-movilizadores" y de "encuadramiento colectivo"; son los "grandes electores".
El pluralismo de grupos, movimientos y partidos u organizaciones políticas tienen al presente mayor atractivo internacional que sistemas que consagran o mantienen una sola opción o un bipartidismo -excluyente de otros desarrollos.
La crisis económica endémica, deuda externa, desigualdades sociales y doctrinas o normas legales de "seguridad nacional" imperiales o semilocales no democráticas, no aseguran sino niegan o socavan las más elementales bases económicas, sociales, culturales y jurídico-políticas de estabilidad y democracia efectiva.
Las intervenciones políticas, económico-financieras y, sobre todo militares directas o indirectas, no "crean" ni "consolidan" democracias, aún las de carácter restringido: por su naturaleza y carácter consolidan o crean "democracias cosméticas" o bajo tutela; anulan o enervan el sujeto principal de cualesquier sistema de democracia: el pueblo y sus organizaciones sociales, económicas, culturales y políticas.
La hipertrofia del poder real y aún legal, de Fuerzas Armadas y Policiales, no pocas veces con instrumentos paramilitares han conformado regímenes o sistemas no democráticos.
El "narco-poder", descriptivamente Ilamado "narcotráfico", asociado o no a grupos de privilegio y de poder nacionales o transnacionales, y a renovados grupos de delincuencia internacional, representa un factor de desnacionalización y autoritarismo, asi como negación de los Derechos Humanos y su posibilidad de vigencia.
Fuerzas o grupos insurgentes, con ideología dogmática, praxis terrorista asociados o no al narcopoder, constituyen grave amenaza a los intereses vitales de los sujetos principales de la democracia: el pueblo y sus organizaciones.
Sistemas electorales que no sean parte de sistemas de normas, garantías y derechos políticos de ejercicio del poder, tales corno la revocación, la fiscalización, el control, la interpelación, la comunicación y la información abierta y oportuna, accesible a todos, sin barreras u obstáculos de diversa índole, poco pueden hacer por si mismos para construir democracias.
La riqueza y el potencial latinoamericano y caribeño, tienden a destruirse por políticas intervencionistas y no a preservarse como parte de las identidades e intereses nacionales, regionales y continentales que puedan expresarse en regímenes diversos que coexistan y cooperen en mutuo respeto.
La participación del pueblo, organizaciones diversas e individuos, de distintas clases o sectores sociales junto con los partidos, constituye en el mundo actual y en América Latina en particular, el eje principal sin el cual aún con buenos o aceptables sistemas electorales no hay democracia o se enerva su construcción.
Hay en el continente americano diversos caminos nacionales o subregionales a la democracia; de entre éstos el estadounidense es el más atípico; por tanto, mal puede tomarse o postularse como único ejemplo a seguir; aunque en sus precursores y fundadores hay valiosos elementos teóricos y pragmáticos que es deseable conocer y considerar para otras realizaciones, a condición de que no haya "calco ni copia".
Paradigma político de democracia, abierto, adaptable, perfectible, sería, por tanto, uno que posibilite o asegure en forma prospectiva y no lineal así como plural, una influencia permanente, constante y determinante de las fuerzas sociales y políticas que representan los grupos sociales mayoritarios en:
• La elección de los gobernantes (nación, región o gobierno local), en forma autónoma no apendicular a la de otras autoridades.
• Las reglas de su comportamiento, representación y revocación, en su caso.
• La determinación de los contenidos y requisitos fundamentales de las políticas públicas internas y externas que en última instancia son exclusivas, del Gobierno Central o muy poco compartidas con otras instancias de dirección y gestión de la cosa pública o de actores como partidos y movimientos sociales, aunque hay una tendencia a la participación de éstos (Política Exterior, Políticas de Seguridad y de Defensa, Política de Gobierno Interior o Interior); inclusive se habla de “diplomacia ciudadana” y de “diplomacia parlamentaria”.[9]
• La selección de los administradores públicos civiles, militares y policiales, acorde a normas constitucionales asi como las que rigen su actuación y responsabilidad; y en la capacidad para fiscalizar, sancionar o remover, como se empezó a indicar, éstos y aquéllos; de tal manera que:
• existan opciones institucionales, basadas en una regla objetiva de derecho, para que todo el proceso permita reducir las áreas de conflicto y disenso y acrecentar las de solidaridad y consenso.
Como sistema-concreto o régimen, supone contrapesos y balances entre los órganos: ejecutivo, judicial, legislativo y electoral del poder estatal y una autonomía relativa de ellos dentro de la Constitución y leyes principales.
Descansa en la hegemonía o primacía de los intereses de los grupos sociales mayoritarios, plural y no reduccionistamente expresados, en funcionamiento dialéctico y sin etnocentrismos, ni exclusiones ni privilegios sectoriales, grupales o estamentales, junto a las tareas de construcción nacional, hay otros desafíos que están a la orden del dia en nuestra región:
El autocentramiento de las economías y su integración interna e internacional gradual, a través de formas plurales de concertación, cooperación y desarrollo de emprendimientos y alianzas estratégicas, en el marco de una efectiva política para asegurar la competitividad con justicia y equidad de la nación, del estado nacional con integración internacional e inclusión social en lo interno, --no sólo la mera capacidad de ganar mercados de alguna de sus partes--, que ayuden a erradicar la miseria y la dependencia, so pena de marginarse del proceso mundial del poder o ser estados de dudosa viabilidad
Referencias:
[9] Ver, especialmente, “Los conceptos jurídicos y políticos de la seguridad y la defensa” de José Manuel Ugarte, editorial Plus Ultra S.A., Buenos Aires, diciembre 2003; asi mismo Andrés Serbín y otros autores en la bibliografía de la página electrónica de la UNESCO que se encuentra al final de este ensayo.
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